Encinero y más allá: Madrid explora el potencial de sus variedades autóctonas
El Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA) recupera la marca Encinero para un vino tinto propio y experimenta con un blanco singular elaborado a partir de variedades tradicionales de la región. Una apuesta decidida por la identidad varietal madrileña y la innovación enológica desde la Finca El Encín.
Madrid avanza en la consolidación de una identidad vitivinícola propia. El Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA) ha relanzado recientemente la marca Encinero, un vino tinto elaborado en sus instalaciones de la Finca El Encín, y ha iniciado la producción experimental de un blanco singular a partir de uvas autóctonas. Ambas iniciativas ponen el foco en la recuperación varietal y la valorización del viñedo tradicional de la región.
El tinto Encinero, correspondiente a la añada 2022, es un coupage de Tempranillo y Cabernet Sauvignon con una crianza de ocho meses en barricas de roble francés y americano. Aunque no está destinado al circuito comercial, este vino representa un ejercicio de precisión enológica que refuerza la capacidad técnica del IMIDRA para producir vinos con estructura, equilibrio y potencial de guarda.
Pero el verdadero salto cualitativo se perfila con el proyecto del vino blanco. A partir de una cosecha experimental de 200 kilos de uva recolectada en 2024, se ha obtenido una producción muy limitada —en torno a 115 botellas— con un ensamblaje inédito en el panorama madrileño: 70% Malvar y 30% Moscatel de grano menudo. Esta combinación persigue un perfil aromático intenso, boca fresca y buena persistencia, alineado con las tendencias actuales del mercado hacia blancos expresivos, de origen definido y baja intervención.
Instalaciones del IMIDRA.
La variedad Malvar, histórica de la Comunidad de Madrid, había caído en segundo plano frente a otras castas más conocidas, pero destaca por su capacidad productiva, adaptación al medio y perfil versátil. Su recuperación, junto con el uso de Moscatel, responde a una estrategia de diferenciación que bebe tanto del conocimiento tradicional como de la investigación más puntera.
En este sentido, y mientras otras regiones buscan nuevos caminos a través de híbridos o ediciones limitadas con variedades recuperadas, Madrid comienza a trazar su hoja de ruta desde la autenticidad varietal. Encinero es solo el principio de una viticultura que quiere mirar hacia el origen sin renunciar a la innovación.
La colección de vides conserva ejemplares históricos
La Finca El Encín, sede del IMIDRA, alberga la mayor colección de vides de Europa y la tercera del mundo en cultivo ecológico, con cerca de 3.900 accesiones en 10 hectáreas. Este patrimonio genético constituye una base inestimable para el desarrollo de nuevos vinos con personalidad propia y sentido de lugar. Además, el museo ampelográfico cuenta con 200 variedades para la investigación y la aportación a viveros.
Su origen data de finales del siglo XIX, cuando comenzó a conservarse el material genético que se estaba perdiendo a causa del parásito de la filoxera, que destruyó más de un millón de hectáreas de viñedo europeos. Se trasladó a esta finca en 1950 y, desde entonces, se ha completado con envíos de zonas vitícolas nacionales e internacionales.
Actualmente se extiende sobre 10 hectáreas de cultivo ecológico y cuenta con ejemplares de incalculable valor, como la denominada Teta de Vaca, del siglo II. También se han recuperado otros frutos, como la uva Hebén. De origen norafricano, se encuentra mencionada ya en el siglo XVII. Se creía extinta en la región, pero ha sido localizada y registrada en la colección.
Los técnicos analizan la evolución, calidad y viabilidad de estos y otros productos, y mantienen una colaboración fluida con otros centros. Así ocurre con el Banco de Semillas de las Islas Svalbard de Noruega, la mayor reserva de cultivos del planeta y salvaguarda de la alimentación mundial. La región se unió a la expedición de 2024 para llevar semillas de tomates, trigo duro, cebada y avena autóctonos.
El Gobierno regional ha aportado este año un total de 3,8 millones de euros entre ayudas al sector vitivinícola regional y la Denominación de Origen Protegida (DOP) Vinos de Madrid. Se han destinado a la reestructuración y reconversión de viñedos, la promoción en terceros países y la renovación de instalaciones.
Actualmente la DOP aglutina 43 bodegas, más de 2.700 viticultores y casi 6.000 hectáreas diferenciadas. En la última campaña alcanzaron 35.710 hectolitros (un 0,37% más que en la de 2023/2024), así como 268 marcas.








