120 años de Sàbat: donde cada cierre cuenta una historia

De un pequeño taller de fabricación manual hasta convertirse en un referente internacional en soluciones metálicas para el cierre de vinos espumosos. Esta es la trayectoria de Sàbat Lligats Metàl·lics, una empresa familiar catalana que cumple 120 años de historia apostando por la innovación, la calidad y el compromiso con el cliente. Su director, Manuel Sàbat, repasa con ENEO los hitos, valores y desafíos que han marcado la evolución de la compañía.

“La historia de Sàbat se remonta a 1905, año del albarán más antiguo del que disponemos. Desde entonces, hemos recorrido un camino de transformación constante, siempre fieles a unos valores que han definido nuestra manera de hacer: compromiso, innovación y proximidad”, explica Manuel Sàbat. En sus inicios, la producción era completamente artesanal, hasta que la empresa se especializó en la fabricación de maquinaria para el sector vitivinícola, colaborando con bodegas de referencia tanto en España como a nivel internacional.

Entre los hitos que destaca Manuel Sàbat se encuentran la incorporación de las primeras líneas automáticas de fabricación de bozales en los años 90, lo que supuso “un salto cualitativo en eficiencia y volumen”; la apertura al mercado internacional durante los años 2000, que permitió posicionar la marca fuera de nuestras fronteras; y el reconocimiento como empresa pionera en Industria 4.0, gracias a una clara apuesta por la digitalización, la automatización inteligente y la mejora continua. “Pero, por encima de todo, consideramos nuestro mayor logro haber mantenido intacto el compromiso con la calidad, con nuestros clientes y con nuestro equipo humano, a lo largo de cuatro generaciones”, añade.

Respecto a la evolución de Sàbat, el directivo recuerda que sus orígenes se sitúan “en la fabricación manual de piezas metálicas, en una etapa marcada por procesos eminentemente artesanales”. Con el paso del tiempo y gracias a una apuesta decidida por la innovación, se han ido incorporando mejoras clave como la robotización de etapas críticas y la ampliación de las capacidades de impresión. “Esto nos permite responder con agilidad a diferentes volúmenes de pedido y ofrecer una amplia variedad de acabados personalizados”.

A pesar de los avances tecnológicos, el proceso se ha mantenido fiel a sus raíces. “Las máquinas que utilizamos actualmente han sido diseñadas y construidas internamente, adaptadas a las necesidades específicas de nuestros productos y de los mercados a los que nos dirigimos. Su evolución ha sido posible gracias al conocimiento técnico acumulado por nuestro equipo, que ha perfeccionado cada solución a lo largo de los años”. Actualmente, la empresa está especializada en dos elementos clave del sistema de cierre de los vinos espumosos: “La chapa metálica decorada y el bozal”, destaca. Esta especialización, unida a la capacidad de personalización y al control exhaustivo del proceso productivo, ha consolidado a Sàbat como una empresa de referencia a nivel nacional e internacional.

En cuanto a los valores que han perdurado durante estos 120 años, Manuel Sàbat lo tiene claro: “La profesionalidad, el compromiso con la calidad, la creatividad y la mejora continua han estado siempre presentes en nuestra forma de entender el trabajo y la relación con los clientes.” Como empresa familiar, Sàbat cree firmemente en la personalización: “Cada pedido representa la historia y el esfuerzo de una bodega, y nuestra responsabilidad es estar a la altura de esa confianza”.

El espíritu de continuidad también ha sido un pilar fundamental: “Estos 120 años nos han permitido construir relaciones sólidas y duraderas, comprender con profundidad las necesidades del sector, y mantener una cultura del detalle que forma parte de nuestra identidad”.

La innovación tecnológica ha sido otro eje clave desde hace décadas. Un hito revelador fue “la adquisición de nuestro primer servidor en 1976, marcando el inicio de una informatización pionera para la época”. Desde entonces, han desarrollado internamente sus propias soluciones, integrando herramientas digitales y apostando por la automatización con una visión estratégica.

“La sostenibilidad ha sido siempre una inquietud presente en Sàbat, estrechamente ligada a nuestra manera de entender la responsabilidad empresarial”, añade. En los últimos años, esta preocupación se ha intensificado, con acciones más decididas e integración de criterios medioambientales en sus decisiones operativas y estratégicas.

La innovación es uno de los pilares de su desarrollo: “No se trata solo de incorporar nuevas tecnologías, sino de saber aplicarlas con criterio y con un profundo conocimiento de nuestros procesos”, especifica. Muchas de las mejoras han surgido de la observación directa en planta y de una voluntad constante de perfeccionamiento: “Hemos desarrollado soluciones propias, adaptadas a las necesidades reales de producción, siempre con la mirada puesta en dos objetivos: optimizar la eficiencia y añadir valor al packaging de nuestros clientes”. Esto incluye también aspectos estéticos y funcionales, con el objetivo de mejorar la experiencia del consumidor final. “Un buen sistema de cierre no solo debe funcionar a la perfección, sino también comunicar calidad, identidad y cuidado”, subraya Manuel Sàbat.

En este sentido, la empresa ha llevado a cabo procesos de automatización, robotización y digitalización que han optimizado la fabricación de placas y bozales. Tanto, que incluso se han alzado con el Premio Industria 4.0, otorgado por la Comisión Industria 4.0 de Ingenieros de Cataluña: “Fue un reconocimiento especialmente valioso”, dice Manuel Sàbat. “Supuso la validación de años de esfuerzo, reinversión y apuesta por la innovación en momentos en los que su retorno no era inmediato ni evidente”. Ahora las cosas son distintas y la digitalización permite monitorizar en tiempo real toda la producción y extraer indicadores clave de rendimiento que facilitan la toma de decisiones rápidas y precisas. En este sentido, el directivo admite que “la automatización y la robotización de etapas específicas nos han permitido incrementar la productividad, pero también ganar en flexibilidad operativa: nos adaptamos mejor a lotes más personalizados y a requisitos específicos de cada cliente, sin comprometer ni la calidad ni los plazos de entrega”.

Y advierte: “En Sàbat, entendemos que la tecnología debe integrarse con respeto y criterio. No se trata de sustituir la experiencia, sino de potenciarla, por eso seguimos combinando innovación con oficio, conocimiento acumulado y atención al detalle, preservando lo que nos hace únicos como empresa familiar con más de un siglo de trayectoria”.

En Sàbat, el punto de partida siempre es el cliente. “Escuchamos sus retos, analizamos sus objetivos y observamos de cerca las tendencias del mercado, tanto desde el punto de vista técnico como estético”. La relación con las bodegas es cercana y colaborativa, trabajando con sus departamentos de diseño, marketing y producción para comprender a fondo el contexto de cada proyecto.

A partir de ahí, aplican un enfoque multidisciplinar que combina ingeniería, diseño industrial y conocimiento del sector vitivinícola. “Buscamos soluciones que generen valor añadido, ya sea a través de una mejora en el comportamiento técnico del producto o de una innovación gráfica que refuerce la identidad visual de la marca”, explica.

Además, “acompañamos al cliente desde las primeras fases del proyecto hasta la entrega final, ofreciendo soporte técnico, muestras, ajustes y validaciones. Esta proximidad nos permite anticiparnos a necesidades emergentes y evolucionar de forma constante, sin perder de vista nuestra misión: crear soluciones que funcionen, comuniquen y emocionen”.

Entre los avances implementados que han marcado la diferencia, Manuel Sàbat menciona tres. El primero, la orientación uniforme de la placa respecto al bozal, gracias a un sistema propio de producción, que permite imprimir textos en los laterales de la placa con legibilidad total y posicionamiento coherente en cada unidad. “Esta mejora ha supuesto una auténtica revolución en el valor comunicativo del packagin ya que, por primera vez, las bodegas pueden aprovechar ese espacio para reforzar su identidad de marca, comunicar mensajes o añadir detalles gráficos sin riesgo de desalineación”.

Sàbat puede imprimir textos en los laterales de la placa con una legibilidad total y un posicionamiento coherente en cada unidad.

El segundo avance destacable es el centrado del relieve respecto a la imagen impresa, que permite aplicar tinta sobre relieve: “Este avance añade una dimensión visual y táctil que refuerza la percepción de calidad y exclusividad”.

De cara al futuro, Manuel Sàbat identifica varios desafíos: “Uno de los principales es, sin duda, la sostenibilidad. Existe una demanda creciente de materiales más respetuosos con el medio ambiente y de procesos productivos con menor impacto energético”. La empresa está investigando nuevas aleaciones, desarrollando tintas sin disolventes y aplicando principios de economía circular.

Otro gran reto será la necesidad de innovar constantemente para diferenciarse en un mercado global y saturado. “Aquí creemos que la clave está en aportar valor añadido al packaging, transformando un elemento puramente técnico en un canal de comunicación y diferenciación de marca”. El objetivo es claro: “Ofrecer un cierre que cumpla su función técnica, refuerce el storytelling de la botella y evolucione hacia un producto tecnológico, capaz incluso de integrar soluciones digitales para interactuar con el consumidor final”, señala.

En definitiva, para esta empresa referente el desafío pasa por evolucionar: “De un producto solo técnico, a un producto comunicativo y, finalment, a un producto tecnológico, alineado con los retos ambientales, comerciales y digitales del futuro”.

Para Sàbat, los próximos años estarán marcados por tres objetivos estratégicos: consolidar la presencia internacional, seguir invirtiendo en tecnología y sostenibilidad, y reforzar la relación con los clientes desde la colaboración y la transparencia.

Pero hay un cuarto eje que Manuel Sàbat considera fundamental: las personas que crean un equipo fuerte, comprometido y orgulloso del proyecto. “Queremos seguir cultivando un entorno donde las personas puedan aportar ideas, crecer profesionalmente y trabajar con rigor, pero también con entusiasmo”, concluye.