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Transición hacia sistemas de cultivo más resilientes, eficientes y respetuosos con el entorno

Innovación tecnológica para una viticultura sostenible en Andalucía

Redacción Interempresas16/07/2025

A través del proyecto VIÑAS VIVAS, coordinado por el profesor Raúl Ochoa Hueso de la Universidad de Cádiz (UCA), se ha comprobado cómo los vinos obtenidos de viñedos gestionados con cubiertas vegetales y pastoreo suelen ser los mejores valorados. El proyecto también ha desarrollado nuevos fertilizantes foliares basados en subproductos de la viticultura y la ganadería, como restos de poda, orujos o lana de oveja de baja calidad.

La manera en la que cultivamos el campo y el tratamiento que le damos al suelo es clave para la producción agrícola. Por eso, en la actualidad, se están dando muchos pasos hacia manejos más respetuosos con el medioambiente, ecológicos y sostenibles. Sin embargo, y a pesar de la necesidad de regenerar la salud de los suelos degradados, así como su biodiversidad y su materia orgánica, hay que tener en cuenta que muchas plantas están adaptadas a un tipo de manejo donde no tienen competencia y donde están protegidas frente a enfermedades o plagas mediante productos agroquímicos.

Por ello, aunque el fin sea que el suelo evolucione y regenere la capa fértil, que es la que interacciona con las plantas, hay que tener en cuenta que las prácticas basadas en la naturaleza pueden tener consecuencias muy positivas para el suelo, pero si no se manejan adecuadamente, también pueden ser muy negativas para las plantas.

De esta manera, es previamente necesario ‘reeducar’ a estas plantas para poder vivir y producir en estas nuevas condiciones más naturales. Algo que no se puede hacer de un día para otro, porque “el proceso de reconvertir el viñedo andaluz de secano hacia un modelo más basado en la naturaleza es complejo”, tal y como explica Raúl Ochoa Hueso, investigador del Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario ceiA3 de la Universidad de Cádiz, a través del Grupo Operativo VIÑAS VIVAS. Este proyecto surgió de otro GO anterior llamado SUELOS VIVOS donde “se ahondaba en el conocimiento de las comunidades del suelo y su papel en la salud de los viñedos desde una perspectiva más práctica, buscando conectar con el sector productivo”.

En este sentido, la continuación en VIÑAS VIVAS ha resultado fundamental para acelerar la transición del viñedo andaluz hacia un sistema más sostenible, ya que para poder asegurar la sostenibilidad de los cultivos es necesario asegurar previamente la sostenibilidad del suelo mediante estrategias de regeneración. Lo que incluye: cubiertas vegetales, la reintegración del ganado y el uso de inoculantes microbianos para acelerar la regeneración de esa biodiversidad perdida. Pero, por supuesto, el suelo no puede tampoco aislarse de los cultivos, por eso, en la recuperación también tiene que incluirse este agente tan importante: las plantas. En el caso de VIÑAS VIVAS, la vid, por una cuestión territorial de la provincia de Cádiz donde se ha desarrollado de forma mayoritaria este proyecto.

“Las plantas son el elemento central del cultivo, sin ellas no tenemos nada y, además, son la base de la economía de los agricultores”, explica Ochoa Hueso, y añade “pero también suponen el elemento central del sistema, ya que contribuyen a través de su actividad, a través de la fotosíntesis, a regenerar de forma más rápida la biodiversidad y las características del suelo, incluyendo el secuestro de carbono”. Por eso, los pasos que se han dado desde el Grupo Operativo han ido encaminados hacia un modelo más sostenible a través de prácticas naturales y de la revalorización de residuos. “Encontramos una oportunidad para diseñar estrategias de apoyo a las plantas mediante la valorización de residuos generados en el viñedo y durante la elaboración del vino, que pueden convertirse en una fuente de nutrientes para el cultivo”.

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Así, el Grupo Operativo Regional VIÑAS VIVAS es una iniciativa innovadora centrada en la regeneración y sostenibilidad de los viñedos andaluces. El Grupo está integrado por diversas entidades representativas del sector agrario y vitivinícola andaluz, entre ellas la Universidad de Cádiz, el Consorcio ceiA3, Asaja Cádiz y Bodegas Primitivo Collantes, y cuenta con la colaboración del IFAPA Rancho de la Merced.

Este proyecto, financiado por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER), responde al desafío de adaptar la viticultura a los nuevos objetivos de sostenibilidad marcados por la Política Agraria Común (PAC). Por ello, se han desarrollado estrategias innovadoras para mejorar la salud del suelo, reducir la dependencia de insumos externos y fomentar la economía circular en el sector vitivinícola andaluz.

Resultados con impacto

Entre sus principales líneas de trabajo, el proyecto ha desarrollado nuevos fertilizantes foliares basados en subproductos de la viticultura y la ganadería, como restos de poda, orujos o lana de oveja de baja calidad. Estos fertilizantes, además de compensar carencias nutricionales, actúan como bioestimulantes naturales y poseen propiedades fungicidas e insecticidas. Su aplicación se ha evaluado en combinación con prácticas sostenibles como el uso de cubiertas vegetales, inoculantes microbianos y el pastoreo con ganado ovino.

Además de ello, se han utilizado herramientas de inteligencia artificial para diseñar indicadores agronómicos que permitan una gestión más precisa y eficiente del viñedo.

Té de compost y humus de lombriz, elementos de los fertilizantes foliares del Grupo Operativo
Té de compost y humus de lombriz, elementos de los fertilizantes foliares del Grupo Operativo.

En este sentido, uno de los hallazgos más destacados del proyecto es que, aunque la conversión hacia un modelo más ecológico puede conllevar una disminución inicial en la productividad, el uso de recursos locales y técnicas sostenibles permite generar productos de alto valor añadido. Prueba de ello es que los vinos obtenidos de viñedos gestionados con cubiertas vegetales y pastoreo fueron los mejor valorados del proyecto, lo que abre nuevas oportunidades para el enoturismo y la comercialización diferenciada.

Asimismo, se subraya la importancia de educar tanto a viticultores como al conjunto de la sociedad sobre la necesidad de avanzar hacia sistemas productivos más sostenibles, resilientes y menos dependientes de insumos externos.

Raúl Ochoa-Hueso, investigador principal del proyecto
Raúl Ochoa-Hueso, investigador principal del proyecto.

Cubiertas vegetales y ovejas

El proyecto se ha centrado, así, en establecer una línea base de nutrición vegetal para comprender las necesidades de la vid andaluza e identificar elementos limitantes. Y ha puesto en prácticas ensayos controlados y realistas en dos ubicaciones: IFAPA-Rancho de la Merced, y un viñedo en Chiclana de la bodega Primitivo Collantes, donde se pusieron en práctica tres tipos de manejo en las parcelas: laboreo convencional (sin cubierta vegetal), cubierta vegetal manejada con sierra (desbroce mecánico), cubierta vegetal manejada con ovejas (pastoreo).

De estas opciones, el pastoreo con ovejas resultó ser la más natural que se probó, ya que busca acelerar la regeneración del suelo a través del procesamiento de la biomasa vegetal y el aporte de materia orgánica y microorganismos en sus excrementos. Sin embargo, también es verdad que es la opción más compleja e impredecible, que requiere de un mayor control, frente al manejo en el que sí se incluyen productos químicos y laboreo frecuente, que es más sencillo.

Ante un sistema de pastoreo se ha observado que la producción de uva es menor, ya que la cubierta vegetal compite por recursos con la vid, sin embargo, los vinos de esas parcelas están mejor valorados por los consumidores, incluso en catas a ciegas. Al final, según subraya Ochoa Hueso, es importante entender cuáles son los objetivos del cultivo que tiene cada agricultor de cara a elegir el tipo de manejo que le convendría emplear. “Si su objetivo es simplemente producir muchísima cantidad de uva y hacerlo de una forma mecanizada, está claro que esta transición hacia lo natural sería demasiado compleja. Pero si el objetivo es elaborar vino con otro perfil aromático etc. pues esta opción es de valorar”. Sobre todo, teniendo en cuenta que hay un mercado internacional que aprecia mucho los vinos ecológicos y los vinos elaborados de una forma respetuosa con la naturaleza.

Por eso, si tenemos en cuenta esa doble vertiente, este proyecto tiene beneficios tanto para el sector vitivinícola como para los consumidores, ya que las estrategias de VIÑAS VIVAS permiten alinearse con las políticas agrarias actuales (nacionales y europeas), acceder a un nivel más exclusivo de consumidores que aprecian los vinos ecológicos, potenciar el desarrollo del enoturismo y fomentar la transformación de la viticultura hacia un modelo más sostenible.

Cubierta vegetal manejada con ovejas

Cubierta vegetal manejada con ovejas.

VIÑAS VIVAS es un ejemplo del potencial de la colaboración entre ciencia, empresa y administración para impulsar una transformación real del sector agroalimentario hacia un modelo más sostenible, justo y competitivo.

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