El desayuno de los hoteles ya no es suficiente para los huéspedes
Cabe tener en cuenta que el 30% de la población global (y el 62% de los habitantes de países desarrollados) padece sobrepeso u obesidad y casi el 8% padece diabetes. No es de extrañar que a nivel mundial el 50% de los consumidores declare que está activamente intentando perder peso, y que de estos, el 65% está reduciendo el consumo de grasas, el 62% el de chocolate y productos azucarados, el 41% el tamaño de las raciones, el 37% escogiendo menos productos procesados y el 57% ampliando la dieta con más alimentos naturales y frescos. Asimismo, el 77% declara practicar una dieta saludable. Es decir, los consumidores aspiran a una mejor salud y a una alimentación más saludable.
El estudio asegura que están dispuestos a gastarse un poco más de dinero por estos alimentos, siendo los Millenials (21-34 años) los que más pagarían, seguidos por los Baby Boomers (50-64), la Generación X (35-49) y la Generación Z (menores de 20). En definitiva, son los jóvenes quienes más fuertemente apuestan por los productos saludables. Los más mayores, por su parte, se decantan más por los alimentos sin azúcar o bajos en azúcares.
Así la preocupación de los ciudadanos no solo se materializa en casa, sino también durante los viajes. Los huéspedes de los hoteles agradecen una alimentación cada día más saludable. Los establecimientos suelen satisfacer sus necesidades en los desayunos, donde, además se pueden elegir diferentes tipos de panes, una gran variedad de fruta fresca, cereales integrales, frutos secos, lácteos desnatados, etc.
Pero la oferta saludable de los hoteles ya no es suficiente para los clientes, porque tienen muchos más puntos de venta que el desayuno. Por poner unos ejemplos: si los huéspedes deciden probar la gastronomía del hotel, puede que no encuentren opciones apetitosas a la vez que saludables que les permitan mantener sus hábitos. Si se quedan trabajando en el hotel y quieren picar algo entre horas, el minibar solo dispone de bebidas alcohólicas, frutos secos salados y fritos y aperitivos ricos en grasas y azúcares; y si descansan plácidamente en la habitación y deciden pedir algo del servicio de habitaciones, descubren que la opción más ‘ligera’ es el Club Sandwich o la ensalada César.