Las marcas de vino más admiradas del mundo en 2020

El pasado mes de marzo, la famosa publicación inglesa Drinks International publicó la lista de las marcas de vino más admiradas del mundo, un ranking que llevan elaborando desde hace 10 años. El sorprendente ganador de este año de ‘The World's Most Admired Wine Brands 2020’ es una bodega del nuevo mundo, Catena Zapata. Un premio merecido por todo el trabajo que la bodega lleva haciendo desde que se fundó en 1902.

Las marcas fueron elegidas por la academia internacional de compradores de bebidas y expertos en vinos de la publicación Drinks International, incluidos profesionales de 48 países. Consideraron su elección final teniendo en cuenta la calidad, la percepción del consumidor, el packaging y la autenticidad del producto respecto a la región vitivinícola de donde es originaria cada bodega.

La revista defiende que desde su experiencia en la realización de encuestas, con un sistema de votación sólido y confidencial, está posicionada entre las principales figuras del mundo en la industria del vino, que encaja bien con el proceso que se ha establecido para la elaboración del ranking año tras año.

Personalmente, pienso que sí deben existir los rankings, siempre que se hagan de manera libre, ya que te ayudan ver quiénes son los referentes en el mercado. Ahora bien, si te los crees o no, si te guías por la lista o no… Es la decisión de cada persona. Pero detrás de todos los rankings siempre hay un gran negocio, aunque estoy seguro de que hay un creciente interés de comprar y hacer competir las marcas internacionales entre ellas.

Y esta competición se puede ver muy bien en la lista de este año, donde para el primer puesto se han decantado para Catena Zapata. Una bodega familiar ubicada en Mendoza, famosa por producir algunos de los mejores Malbec del mundo, algo que solo se podía haber conseguido bajo la dirigencia de Laura Catena. Una reina de copas argentina que tiene detrás un legado familiar para seguir y mantener entre los mejores del mundo. Diría incluso que Laura es la cara del vino argentino. Desde que está al frente de la bodega familiar, se nota la trayectoria hacia el éxito tanto de su propia bodega como incluso del mundo del vino argentino en general. Desde su gran conocimiento y experiencia, todos ganan.

Para entender este triunfo –que se veía venir– hay que conocer la persona que está detrás de todo esto, Laura Catena. De formación académica es médico por la Universidad de Stanford, pero al terminar sus estudios se fue a San Francisco, donde trabajó de guardia en emergencias. Además, también dio clases en la Universidad de California. Ser docente requiere muchas horas de estudio precio y mucha disciplina, cosa que Laura aplicó desde siempre.

Pero la vida le cambió en 1995, durante una conferencia en la que fue invitada a participar. En aquella época la bodega la dirigía su padre, Nicolás Catena, por lo que ella asistió como traductora. En ese momento se dio cuenta de que, para que su bodega fuese grande, debía cambiar algunas cosas como potenciar su internacionalización y darse a conocer a un mayor público. Dicho y hecho, no hay nada que se le resista. Con propósitos muy altos y metas que siempre consigue alcanzar, Laura es ambiciosa e imparable.

Como médico, entendió que la excelencia en la ciencia puede llevarte a descubrir, por ejemplo, la fórmula del potencial de envejecimiento de un vino. A través de la Fundación Angélica Zapata se han hecho muchas investigaciones y eso creo que es clave para que la bodega se encuentre entre las más amadas y admiradas del mundo. ¡Y no solo en Argentina! Ya que toda esa información se recopila y se comparte con todos los que quieren saber más sobre este mundo tan mágico como es el del vino.

Por su fuerte personalidad y su carácter innovador, por ser una visionaria en lo que a enología en el nuevo mundo se refiere, por su capacidad para poder crear departamentos de investigación y desarrollo… Laura ha dejado su fruto y ha conseguido posicionarse como la número uno. Siempre he admirado la creatividad, que es la inteligencia divirtiéndose, y en el caso de Laura creo que es una de esas personas que tiene la vida que quiere vivir. Hay que seguir sus pasos de cerca y aprender de ellos.

El nuevo mundo viene pisando fuerte: el año pasado los ganadores fueron la bodega australiana Penfolds. Su éxito viene impulsado por las generaciones anteriores, que ya fueron muy visionarias. Desde su nacimiento en 1844 y hasta hoy, la fusión de la ciencia, el arte y la innovación ha llevado a Penfolds a convertirse en una de las bodegas más famosas y respetadas de Australia.

Cuenta con varios reconocimientos internacionales a lo largo de los años, incluida la cosecha de 1990 de su vino emblemático Grange, que fue nombrado ‘Vino tinto del año’ según Wine Spectator en 1995. Es la única bodega australiana que ha logrado, con su añada 2008, 100 puntos Parker y otros 100 puntos por la revista Wine Spectator. Y es que cuando haces las cosas bien, no paras de cosechar premios internacionales. Un ejemplo es el Reserve Bin A Chardonnay 2009, que fue galardonado como ‘Mejor Vino Blanco del Mundo’ en el International Wine Challenge 2011; y en los premios de 2015, la bodega fue nombrada ‘Mejor Productor Internacional de Vino Blanco del Año’.

Siendo también un grupo grande, la marca se va conociendo internacionalmente. Tiene un gran posicionamiento y el equipo de marketing que hay detrás es brutal, siendo muy activos siempre en las redes sociales. Ser los ganadores del año pasado fue algo más que merecido.

Otra interesante bodega del nuevo mundo, en este caso de Chile, es la que ha conseguido el 5º puesto. Se trata de Concha y Toro, quien logró el 3r puesto en el ranking de 2017. Creo que hay varios motivos por los cuales una bodega puede perder interés internacional, entre ellos que los otros vienen haciéndolo muy bien, cosa que es cierto, y que el secreto es cada vez más apostar por la comunicación. Además, es importante segmentar los mercados internacionales según las características del consumidor, en cada país o mercado donde desea permanecer. En definitiva, es muy importante saber definir los clientes ideales y enfocarse en ellos. Por eso, este año el nuevo mundo ha logrado posicionar ni más ni menos que 6 bodegas en el top 10.

Del viejo mundo, quien siempre ha estado en el top 3 –y varias veces en primer puesto– es Bodegas Torres. La bodega familiar del Penedès ocupó la primera posición del ranking dos años consecutivos, en el 2018 y 2019. Los votantes destacaron el compromiso medioambiental de la bodega, la inversión en I+D, la tradición y trayectoria familiar y la recuperación de variedades ancestrales. Son reconocimientos que siempre hacen ilusión, no es fácil conseguirlos, pero son posibles gracias al esfuerzo y la implicación diaria de todos y cada uno de los colaboradores que viven el vino como algo suyo.

España es el país con más extensión de viñedo en el mundo, pero China produce más uva e Italia y Francia, más vino en cuanto a litros. He de reconocer que me sorprendió positivamente la cantidad de bodegas españolas en el ranking este año, comparado con los vecinos fronterizos como Francia y la bella Italia. Parece que, por fin, España y sus vinos se internacionalizan.

Nunca fue fácil para marcas españolas convertirse en firmas globales, pero esta es una gran condición para tener una marca de valor, puesto que otros competidores te valoran. El mercado norteamericano tiene un papel protagonista, son grandes consumidores y amantes de los productos de la península. También las bodegas de Jerez han triunfado siempre en los mercados anglosajones, que adoran este tipo de vino único en el mundo. Bien se decía que ‘El vino de Jerez, buen jarabe para la vejez’.

Destacar dos bodegas riojanas de Haro que han entrado este año en la lista y se han posicionado en puestos bastante altos: CVNE y Ramón Bilbao. Soy testigo de todo el esfuerzo de estas bodegas a diario en las redes sociales, muy presentes en ferias, congresos y en los mercados internacionales, donde cogen nombre y peso. Han logrado el triunfo de sus antepasados, agradecer a todas las generaciones que ya no están, cuya sangre y vitalidad corren por las venas de quienes hoy en día alimentan esas bodegas con esfuerzo y sudor para continuar el legado. También está en la lista la bodega icono de Ribera del Duero, Vega Sicilia, que cada año sube varias posiciones. Además de tener unos de los vinos más caros de España y los más emblemáticos, a sus vinos los justifican la viña, el suelo, la calidad, la consistencia... ¡y el alma!

En listas de este tipo también muchas veces se echan de menos marcas míticas que nunca participan en este tipo de publicaciones, pero todos sabemos que están entre los mejores. Un ejemplo de ello es la Domaine de la Romanée-Conti, famosa por sus viñas –y sus precios desorbitados–, o Petrus, mítica bodega de Pomerol. Tampoco hay en la lista ninguna casa famosa de champán o algún productor de vinos alemanes como podría ser Egon Muller, bodega ubicada a los pies de Scharzhofberg, en la región del bajo Saar, que también elabora uno de los vinos mas caros del mundo.

Una buena entrada este año en la lista son los americanos de Opus One, muy interesante seguirlos. Opus One nació en 1979 de la colaboración entre el barón Philippe de Rothschild, propietario del famoso Château Mouton-Rothschild, y el productor californiano más representativo de la época, Robert Mondavi. Una bodega construida para rendir homenaje a la visión del Valle de Napa.

Para mí, la gran olvidada de la lista es Portugal. Hay grandísimas bodegas elaboradoras de vinos de Oporto que se merecen estar en la lista por lo que significan para su país, además de por posicionar este estilo de vino en el mundo entero. Me refiero a bodegas como Kopke, fundada en 1638, o también la famosa Taylor’s, de origen inglés, casa fundada en 1692. Dos casas que ponen en el mapa la cultura del vino de Oporto. Gracias a que fueron pioneros en exportar a países del mundo entero, actualmente este estilo de vino dulce es adorado por el público internacional.