Crece el consumo de vino en alimentación en 2016 y se distancia de la cerveza en facturación
Por productos, son los espumosos y cavas y los vinos con denominación de origen no espumosos los que lideran el crecimiento del consumo en este canal. Se consumieron 140,4 millones de litros de vino tranquilo con DOP y se gastaron 560 millones de euros en este tipo de producto, a un precio medio de 3,99 euros por litro. Con respecto a 2015, se registra un aumento del 2% en volumen y del 5,8% en valor, lo que lleva a un aumento del precio medio del 3,6%.
En cuanto a los espumosos y cavas, aumentan un +18,6% en volumen hasta los 27,7 millones de litros y un +19,9% en valor, hasta los 145,7 millones de euros, gracias a un extraordinario mes de diciembre, lo que supone un aumento para el precio medio del +1,1% hasta los 5,37 euros por litro (+6 céntimos).
Por último, se registra una evolución negativa para los vinos tranquilos sin DOP en términos de volumen, cuyo consumo en alimentación cae un -3,2% en volumen, hasta los 178,6 millones de litros, y aumenta un 0,6% en valor, hasta los 218,5 millones de euros, con un precio medio un 4% superior, hasta los 1,22 euros por litro.
Con una visión a más largo plazo, con evolución de las cifras desde 1999, aprovechando el cierre de datos a final de año aunque solo relativa a datos de consumo en el Hogar, comprobamos que la facturación alcanzada en 2016 (1.026 millones de euros), supone subida del 5,2% respecto del año anterior pero queda todavía por debajo de las registradas en el período 2008 (record con 1.132 millones de euros) al 2014. En volumen, sin embargo y pese a la estabilidad en 2016, la caída es más pronunciada en el medio plazo, con solo un pequeño remonte en 2007, pero continuada desde 1999, cuando nos situábamos en 606 millones de litros de consumo de vino en los hogares españoles.
En comparación con la cerveza, la mejora en la facturación del vino el pasado año permite distanciarnos ligeramente de los 986 millones de euros facturados por ésta. Las diferencias, sin embargo, se agrandan en términos de volumen, en perjuicio del vino, que se mantiene estable este año sobre los 380 millones de litros, frente a la ligera subida de la cerveza hasta los 821 millones, en progresión constante desde la leve caída que sufrió en 2010. En el canal de hogares, por lo tanto (dejando fuera del análisis el canal horeca, importantísimo para ambos tipos de bebida), lo que se vislumbra es una estrategia muy diferenciada entre ambas.
La cerveza ha ganado con claridad la batalla de la popularidad: mucho más volumen, que superó al vino en 2001 cuando ambos tipos de bebida se cruzaron sobre los 530 millones de litros, pero que desde entonces ha seguido creciendo, frente a la caída del consumo de vino en volumen, hasta más que doblar actualmente los 380 millones de litros de éste.
Sin embargo, el panorama no es tan claro en términos de valor. Los datos del panel de alimentación del MAPAMA muestran que la facturación del vino vendido en los hogares españoles ha evolucionado siempre por encima de la de la cerveza, aunque ésta se ha ido aproximando. La fuerte subida de la cerveza en términos de valor entre finales del pasado siglo (436 millones de euros) y el año 2009 (956 millones) parecía que pudiera acabar en un ‘sorpasso’ en el presente decenio. Pero su evolución durante la crisis ha sido mucho más estable, con apenas crecimiento en 30 millones de euros (hasta los 986 millones en 2016) que, si bien se ha enfrentado a la disminución del valor de ventas del vino, no ha llegado a permitir superarla.
Y, si la batalla de la popularidad –ventas en volumen– ha sido claramente ganada por la cerveza, pero no así la de la facturación, el reflejo lo tenemos en la evolución comparada de precios medios.
Dejando fuera del análisis el muy elevado precio medio de las bebidas espirituosas, el precio medio por litro de vino vendido en los hogares españoles se ha mantenido siempre bien por encima del de la cerveza y ha aumentado la diferencia en los últimos años. Si en 1999 la diferencia era de apenas 47 céntimos por litro (1,34 para el vino y 0,87 €/l para la cerveza), en 2007 el primero ya doblaba al segundo y 9 años más tarde, en 2016, se amplía esa relación de más del doble con 2,70 €/l para el vino y 1,20 €/l para la cerveza.
Menos vino frente a más cerveza en el consumo en los hogares españoles, pero una facturación que todavía se mantiene por encima gracias a mejores precios medios, frente a la gran estabilidad de los de la cerveza. De ahí que pueda plantearse –para un informe más detallado futuro– si precisamente esta gran estabilidad en precios medios para un volumen creciente de ventas de la cerveza no haya podido ser la causa de la concentración del sector, obligada por la necesidad de una gran eficiencia de costes, que deriva en –o es causa de– mayores y más profesionalizadas estructuras profesionales.
Tendencia hacia un gran volumen a precios muy estables que, por cierto, parece tender a corregirse con la aparición de más productos premium que, alejándose de la popularidad y los grandes números, parece buscar una mejor rentabilidad. Y si esa fuera una explicación razonable para la evolución reciente de la cerveza en el canal de hogares, ¿qué lecciones podrían extraerse de ella para el vino y su estrategia futura?
Si observamos la evolución a más largo plazo del vino, la pérdida de volumen se debe fundamentalmente a la caída en el consumo de vinos sin DOP; los más populares a un precio medio de 1,22€/l frente a los 3,99€/l de los vinos con DOP. En 17 años estos vinos han caído desde los 481 millones de litros en 1999 a los 179 millones en 2016; más de 3 millones de hectolitros. Una caída continuada en volumen, que no ha podido ser compensada por la leve subida en el consumo de vinos con DOP desde los 81 millones a los 140 millones de litros en estos 17 años.
Pero aunque se ha venido vendiendo mucho menos, particularmente de los vinos más económicos, sin que los vinos más caros pudieran compensar la caída en volumen, sí se ha compensado relativamente en valor. Ya en 2004 los vinos con DOP superaron en su facturación en hogares a los vinos sin DOP, por encima de los 368 millones de euros. 12 años más tarde, los primeros multiplican por 2,6 a los segundos, facturando con aquellos 560 millones de euros frente a los 218,5 millones de los vinos sin DOP. Más estables parecen haber evolucionado los vinos espumosos y el resto de vinos, sobre los 145 millones de euros los primeros y cayendo a menos de 102 millones los segundos en este canal de hogares.
Por lo tanto, si antes veíamos que la batalla del consumo de bebidas frente a la cerveza la ganaba ésta en términos de volumen aunque no tan claramente en términos de valor, ahora comprobamos –de forma coherente con lo anterior– que, dentro del vino, la caída en el consumo en hogares ha sido motivada principalmente por la disminución de consumo de los vinos más populares, no compensada en litros por los vinos con DOP, aunque sí en términos de valor.
En definitiva y volviendo a los datos más recientes de 2016, según el panel de consumo alimentario del MAPAMA, aumenta el consumo de vino en hogares en 2016, gracias a la buena marcha de vinos con denominación de origen y espumosos y cavas.
Y si tenemos en cuenta que, de acuerdo con las estimaciones disponibles, también aumentó el consumo de vino en hostelería y se prevé una ligera mejora en las ventas directas y on line, todo apunta a una recuperación del consumo del vino en España el pasado año, tras haberse frenado en años anteriores la caída que se venía registrando.
