IGP Aceites de Jaén: calidad diferenciada para un producto de prestigio mundial
Diferenciación y notoriedad del aceite de oliva jienense más allá de nuestras fronteras. Ese es el objetivo primordial de una IGP que está formando su Consejo Regulador y que en este 2020, a pesar del Coronavirus, quiere censar a los productores, comercializadores y operadores con los que contará en sus filas. Hemos analizado con Manuel Parras, figura de prestigio entre los productores de Jaén y a quien se le ha confiado la dirección de la IGP, los objetivos de este proyecto que comenzó a labrarse hace, nada más y nada menos, que una década.
¿En qué punto de la hoja de ruta que se marcaron al principio del proyecto nos encontramos ahora mismo?
El 29 de enero apareció el documento único de reconocimiento de la IGP Aceites de Jaén en el Diario Oficial de la Unión Europea, y tras un periodo de tres meses, sin que haya habido recursos de por medio, la Indicación ha quedado reconocida definitivamente.
¿Qué objetivos se han marcado para los próximos meses?
Estamos ya trabajando en la conformación del Consejo Regulador de la IGP. También a mediados de enero apareció publicado en el Boletín Oficial de la Junta Andalucía (BOJA) el reglamento de funcionamiento del Consejo Regulador y en este momento estamos en pleno periodo de selección de un secretario/a del Consejo, un paso totalmente obligatorio. En cuanto esté elegido conformaremos el Consejo provisional y, desde entonces, hasta enero de 2021, tenemos tiempo para conformar el Consejo definitivo, el órgano que regulará el funcionamiento del Consejo Regulador. La principal tarea, una vez elegido el secretario, será elaborar tres censos: de olivareros, de productores y otro de envasadores/comercializadores.
Será en ese momento en el que todos los interesados de la provincia de Jaén podrán inscribirse y, a partir de ese momento, sabremos exactamente cuántas son las hectáreas de olivar y las almazaras de la provincia de Jaén que están interesadas. Una vez superada la situación provocada por el Coronavirus, iniciaremos el proceso de certificación de aceites de acuerdo con los criterios establecidos en el documento único. Serán esos aceites certificados resultantes los que podrán contar con el marchamo de la IGP Aceites de Jaén.
¿Qué condiciones básicas tendrá que cumplir el productor que quiera certificar su aceite con la IGP Aceites de Jaén?
Si queremos que la IGP sea un elemento de diferenciación de la oferta, los criterios han de ser estrictos. Existen, al igual que el resto de denominaciones, unos parámetros físico-químicos y organolépticos que se han de cumplir. En el caso de la IGP Aceites de Jaén podrán ser certificados aceites de las variedades autóctonas de la provincia (Picual, Royal, Manzanilla de Jaén, etc.), y otras que no lo sean (Arbequina, Arbosana, etc.), pero donde siempre la proporción de la autóctona ha de ser como mínimo del 80%. En ningún caso vamos a certificar tampoco aceites que procedan de aceitunas recolectadas después del 31 de diciembre. Con eso queremos insistir en la práctica, que se está extendiendo en nuestra provincia en los últimos años y que está dando muy buenos resultados en materia de calidad, de adelantar al máximo la cosecha.
¿El principal objetivo del proyecto era que hubiese una indicación protegida que diese reputación a la relación aceite de oliva y Jaén?
Si preguntamos en cualquier rincón de España con qué identifican la provincia de Jaén, seguro que más del 90% lo haría con el aceite de oliva. Por lo tanto, parece una anomalía que en el posicionamiento de aceites de oliva de calidad no aparezcan los aceites de oliva de Jaén.
Hace 20 años probablemente en nuestra provincia había muy pocos aceites de calidad, pero en la última década ha habido una revolución en la calidad de los aceites. Y no lo digo yo, solo basta con ver los premios anuales del Ministerio, los Mario Solinas o tantos otros de prestigio universal, dónde aparecen aceites picuales jienenses de una calidad excelsa.
Además, hay razones históricas que vinculan los aceites producidos en Jaén con aceites de una calidad excepcional y una alta notoriedad, al menos en España. El objetivo de la IGP es que el reconocimiento de ese vínculo se extienda también a nivel internacional, para que los consumidores y los distribuidores de la cadena de valor de otros territorios perciban que merece la pena consumir, negociar y operar con aceites de Jaén. El objetivo último debe ser que esa mayor notoriedad se traduzca en una diferenciación de precio y una disposición a pagar más por parte de los operadores.
En enero la Junta provisional de la IGP Aceites de Jaén recibió el respaldo de la administación andaluza en una reunión encabezada por su consejera de Agricultura, Carmen Crespo.
¿Por qué Manuel Parras se decidió a encabezar este proyecto?
Me solicitaron encabezar el proyecto en 2016 y acepté porque desde el principio le vi potencial, además de significar un orgullo presidir la Federación de Productores de Aceite de Oliva de Jaén. Por otro lado, siempre he considerado que como servidor público debo utilizar mi conocimiento para hacer prosperar a mi provincia.
¿Cómo cree que va a ser la convivencia con el resto de las DOP de la provincia?
La IGP Aceites de Jaén no representa una competencia para las DOP ya existentes. Al contrario, un productor de una denominación protegida podrá acogerse, si sus aceites cumplen con el pliego de condiciones de la IGP, a ambas denominaciones de calidad y portar así las dos contra-etiquetas. Un consumidor sabrá que un aceite de oliva que cuenta con los dos marchamos le dará una doble garantía de calidad.
¿En qué se diferencia fundamentalmente de la anterior iniciativa que en su momento no fue reconocida por la Comisión Europea?
En 2010 se le propuso a la Comisión Europea el reconocimiento de dos DOP más: Sierra Sur y Campiña de Jaén, con superficies superiores a las 300.000 ha. La diferencia es que ahora es una IGP y, aunque no haya diferencias destacables en términos de calidad, sí que las hay entre DOP e IGP en la forma de operar. Mientras que la DOP exige que todos los procesos productivos y de comercialización se hagan en el mismo territorio amparado por la Denominación, la Indicación Geográfica exige que solo una de las actividades se deben hacer en la provincia de Jaén. Por otro lado, el reconocimiento de la DOP está muy estrechamente ligado a que las características del aceite se deban al territorio y una IGP lo que busca es la parte de la reputación y notoriedad que les otorgan a unos aceites ser de Jaén.
¿La aceptación por parte de toda la cadena productiva está siendo la esperada?
Por mis percepciones si, pero será cuando estén elaborados los censos que podamos valorar la respuesta a la IGP. La mayoría de los productores consideran que vamos a tener un elemento de diferenciación de la oferta. Muchos de los aceites excelentes de Jaén están amparados por una DOP, pero no son la mayoría. No tiene sentido que disponiendo Jaén de esa notoriedad en el mercado de aceite de oliva y produciendo unos caldos magníficos, no tengamos ese elemento que nos diferencie.
¿Ésta política que nos lleve a que el consumidor y el operador pague más por el aceite de oliva es la única forma de garantizar la supervivencia del sector con dignidad?
El mayor problema que tiene últimamente el sector español es que la demanda mundial está estancada. A mí me sorprende que el motivo de los precios tan bajos se busque en muchas aspectos, pero no en que hace varios años que el consumo mundial está estancado entorno a las 3 millones de toneladas. Pero el problema no lo tenemos en Estados Unidos, Brasil, Japón o Canadá, sino que entre España, Grecia e Italia hemos dejado de consumir 500.000 t en los últimos ocho años. Ante esa sobreoferta se ha de estimular la demanda mundial, pero comenzando por casa, donde la demanda está cayendo. Seguro que el envejecimiento de la población es un motivo, pero también que no hemos sabido atraer a los consumidores más jóvenes.
