Avalado por su calidad y sostenibilidad
El olivar ecológico crece en España un 73% y roza las 300.000 hectáreas
La superficie de olivar ecológico creció en España un 73,4% en la última década, y cuenta ya con casi 293.000 hectáreas, de las que Andalucía lidera el crecimiento al pasar de 58.004 hectáreas en 2014 a 131.983 en 2024.
El cultivo de olivar ocupa el 40% del total de la superficie de agricultura ecológica permanente, con Andalucía como líder nacional.
Mientras tanto, la industria ecológica aceitera crece en paralelo al desarrollo de la superficie de cultivo con cifras récord en los últimos ejercicios, con 361.000 toneladas de AOVE ecológico, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) regidos por la entidad de certificación ecológica internacional CAAE.
Son miles de olivareros de todo el territorio nacional los que han decidido dar un giro a sus explotaciones para pasar de la producción convencional de aceite de oliva virgen extra al AOVE ecológico en una clara apuesta por la sostenibilidad, el respeto al medio ambiente y la calidad.
“La certificación ecológica garantiza que no vamos a ingerir residuos químicos, un tema que tiene una consecuencia directa en la salud de las personas, lo que, como productor, me hace sentir doblemente orgulloso, pues estoy elaborando un alimento de calidad, con beneficios más que testados para el organismo”, explica a EFE Emilio Fuentes, titular de una explotación ecológica de olivar tradicional en el Valle del Guadalimar, al este de la provincia de Jaén.
Se trata de un producto que cuenta con un nicho de mercado al alza en clave interna y cuya demanda crece en los mercados exteriores. De hecho, el valor de las exportaciones superó el último año los 3.000 millones de euros, casi un 300% más que en 2015.
El aceite ecológico, con nombre propio en Estados Unidos -principal mercado mundial de productos orgánicos con casi el 46,9% del consumo mundial de productos ecológicos-, gana peso también en mercados asiáticos como el chino o el japonés.
Más de 30 años de experiencia
"La experiencia de más de 30 años en el sector no solo ha posicionado a nuestros productores certificados por CAAE en todos los países de Europa, sino también en mercados tan demandantes y exigentes como EEUU, Japón, México o China, y seguimos creciendo en países como Brasil o Taiwán”, comenta María López, directora comercial de CAAE.
Juan Carlos García, delegado de Almazaras y producción de olivar de CAAE -entidad pionera en certificación ecológica en España y con gran implantación en países de América latina-, prevé números de récord de cara a la presente campaña que rondarán un crecimiento de en torno al 15% en todos los eslabones de la cadena, desde la producción al envasado pasando por las almazaras.
A su juicio, se trata de un nicho de mercado al alza “dada la sensibilidad del consumidor hacia los productos y alimentos que se cultivan de manera respetuosa con el ecosistema, así como por sus características y bondades para la salud, principalmente la liberación de productos químicos, cuyas consecuencias en el organismo son de sobra conocidas”.
Posicionamiento diferenciador para los productores
Además, los productores ven en esta línea ecológica un posicionamiento diferenciador respecto al aceite de oliva convencional y que no puede competir con la gran industria en términos de cantidad, pero sí en calidad.
El cultivo del olivar ocupa el 40% del total de la superficie de agricultura ecológica permanente (olivares, viñedos, frutales, etc.) del territorio nacional, con Andalucía como claro líder nacional.
El crecimiento se da también en la industria aceitera ecológica, con un aumento de casi el 20% en el último lustro, superando la barrera de los 1.350 establecimientos de esta naturaleza en el territorio nacional, de las que más de 650 se encentran en Andalucía.
Juan Manuel Luque, ingeniero agrónomo, máster en Olivicultura por la Universidad de Córdoba y titular de ‘Luque Ecológico’ mantiene la tradición que inició su padre en 1989.
“Yo mismo, que me he formado en el paradigma del ‘productivismo’ tuve que cambiar mi propio enfoque para abrirme a una nueva manera de ver la realidad del campo; un giro que supone mirar al equilibrio del ecosistema, una apuesta por la salud y, por supuesto, también por el sabor y las propiedades nutricionales”, indica Luque.


























