Campofrío y Campofrío Frescos, primeras empresas del sector alimentario en obtener la certificación de ‘Espacio cerebroprotegido’
La Fundación Freno al Ictus ha otorgado la certificación ‘Espacio Cerebroprotegido’ a las fábricas de Campofrío Frescos y de Campofrío (La Bureba, Adobos y Jamones Burgaleses) ubicadas en Burgos. Esta distinción garantiza que estos centros de trabajo cuentan con empleados capacitados para actuar de forma efectiva en caso de que se presente una emergencia por ictus en sus instalaciones.
“La seguridad y salud en el ámbito de trabajo es un deber de las empresas que, además de garantizar el bienestar de las personas, mejora la calidad laboral. En Campofrío llevamos años trabajando para nuestro equipo humano, destinando todos los recursos necesarios para asegurar entornos seguros que contribuyan a preservar su salud y capacitándole para poder abordar cualquier tipo de emergencia”, afirmó Eduardo Miguel Orense, director de Recursos Humanos y Relaciones Institucionales de Campofrío España, tras la entrega de diplomas realizada esta mañana a los trabajadores de ambas compañías.
De este modo, Campofrío y Campofrío Frescos se convierten en las primeras compañías del sector alimentario en obtener la certificación de ‘Espacio cerebroprotegido’, sumándose al grupo de empresas españolas que asumen un compromiso con la prevención de enfermedades neurológicas. El proyecto, en su etapa inicial, incluyó la formación online de 530 empleados quienes han adquirido los conocimientos necesarios para reconocer y activar el protocolo Código Ictus, generando un impacto transformador en su entorno.
En una segunda fase, el proyecto ‘Espacio cerebroprotegido’ se extenderá al resto de centros de trabajo y empleados de Campofrío, consiguiendo de esta forma un total impacto en el entorno laboral y social de la compañía.
En este contexto, el presidente de la Fundación Freno al Ictus, Julio Agredano, destacó que “el proyecto desarrollado con Campofrío no es uno más, es un proyecto de los que realmente pueden cambiar las cosas, no sólo por el número de empleados formados, también por el efecto multiplicador que gracias a ellos conseguiremos en la lucha contra el ictus”.
El ictus se produce cuando el flujo de sangre a una región del cerebro se interrumpe, lo que puede tener consecuencias devastadoras en la calidad de vida de los pacientes y sus cuidadores. Se estima que aproximadamente una de cada cuatro personas experimentará un ictus a lo largo de su vida. Actualmente, el ictus constituye la principal causa de discapacidad adquirida en adultos y ocupa el segundo lugar en términos de mortalidad, siendo la principal causa de muerte en mujeres. Cada año, alrededor de 120.000 personas en España se ven afectadas por esta condición, resultando en un alto porcentaje de muertes o discapacidades graves.
Según las proyecciones de la Sociedad Española de Neurología, se espera que en menos de 15 años el número de casos de ictus aumente en un 35%. Si no se implementan medidas preventivas, se prevé un incremento del 45% en las muertes por ictus y un aumento del 25% en el número de sobrevivientes con discapacidad en los próximos 10 años en toda Europa.
Por esta razón es esencial la rapidez en la actuación y una formación adecuada. Solo así los empleados podrán identificar las señales de alerta de esta enfermedad, señales que suelen pasar desapercibidas en muchos casos por el desconocimiento entre la población.
