Emcesa reduce un 10% el desperdicio alimentario con un plan integral de mejora de procesos
Emcesa ha reforzado su estrategia de sostenibilidad con la puesta en marcha de un Plan Integral de Reducción del Desperdicio Alimentario, que implica a todas las áreas del proceso productivo, desde la entrada de materias primas hasta la entrega de producto. El objetivo es doble: disminuir en un 10% el desperdicio evitable en doce meses y revalorizar el 70% del no evitable, garantizando en todo momento la calidad y la seguridad alimentaria.
“El compromiso con la sostenibilidad no se limita a reducir emisiones, también supone aprovechar cada recurso y minimizar las pérdidas”, señala Javier Mancebo, director general de Emcesa.
El plan se basa en un diagnóstico detallado del proceso productivo, con análisis de puntos críticos y diagramas de flujo que identifican pérdidas por caducidad, almacenamiento, envasado o devoluciones. A partir de ese estudio, la empresa ha aplicado mejoras en todos los eslabones: control de porciones y rendimientos, verificación de temperaturas y fechas, rotación FIFO/FEFO y mantenimiento de cámaras frigoríficas.
El 70% del desperdicio no evitable se destina a reutilización o valorización: los restos aprovechables se reincorporan a la producción y los subproductos clasificados como SANDACH se gestionan mediante operadores autorizados, en cumplimiento del Reglamento (CE) 1069/2009. La planificación logística también se ha optimizado para sincronizar caducidades y entregas y se ha rediseñado el envasado con el fin de reducir daños y devoluciones.
La iniciativa combina la implicación del equipo humano con un seguimiento técnico basado en indicadores objetivos. La plantilla recibe formación específica en buenas prácticas de manipulación, gestión eficiente de materias primas y sensibilización frente al desperdicio. Los avances se miden mediante auditorías internas trimestrales y un cuadro de control que monitoriza la merma por etapa, los kilogramos de desperdicio por kilogramo producido, los costes asociados y la tasa de reutilización o donación.
En el plano social, Emcesa mantiene una colaboración estable con el Banco de Alimentos de Toledo, al que dona mensualmente productos aptos para el consumo.
Estos avances se suman a los hitos ambientales logrados por la compañía: en 2024 evitó el consumo de 1.080 MWh de energía y 2.370 metros cúbicos de agua, según la metodología PEF 3.1 de la Comisión Europea. El ahorro hídrico fue un 7% superior a la media del sector cárnico y el energético, un 51% más elevado que el del segmento de platos preparados. La empresa ha incorporado además su primer vehículo 100% eléctrico en la flota logística.
En el contexto nacional, España redujo en 2024 el desperdicio alimentario un 4,4% (1,125 millones de toneladas, 24,38 kilogramos por habitante). Con su meta del 10%, Emcesa duplica la tasa de mejora nacional y se sitúa entre las empresas más avanzadas del sector cárnico en materia de eficiencia operativa y economía circular.
Con este plan, la compañía consolida un modelo productivo más eficiente, circular y alineado con los objetivos europeos de desperdicio cero para 2030.








