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Cómo el cambio de España de los combustibles fósiles a la electricidad limpia está transformando su economía, medio ambiente y el futuro energético

DNV publica un informe clave sobre la descarbonización en España

Carlos Albero, Market Area Manager de DNV Iberia

27/11/2025

España se encuentra en un momento clave de su camino hacia la transición energética. Históricamente dominada por los combustibles fósiles, la matriz energética del país lo ha dejado expuesto a la volatilidad del mercado, dependencias externas y los riesgos económicos que esto conlleva. A medida que el mundo acelera sus esfuerzos para combatir el cambio climático, las inseguridades geopolíticas, y la exposición a la volatilidad de los mercados internacionales, el futuro de España está definido por su compromiso con la descarbonización, asociado a la competitividad de la economía, situando la electrificación como pilar fundamental. Esta transformación, recogida en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, promete no solo reducir emisiones, sino también reforzar la seguridad energética, la resiliencia económica y la alineación con los objetivos climáticos de la Unión Europea. Sería necesario llevar un paso más allá el plan y darle responsabilidad a las partes que pueden gestionar el mismo, pero eso es otra historia que será contada en otra ocasión, como diría Michael Ende.

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Contexto histórico: La dependencia de España de los combustibles fósiles y sus riesgos

Durante décadas, el consumo energético de España ha dependido en gran medida de combustibles fósiles importados. En 2024, estos representaban cerca del 70% de la energía primaria del país. Esta dependencia ha hecho a España vulnerable a las perturbaciones del mercado internacional, fluctuaciones monetarias e incertidumbres en el suministro. A pesar de los marcos legales internacionales destinados a proteger el comercio energético, la dependencia de energía extranjera ha supuesto un riesgo persistente para la estabilidad económica y la seguridad nacional.

Crisis pasadas —como los shocks del precio del petróleo y gas debidos a la guerra de Ucrania, las tensiones geopolíticas entre bloques dominantes y la reciente volatilidad del gas en países productores, que alteran la estabilidad de los mercados— han subrayado la urgencia de construir un sistema energético más resiliente y sostenible. Estos eventos han impulsado el apoyo público y político para un cambio decisivo hacia la electricidad renovable de producción nacional.

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Marco político: El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima

Reconociendo la necesidad imperiosa de descarbonización, España ha desarrollado un ambicioso Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). Esta estrategia integral establece objetivos claros: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, aumentar la cuota de renovables en el consumo final de energía, electrificar los sectores de uso final y fomentar la eficiencia energética. El PNIEC contempla un futuro en el que la electricidad —producida principalmente a partir de energía eólica, solar y otras renovables— desempeñe un papel central en el abastecimiento de hogares, empresas y vehículos españoles.

  • Eliminación progresiva del carbón y petróleo en la generación eléctrica y calefacción
  • Escalado de renovables para alcanzar al menos un 74% de electricidad renovable en 2030
  • Impulso de los vehículos eléctricos (VE) y la infraestructura de recarga
  • Fomento del hidrógeno verde y tecnologías de almacenamiento con baterías
  • Reducción de la demanda energética final mediante electrificación y medidas de eficiencia
  • La electrificación como solución: Razonamiento y beneficios esperados

La electrificación es el centro de la agenda de descarbonización española. Al trasladar la demanda energética final de combustibles fósiles a electricidad renovable, España busca desvincular el crecimiento económico de las emisiones de carbono. Esta estrategia ofrece varias ventajas:

  • Reducción de emisiones: Sustituir el carbón, petróleo y gas por electricidad limpia reduce drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero en diversos sectores.
  • Seguridad energética: Las renovables nacionales disminuyen la dependencia de combustibles importados y protegen la economía de los shocks de precios globales.
  • Ahorro operativo: Las tecnologías eléctricas, especialmente en transporte y manufactura, presentan menores costes operativos (OPEX) frente a alternativas de combustión.
  • Innovación tecnológica: La electrificación impulsa la inversión en renovables, almacenamiento e infraestructuras inteligentes, generando crecimiento económico y empleo.

No obstante, para aprovechar plenamente el potencial de la electrificación se requiere una acción coordinada entre sectores, inversiones focalizadas no solo en activos, sino también en infraestructuras de soporte como redes eléctricas y gasistas, y un marco normativo favorable.

Análisis sectorial: Donde la descarbonización se encuentra con la electrificación

Sector transporte: La vanguardia de la transición energética

El transporte es la mayor fuente de consumo energético y emisiones de carbono en España. En 2023, el sector generó cerca de 120 millones de toneladas (Mt) de CO2, convirtiéndose en prioridad para la descarbonización. La electrificación del transporte por carretera —mediante la incorporación masiva de VE, autobuses y taxis eléctricos— ha surgido como estrategia clave.

Las áreas urbanas lideran este proceso. Flotas de última milla, servicios municipales, servicios de taxi y autobuses públicos en las principales ciudades están adoptando rápidamente la motorización eléctrica, impulsados por la economía favorable y el apoyo a la inversión (CAPEX). La paridad de costes entre VE y vehículos de combustión, junto a menores OPEX gracias al ahorro en combustible y mantenimiento, aceleran la transición. A modo de ejemplo, un taxi eléctrico a igualdad de uso gastaría 500€ de diesel al mes, mientras que podría gastar menos de 100€ de carga eléctrica.

Pese a ello, persisten retos. La expansión de la infraestructura de recarga fuera de las ciudades, especialmente para el transporte interurbano y vehículos pesados, es un desafío crucial. Incentivos públicos, alianzas público-privadas y modernización de la red eléctrica serán necesarios para cerrar esta brecha y dar confianza a usuarios y operadores de flotas.

Si la tendencia continúa, España podría reducir a la mitad las emisiones del transporte —hasta 24 Mt de CO2 en 2050—, aportando beneficios significativos al clima y la salud pública.

Sector edificios: Oportunidades y obstáculos para la electrificación

El sector de la edificación ofrece amplias posibilidades para la descarbonización vía electrificación. Electrificar la calefacción, climatización y cocina —sustituyendo sistemas de gas y petróleo por bombas de calor y electrodomésticos eléctricos— puede reducir significativamente las emisiones y mejorar la eficiencia energética.

El clima templado de España favorece la implantación de bombas de calor de alta eficiencia, aptas tanto para calefacción como para refrigeración, compensando también los extremos que empezamos a vivir en los periodos estivales. Sin embargo, la falta de incentivos para el cambio de las calefacciones fósiles a eléctricas, la ausencia de un periodo de freno a la instalación de dichas calefacciones fósiles, la infraestructura heredada, los costes iniciales y el desconocimiento del consumidor son barreras para una adopción masiva. Las medidas políticas, como incentivos para la rehabilitación y actualización de los códigos de edificación, serán esenciales para electrificar el parque inmobiliario español.

Sector industrial: La transición desde los combustibles fósiles

La industria es el tercer sector donde la electrificación presenta beneficios inmediatos. Actualmente, los combustibles fósiles —especialmente el gas natural— dominan el consumo energético industrial. Sin embargo, con el aumento de los precios del carbono, y con la volatilidad de los combustibles fósiles pierden competitividad y la industria recurre cada vez más a la electricidad en el corto plazo y al hidrógeno verde como alternativa a largo plazo.

Las previsiones indican que la cuota de electricidad en el consumo energético industrial subirá del 34% al 50% en 2050, mientras que el hidrógeno —hoy apenas presente— podría alcanzar el 14%. Por su parte, el carbón y el petróleo descenderán a roles marginales, pasando del 8% y 12% actuales al 1% y 4%, respectivamente. Este cambio estará impulsado por el mercado y por medidas regulatorias, como el comercio de emisiones y los mandatos de energía renovable.

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Implicaciones económicas: CAPEX, OPEX y competitividad

La electrificación presenta sólidos argumentos económicos. Aunque el desembolso inicial para VE, bombas de calor y electrificación industrial puede ser elevado, los menores costes operativos compensan rápidamente la inversión. Por ejemplo, los VE suponen ahorros significativos en combustible y mantenimiento, y los procesos industriales electrificados se benefician de electricidad renovable estable y de bajo coste.

A medida que los precios de los combustibles fósiles se tornan más volátiles y el coste de las emisiones aumenta, los sectores electrificados mejorarán su competitividad. Además, la inversión nacional en renovables y redes eléctricas generara empleo y dinamizara la economía, reforzando la posición de España en el mercado global de energía limpia.

Proyecciones de emisiones: Objetivos y cronograma de reducción de CO2

El PNIEC español fija metas ambiciosas para la reducción de gases de efecto invernadero. Para 2030, el país aspira a reducir emisiones al menos un 23% respecto a los niveles de 1990, con el objetivo de neutralidad climática en 2050. La electrificación, junto a la eficiencia energética y el despliegue de renovables, será responsable de la mayor parte de estos avances.

Las proyecciones por sectores indican que el transporte podría reducir sus emisiones a la mitad en 2050, mientras que la industria y los edificios disminuirán sus emisiones a medida que avance la electrificación y la adopción de energía limpia. Alcanzar estos hitos requerirá apoyo político continuado, innovación tecnológica y el compromiso activo de todos los agentes implicados. Sin embargo, esto no lograra la descarbonización de la economía. Para aproximarnos siquiera a este objetivo, es necesaria la captura de CO2, que en nuestro plan nacional integrado de energía y clima no tiene definidos objetivos ni una hoja de ruta. Esperamos que este sea uno de los puntos que aparezca pronto en las políticas públicas. Objetivos razonables de captura de CO2 por sector serían los siguientes:

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Innovaciones tecnológicas: Hidrógeno, renovables y modernización de la red

El progreso tecnológico es clave en la transición energética española. La rápida expansión de la energía eólica y solar, respaldada por inversiones en flexibilidad de la red y digitalización, permite mayores cuotas de renovables en el mix eléctrico. El almacenamiento con baterías y la gestión de la demanda a través de la digitalización, mejorarán la estabilidad del sistema e integrarán renovables variables.

El hidrógeno verde está llamado a desempeñar un papel transformador, especialmente en sectores difíciles de electrificar como la industria pesada y el transporte aéreo y marítimo de larga distancia. La abundancia de recursos renovables posiciona a España como líder potencial en la producción de hidrógeno verde y combustibles sintéticos, apoyando tanto la descarbonización interna como posibles exportaciones.

Retos e incertidumbres: Infraestructura, política y aceptación del mercado

Pese a los avances, la transición energética española afronta desafíos. La expansión de la infraestructura de recarga y redes, especialmente en áreas rurales y rutas interurbanas, es una necesidad urgente. La coherencia normativa y la seguridad regulatoria a largo plazo son cruciales para atraer inversiones y mantener el ritmo.

La adopción de nuevas tecnologías, la aceptación del consumidor y la velocidad del cambio tecnológico también influirán en el camino de la descarbonización. La colaboración constante entre gobierno, industria y sociedad civil será esencial para superar las incertidumbres y cumplir los compromisos climáticos de España.

Casos de éxito: Electrificación urbana del transporte y pilotos industriales

Varias ciudades españolas ya demuestran el potencial de la electrificación del transporte. Madrid y Barcelona, por ejemplo, han electrificado buena parte de sus flotas municipales de autobuses reduciendo la contaminación urbana y sirviendo de modelo para otras regiones. Los taxis se electrifican progresivamente con la evolución de la tecnología y los costes de los vehículos que son descendentes.

En la industria, proyectos piloto exploran el uso de hornos eléctricos de arco, hidrógeno verde y automatización avanzada para descarbonizar procesos de fabricación. Estas iniciativas ofrecen aprendizajes valiosos y guías para una transformación sectorial más amplia.

Perspectivas de los agentes: Gobierno, industria y consumidores

La transición energética de España es un esfuerzo colectivo. El gobierno proporciona el marco político y los incentivos financieros; la industria impulsa la adopción tecnológica y la inversión; y los consumidores, con información y estímulos, juegan un papel crítico al adoptar nuevas tecnologías y cambiar sus hábitos de consumo.

La participación de los agentes implicados, la comunicación transparente y la toma de decisiones participativa son esenciales para garantizar una transición justa e inclusiva que beneficie a todos los sectores de la sociedad.

Conclusión: Camino a seguir y perspectiva para 2050

La trayectoria de descarbonización de España, basada en la electrificación, supone un cambio de paradigma en el consumo y generación de energía. Al reducir la dependencia de los combustibles fósiles, invertir en renovables y electrificar sectores clave, España se posiciona como referencia en la transición energética. Esto también refuerza la competitividad de la industria, y redundara en una estabilización de los precios eléctricos.

Los desafíos son importantes, pero también lo son las oportunidades. Con compromiso sostenido, innovación y colaboración, España puede alcanzar sus metas climáticas, reforzar su seguridad energética y construir un futuro más sostenible y próspero para las generaciones venideras.

Descarga el reporte: La ruta hacia la descarbonización de España: 5 puntos clave

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