Empresas de alimentación con una gestión clave de la economía circular
Ante el reto global de crisis climática, la sostenibilidad debe ser entendida como una oportunidad para el desarrollo empresarial en lugar de como un obstáculo. Un desarrollo que, en todo caso, ha de ser reformulado para encajarlo en los límites que marca el planeta y que nunca deberían haberse sobrepasado. Ante esto, la economía circular plantea un nuevo modelo de desarrollo, sostenible y responsable, basado en el respeto a estos límites.
“Es hora de dejar de externalizar los costes medioambientales que genera la actividad económica y aprovechar las oportunidades de reducción para ganar en eficiencia y, por tanto, en competitividad. La actividad empresarial se abre ahora a un nuevo entorno económico, un ecosistema donde el respeto al medio ambiente pasa a convertirse en uno de los principales activos”. El responsable de proclamar esta forma de entender y ejercer la actividad empresarial es Jose Luis Gallego, conocido divulgador y asesor en sostenibilidad. Gallego en su libro ‘Circulando hacia una nueva economía’, editado por Profit, enumera las principales empresas del sector de la alimentación que se han convertido en casos de éxito por su importante apuesta por la economía circular gracias a su forma de avanzar hacia un desarrollo más limpio, sostenible y en armonía con el planeta.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) un tercio de los alimentos producidos anualmente para consumo humano en el mundo acaban en el cubo de la basura. Un dato preocupante al que se suman cifras como el desperdicio anual en la UE de 88 millones de toneladas de alimentos (unos 173 kg por persona) o la generación de residuos vinculada al envasado y transporte de alimentos.
Pero, como destaca Jose Luis Gallego “algo se está moviendo en los diferentes sectores productivos y cada día son más las empresas que están realizando cambios en sus procesos para avanzar hacia un modelo más responsable y sostenible”. Y, entre ellas destacan aquellas compañías con un firme propósito de adaptar su modelo de negocio a los nuevos tiempos y prestar una especial atención al cuidado del medio ambiente.

Entre las compañías que pertenecen al sector de la Alimentación y que están dando importantes pasos en este sentido está el líder de la distribución de agua mineral y bebida refrescante con dispensador en España, Aquaservice, compañía de economía circular nativa -un referente en este sentido en España- cuyo negocio se basa en la reutilización continua tanto de sus envases en un ciclo infinito que se retroalimenta para no generar residuos como de sus dispensadores de agua y cafeteras. El autor también destaca a Cerealto Siro Foods, compañía familiar multinacional fabricante de productos de alimentación derivados del cereal para grandes retails y compañías marquistas que, en 2018, alcanzó el objetivo de vertido cero en todas sus fábricas de España y Portugal.
Otros de los ejemplos incluidos es Knorr, marca internacional de Unilever que apuesta por una nueva forma de producir y distribuir alimentos mucho más eficaz y sostenible gracias al uso eficiente de los recursos naturales, la eficiencia energética, la reducción de residuos o el compromiso con la conservación de la biodiversidad; y la Fundación Espigoladors, que se fundó hace más de cinco años con el firme objetivo de combatir el despilfarro alimentario aprovechado las frutas y verduras sobrantes o imperfectas a través de un sistema de recolección y aprovechamiento propio; para el que cuenta con la participación de personas en riesgo de exclusión social. También pueden encontrar el lector a Nomen, una de las mayores cooperativas arroceras de España, que mantiene una firme apuesta por un cultivo más sostenible y respetuoso con el medio ambiente en el que cultiva más arroz ecológico y busca la valorización de los residuos que se producen a lo largo de todo el ciclo productivo: desde la cosecha hasta el envasado.
Todas ellas empresas que con su capacidad de innovación y, sobre todo, con su voluntad de ayuda están contribuyendo a la reducción del desperdicio alimentario, a evitar los envases, a reducir las emisiones asociadas a la fabricación y transporte, al avance de la agricultura sostenible, al cuidado de la naturaleza y, en definitiva, a la mejora del medio ambiente.