Combatir las resistencias antimicrobianas en la producción de carne de vacuno
El Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (IRTA) trabaja para aportar soluciones científicas que permitan garantizar la salud y el bienestar animal en un momento en el que la reducción del uso de antibióticos es esencial para proteger también la salud humana.
La investigación del IRTA en resistencias antimicrobianas, una de sus líneas estratégicas, impulsa alternativas que ayudan a mantener a los animales sanos y bien atendidos, siguiendo las metas europeas y afrontando los retos actuales con una mirada científica y un fuerte compromiso social. En esta línea, la Mesa de Innovación de Vacuno de Engorde, coordinada por el IRTA con el apoyo del Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Generalitat de Cataluña, ha profundizado en cómo mejorar la gestión de los antibióticos en la producción de carne de ternera.
Uno de los principales retos sanitarios es el síndrome respiratorio bovino, que afecta a los terneros jóvenes y puede verse favorecido por problemas con la primera leche o calostro, la mezcla de animales procedentes de diferentes explotaciones, el transporte desde la granja de origen, los niveles de estrés asociados al manejo, posibles tratamientos previos con antibióticos y su sistema inmunitario.
Las actividades demostrativas SusTreu y W&W han permitido al sector conocer con precisión qué porcentaje de animales llega con lesiones pulmonares en las explotaciones y cómo evoluciona su estado de salud durante los primeros treinta días. Los datos muestran que los terneros llegan mayoritariamente susceptibles a los antibióticos, pero que al cabo de este período las bacterias responsables del síndrome respiratorio bovino pueden convertirse en multirresistentes y resistir hasta ocho o nueve tipos de antibióticos diferentes.
Ante esta situación, es imprescindible disponer de un buen diagnóstico y realizar pruebas de sensibilidad antimicrobiana de forma periódica para asegurar que el tratamiento se ajusta a la realidad de cada explotación. Este enfoque evita la sobremedicación, favorece un uso mucho más prudente de los antibióticos y contribuye a reducir la aparición de resistencias, protegiendo la salud animal y humana.






























