Entrevista a Fernando Martín, gerente de Dueroimagen

El consumidor tiene diferentes maneras de llegar al producto, en la mayoría de las ocasiones el punto de máxima competencia es cuando tiene delante de sus ojos varios productos de características similares y lo que le termina de decidir es la etiqueta. La forma exterior del producto es fundamental para poder captar la atención, pero la etiqueta es uno de los pasos. Es importante tener siempre en cuenta que estamos haciendo marca. Nuestra marca perdura en el tiempo y hay que cuidarla y hacerla crecer en cuanto a imagen.

Es importante conocer sus características, el mercado al que va destinado y, por supuesto, su nombre y las referencias del mismo. Se ha de adaptar el packaging al estatus social al que dirigimos el vino, a la cantidad de producción y a la tipología. El nombre del vino será el ítem fundamental al cual nos anclaremos para dar forma al conjunto. La elección de un buen nombre es fundamental para el trabajo posterior. En la mayoría de las ocasiones este punto fundamental ya viene dado desde la bodega antes de empezar el proyecto, pero es esencial un trabajo cuidado de este punto.

Es tu representación. Tu cara a cara con el cliente. El cliente en la mayoría de las ocasiones no conoce la bodega, ni el producto, ni el método de elaboración, y si lo conoce tiene junto al vino otro de características similares o referencias de marca tan importantes como las tuyas. Esto es fácil de ver si lo trasladamos a nuestra compra diaria y cómo algunos productos se fijan en nuestra compra porque la marca se ha instaurado en nuestro consumo, pero otros vienen dados porque ante la comparación nuestro ojo tiene la última decisión.

A parte de las obligaciones propias que marque cada DO, como son la denominación y datos de grado, cantidad de contenido, origen del embotellado y elaboración, hay cosas que suelen ser fundamentales, como la marca, que ha de ser visible y reconocible a distancia.

Por lo demás, las reglas del diseño de etiquetas no son universales. Fuera de las obligaciones legales y la obligación comunicativa de la marca, todo lo demás es un campo abierto a la planificación que tengamos para el producto.

Hay de todo, cada cliente es un mundo. En algunos casos tenemos a clientes que quieren imágenes en sus etiquetas de elementos representativos de su historia, y otros nos piden elementos totalmente innovadores. Una petición que todos en el fondo tienen es que quieren vender mucho vino con esa etiqueta, por eso sabemos que la responsabilidad es alta, y que tenemos en nuestras manos una parte fundamental de la cadena.

Últimamente gustan mucho las etiquetas oscuras, pero va por rachas, también hay gusto por los dorados y plateados. Solemos aunar sus gustos y lo que creemos mejor para su producto, sin dejar de tener en cuenta el coste de producción.

Diseño de etiquetas de vino histórico

Una etiqueta de vino es el elemento fundamental de referencia para la compra del futuro cliente. Tanto para realizar el primer acercamiento al producto, como para la posterior adquisición del mismo, por no decir que es esencial en que quede en la memoria para cuando tenga que realizar una nueva compra. En un marco con sobrepoblación de productos como es el mundo del vino, la búsqueda del elemento diferenciador sin perder la identidad del producto es la base de todas las ideas posibles.

La concepción de las etiquetas de “Histórico” vienen unidas a la cuna del vino, que es la Ribera del Duero y a la mezcla definitoria del nombre y el concepto, potenciado dentro de lo que le hace especial, su denominación de origen. El uso de los detalles de la parte inferior para hacer distintas las 3 etiquetas no se alejan de la única y común línea al unirse en el concepto de bodega tradicional repetido en todas las partes superiores de estas. Un concepto directo y elegantem ideado por Dueroimagen, para vestir un buen producto.

Los targets de un joven y un reserva suelen ser diferentes. En primer término por el precio que los diferencia, y en segundo lugar, por sus características. La marca nunca debe dejar de ser reconocible en ambos, al igual que la línea de diseño.

Las diferencias tienen un punto importante en cuál de los dos vinos es la referencia comercial de la bodega, para potenciar, afianzar o determinar la marca.

Hemos trabajado con un gran número de bodegas de Ribera del Duero y con algunas otras denominaciones de toda España, donde estamos actualmente dando los últimos toques para grupos de gran importancia en el sector. Algunos proyectos, que aún no han visto la luz, formarán parte dentro de poco de importantes líneas comerciales.

En cuanto a nuestros proyectos anteriores, desarrollamos una campaña internacional para un producto tan peculiar como el vino ‘Mundo Gay’, en donde desde la etiqueta al estudio comercial y publicitario, se realizó un proyecto que funcionó muy bien. En este caso, explotamos las capacidades actuales de Internet y el marketing viral para que la inversión publicitaria inicial fuera mucho menor en correspondencia a objetivos en comparación con otros medios. Tras conseguir que un gran público hablara del producto, los medios de comunicación se acercaron al producto de modo gratuito, mejorando la difusión con un coste inferior. Las redes sociales, blogs y nuevos medios son un método imaginativo e innovador bastante abandonado por las bodegas.

Además, hemos diseñado múltiples etiquetas para vino. Más de 50 marcas llevan en mayor o menor medida parte de nuestro trabajo. Para nosotros cada una de ellas es importante.