Y después, ¿qué?

De nuevo, mi gratitud a esta publicación de Potencia, que todos los años tiene a bien acogernos.

Los últimos datos publicados por la Asociación Nacional de la Industria del Prefabricado de Hormigón, Andece, son muy favorables: un crecimiento del número de obras con prefabricado de hormigón de un +16% hasta septiembre de 2025, en comparación con los datos del mismo periodo del año anterior.

Además, según las estimaciones del último informe de Euroconstruct, España es uno de los países en los que se prevé mayor crecimiento del sector construcción en los próximos años. Este aumento se reparte entre los distintos subsectores, incrementando sus cifras todos ellos: edificación residencial, edificación no residencial, rehabilitación y obra civil.

Importante es para esta previsión la evolución favorable, esto es: a la baja, de los tipos de interés que maneja el Banco Central Europeo en la zona euro. Un tipo de interés bajo facilita la inversión en construcción.

Otro factor relevante para esta estimación halagüeña de las perspectivas del sector construcción en España en los próximos años, es la dotación de fondos europeos para la recuperación, tras la caída de crecimiento económico en los países de la UE debido a la pandemia.

Ahora bien, y después, ¿qué? Los fondos tienen un recorrido y una caducidad temporal. La incertidumbre surge en ese punto. Es cierto que muchos de los proyectos de construcción son plurianuales. Aún así, se percibe cierto temor a las posibles circunstancias a partir del año 2027.

En España las empresas se están modernizando y actualizando constantemente para ser competitivas en el mercado y para cumplir con los requerimientos legales y normativos que cada poco van surgiendo. Todo tipo de casuísticas: envases y embalajes, factura electrónica, mediación y arbitraje, protocolo LGTBi, y cambios legislativos laborales de todo tipo y un largo etcétera.

En nuestro caso, también es preciso tener muy presente la legislación medioambiental y su cumplimiento. Desde Andece lo hemos apoyado de distintas formas. desde un software DAP certificado, hasta la actualización de las DAPs sectoriales, por ejemplo.

Tratamos desde la asociación minimizar el impacto de las exigencias de inversión para cumplir con los estándares medioambientales establecidos. Tratamos también de facilitar otros ámbitos mencionados, con información, con formación y con acuerdos de colaboración ventajosos para nuestros miembros.

Sin embargo, las exigencias de inversión en digitalización, en automatización, en medioambiente, en estructura laboral, en procesos administrativos y en procesos fabriles son tremendas.

Para que toda esta cuantiosa inversión tenga su retorno y haga de las empresas españolas, unas empresas competitivas en el entorno europeo, es preciso vislumbrar un mercado de futuro estable y con un reconocimiento adecuado a ese esfuerzo inversor realizado. Reconocimiento que se espera tanto de las Administraciones, como del resto de la cadena de valor del sector construcción en España.