GO SolarWine: la revolución agrovoltaica que transforma el viñedo en fuente de energía y conocimiento
En los paisajes vitícolas de Cataluña y Castilla-La Mancha se desarrolla el proyecto GO SolarWine, una iniciativa que combina energía fotovoltaica, digitalización y viticultura de precisión para impulsar un modelo de producción sostenible. A través de dos plantas piloto y una red de sensores inteligentes, el consorcio promueve una agricultura más eficiente en el uso del agua y la energía, integrando tecnología solar en el viñedo sin comprometer la calidad de la uva.
Tecnología agrovoltaica aplicada al viñedo
El proyecto GO SolarWine surge con el propósito de demostrar la viabilidad técnica y económica de la agrovoltaica en la viticultura. Su objetivo principal es validar, en condiciones reales de explotación, sistemas capaces de compatibilizar la generación de energía fotovoltaica con el cultivo de la vid. En lugar de concebir el terreno agrícola y la infraestructura energética como usos incompatibles, el proyecto propone una integración estructural de ambos, creando un modelo de aprovechamiento dual del suelo.
El sistema se basa en la instalación de paneles solares sobre estructuras elevadas tipo pérgola, a cinco metros de altura, lo que permite mantener la mecanización habitual del viñedo. La disposición modular se ha diseñado para evaluar distintas configuraciones de sombreado, combinando módulos opacos convencionales y paneles semitransparentes bifaciales. Estos últimos permiten el paso parcial de la radiación solar y aprovechan la luz reflejada por el suelo, mejorando la captación de energía y reduciendo el impacto lumínico sobre el cultivo.
Los resultados preliminares obtenidos durante la fase de puesta en marcha muestran un equilibrio notable entre rendimiento energético y respuesta agronómica. En ambos viñedos piloto —Mas Rabell, en el Penedès, y Fuentealbilla, en La Mancha— las instalaciones han mantenido una producción fotovoltaica estable, con una eficiencia media del 18% en condiciones de campo y picos superiores al 20% en días de máxima irradiación. Estas cifras confirman el potencial de la agrovoltaica como fuente de energía limpia integrada en entornos agrícolas productivos.
El conocimiento adquirido con ambas plantas piloto permitirá ajustar futuros proyectos agrovoltaicos a las particularidades de cada territorio. Viñedo Familia Torres. Fuente: Go Solar Wine.
Sensores inteligentes y agricultura de precisión
La innovación de GO SolarWine se sustenta en la digitalización del viñedo. Cada planta piloto incorpora una red de sensores conectados que registran en tiempo real parámetros clave del microclima y del estado fisiológico de las cepas. Los dispositivos miden temperatura del aire, humedad relativa, radiación solar, humedad y temperatura del suelo, así como variables agronómicas específicas como la conductancia estomática o la presión foliar. Estos datos se transmiten a una plataforma de análisis en la nube desarrollada por INDEREN, donde se procesan mediante algoritmos de inteligencia artificial.
El sistema genera un modelo digital o gemelo virtual del viñedo, capaz de representar con precisión su comportamiento bajo diferentes condiciones de irradiación y sombreado. A partir de la información recopilada, se elaboran patrones predictivos que relacionan el microclima con el rendimiento de la planta y la producción de energía. Esta herramienta facilita la toma de decisiones en la gestión del riego y la planificación de labores, optimizando el uso de recursos hídricos y energéticos.
Además de la monitorización ambiental, los sensores proporcionan información sobre la salud del cultivo, detectando posibles desequilibrios térmicos o hídricos. En el caso del viñedo de Mas Rabell, se han registrado descensos de hasta 5 °C bajo los paneles durante las olas de calor y una reducción cercana al 30% en el consumo de agua respecto al área de control. La información obtenida confirma que la sombra parcial de los módulos contribuye a mitigar el estrés térmico, permitiendo una maduración más equilibrada de la uva y una mayor estabilidad en la producción.
El modelo experimental del Penedès
En el viñedo Mas Rabell, propiedad de Familia Torres, se desarrolla una de las instalaciones más avanzadas del proyecto. Sobre una superficie de mil metros cuadrados de viña ecológica, se ha montado una pérgola solar que combina distintos tipos de módulos fotovoltaicos, integrados en un sistema de control ambiental de alta resolución. La altura de la estructura permite el paso de vendimiadoras y tractores, garantizando la continuidad de las labores agrícolas sin modificar la disposición tradicional del cultivo.
La energía generada se destina al autoconsumo de las naves de envejecimiento y del restaurante adyacente, configurando un circuito energético cerrado. Los técnicos de la bodega supervisan la producción eléctrica mediante un sistema de registro digital que muestra la generación diaria, el factor de rendimiento y la eficiencia acumulada de los paneles. El análisis de los primeros meses de operación indica un aprovechamiento medio del 1.400 kWh por kWp instalado, con un factor de rendimiento superior al 80%, cifras que sitúan al piloto dentro de los estándares de eficiencia de las instalaciones fotovoltaicas en España.
Este esquema permite visualizar la agrovoltaica no solo como un mecanismo de adaptación al cambio climático, sino también como una estrategia de ahorro y diversificación energética.
Viñedo Mas Rabell, propiedad de Familia Torres, uno de los participantes en el proyecto Go SolarWine. Fuente: Go Solar Wine.
El piloto de Fuentealbilla y su enfoque climático
El segundo emplazamiento experimental se ubica en la finca Huerto Tornasol, en Fuentealbilla, Albacete. Allí, las condiciones climáticas son más extremas: veranos secos y calurosos, inviernos fríos y una irradiación media anual superior a la del Penedès. Estas variables convierten a la instalación manchega en un laboratorio idóneo para estudiar el comportamiento de la agrovoltaica en zonas de elevada radiación.
Sobre una superficie de novecientos metros cuadrados, los paneles bifaciales y opacos proyectan sombras alternas sobre cepas de la variedad Bobal, autóctona de la región y reconocida por su resistencia a la sequía. Los sensores instalados monitorizan la humedad del suelo, las fluctuaciones de temperatura y la evolución de la savia, generando una base de datos que permitirá evaluar la influencia del sombreado en la fisiología del cultivo. Los resultados comparativos entre los dos pilotos —mediterráneo e interior— serán determinantes para establecer pautas de diseño adaptadas a distintos entornos.
La colaboración de Huerto Tornasol aporta además experiencia en mantenimiento fotovoltaico, garantizando el seguimiento operativo de los módulos bajo condiciones de alta irradiación. Su conocimiento técnico en instalaciones solares refuerza la fiabilidad del sistema y asegura la continuidad de los ensayos durante las campañas vitícolas 2024–2027.
Evaluación económica y modelo de rentabilidad
El proyecto incluye un análisis detallado del rendimiento económico de la explotación dual. Este estudio considera tanto los ingresos derivados de la producción de uva como la energía eléctrica generada para autoconsumo o venta de excedentes. A estos factores se suman los ahorros en agua, fitosanitarios y energía convencional, así como el posible incremento de valor añadido por diferenciación sostenible del producto final.
El modelo financiero preliminar, elaborado por el consorcio, estima que una instalación agrovoltaica puede recuperar la inversión inicial en un plazo de entre ocho y diez años, dependiendo del tamaño y de la tarifa de venta de la electricidad. En el caso de Mas Rabell, donde la energía se consume íntegramente en la bodega, el ahorro acumulado en la factura eléctrica podría superar el 15% anual. Si se consideran los beneficios agronómicos —como la reducción de mermas por calor y el mantenimiento de la calidad de la uva— el retorno total de la inversión mejora de forma significativa.
El proyecto evalúa también los costes de mantenimiento y reposición de componentes. Los paneles bifaciales, aunque más caros, presentan una durabilidad superior y un rendimiento estable incluso en condiciones de radiación difusa, lo que contribuye a aumentar la rentabilidad global. Estos resultados alimentarán una guía técnica que establecerá recomendaciones de diseño, criterios de amortización y estrategias de gestión para bodegas y explotaciones interesadas en replicar el modelo.
Colaboración multidisciplinar y financiación pública
GO SolarWine, que arrancó en mayo de 2024 y finalizará en abril de 2027, cuenta con un presupuesto total de 706.696,55 euros, de los cuales 599.938,89 proceden de financiación pública, equivalente al 80% del coste total. La aportación se enmarca en el Plan Estratégico de la Política Agraria Común 2023–2027, con fondos cofinanciados por el FEADER y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Esta inversión responde a la necesidad de fomentar innovaciones que mejoren la competitividad agrícola y promuevan el uso eficiente de los recursos naturales.
El consorcio está coordinado por la Asociación AEI INNOVI y cuenta con la participación de Familia Torres, Huerto Tornasol y el Clúster de la Energía de la Comunitat Valenciana. Además, colaboran el Instituto Catalán de la Viña y el Vino, INDEREN, Ártica Ingeniería e Innovación, la Plataforma Tecnológica del Vino y Gala Media. Cada entidad aporta un componente específico: desde la ingeniería estructural hasta el análisis enológico, pasando por la comunicación científica y la transferencia de resultados al sector. Esta estructura de colaboración público-privada permite que el proyecto abarque todo el ciclo de innovación: diseño, demostración, validación técnica y difusión. El carácter supra-autonómico de GO SolarWine amplía su alcance y favorece la replicabilidad del modelo en otras regiones agrícolas de España y Europa.
Un nuevo paradigma para el viñedo solar
El valor de GO SolarWine trasciende los resultados de sus ensayos. Representa una nueva forma de concebir la integración entre energía y agricultura, donde la tecnología se incorpora al paisaje sin sustituirlo. Las pérgolas fotovoltaicas de Mas Rabell y Fuentealbilla no son una superposición de acero y silicio sobre el campo, sino una extensión funcional del viñedo. La estructura protege, genera y comunica, actuando como interfaz entre la naturaleza y la ingeniería.
La información recopilada en ambos pilotos servirá para elaborar un modelo predictivo que relacione variables microclimáticas, rendimiento energético y calidad del vino. Este conocimiento permitirá ajustar futuros proyectos agrovoltaicos a las particularidades de cada territorio, avanzando hacia una viticultura más inteligente y adaptable. La combinación de energía limpia, sensorización avanzada y gestión digital abre una vía real para transformar el modelo productivo del vino español.
En última instancia, GO SolarWine encarna la convergencia entre tradición y modernidad. Las cepas continúan creciendo al ritmo de las estaciones, pero ahora acompañadas por la precisión de los datos y la energía del sol convertida en recurso compartido. El paisaje del vino se reinventa como espacio de innovación, donde cada racimo y cada kilovatio contribuyen a una misma idea de sostenibilidad.




































