Latinoamérica se une ante la resistencia antimicrobiana
El director general de Inocuidad Agroalimentaria, Acuícola y Pesquera del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senaica) del Gobierno de México, Hugo Fragoso Sánchez, informó de la cooperación entre varios países y entidades durante la inauguración del evento regional ‘Brechas en gobernanza, vigilancia y contención de la resistencia a los antimicrobianos’, convocado por la FAO en el país azteca.
El funcionario de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) recordó que en enero de 2017 la FAO puso en marcha un proyecto regional de cooperación técnica denominado ‘Apoyo para el Desarrollo de Planes Nacionales de RAM en América Latina y el Caribe’, a partir del cual México diseñó e implementó su Plan Nacional para la Contención de la RAM.
La RAM, un problema mundial
La Resistencia a los Antimicrobianos (RAM) es una importante amenaza mundial de creciente preocupación tanto para la salud humana como la animal, teniendo consecuencias para la seguridad alimentaria y para el bienestar económico de millones de hogares. RAM se refiere a microorganismos –bacterias, hongos, virus y parásitos– que desarrollan resistencia a las sustancias antimicrobianas como son los antibióticos. Si bien toda clase de microbio puede desarrollar resistencia, el mayor impacto sobre las posibilidades terapéuticas actuales ocurre especialmente en las bacterias.
La resistencia a los antimicrobianos es un fenómeno natural de adaptación que desarrollan las bacterias ante la presencia de los antibióticos y este proceso se ha incrementado debido al uso excesivo e inadecuado de estos medicamentos, lo que genera la aparición de bacterias resistentes.
La tasa de propagación de la RAM está aumentando debido al uso inapropiado y excesivo de antimicrobianos. Varios factores han contribuido a esto, incluyendo la falta de normas y controles para su uso adecuado; el mal cumplimiento del tratamiento; los usos no terapéuticos; las ventas sin recetas o por Internet; y la disponibilidad de antimicrobianos falsificados o de mala calidad.
Entre las consecuencias de la RAM se encuentra la incapacidad de tratar las infecciones con resultados positivos, lo que conduce a un aumento de la mortalidad; el aumento de la gravedad o duración de la enfermedad; la pérdida de productividad; y la reducción de los medios de subsistencia y la seguridad alimentaria.
Los microorganismos resistentes a los antimicrobianos pueden desarrollarse y transmitirse entre los animales productores de alimentos y los humanos a través de la exposición directa o mediante de la cadena alimentaria. Por lo tanto, la RAM es un problema multisectorial y multidimensional: un problema global. Los microorganismos resistentes y los genes no reconocen límites geográficos o ecológicos. La resistencia que se produce en una ubicación geográfica o en una especie puede propagarse a otras zonas mediante el movimiento de alimentos, agua, animales y/o personas, o contaminar otras especies y afectar tanto a los países en desarrollo como a los desarrollados.
En este sentido, Fernando Soto Baquero, representante de la FAO en México, impulsó durante su intervención el uso prudente de los antibióticos y otros antimicrobianos, solamente para curar enfermedades y aliviar el sufrimiento innecesario, por lo que demandó la eliminación inmediata del uso de este tipo de sustancias como promotores de crecimiento en animales.
La RAM, destacó Soto Baquero, ya alcanzó proporciones alarmantes en el pasado y se ha convertido en la actualidad en un riesgo para la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios y en uno de los principales desafíos para la salud pública y la inocuidad de los alimentos en el siglo XXI.
Por este motivo, según informó el representante de la FAO en México, “hoy se reúnen en las instalaciones del Senasica cuatro organismo internacionales vinculados a la sanidad agropecuaria y la salud pública, así como expertos de 12 países de la región, lo que de manera coordinada y mediante el diálogo intersectorial permitirá avanzar hacia una gestión de riesgos integrada de la RAM bajo el enfoque de una salud”.
Las entidades comprometidas en el Plan Mundial y que contribuyen a la gestión del proyecto regional son la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), el Organismo Regional Internacional de Sanidad Agropecuaria (OIRSA), además la Sagarpa, a través del Senasica y el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria de Argentina (Senasa).
El papel de la Unión Europea
En el marco de esta problemática que plantea a nivel global la resistencia a los antimicrobianos, en verano se realizó en Buenos Aires una conferencia organizada por la Unión Europea con el objetivo de promover la colaboración sólida de todos los países de la región y compartir las experiencias de aquellas naciones que poseen planes de contención del riesgo de la RAM.
En el evento participaron el presidente del Senasa, Jorge Dillon, el representante de Unión Europea en Argentina, François Roudie, el representante de la Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria (DG-SANTE), Rui Ludovino, y varios miembros de las organizaciones Mundial de Sanidad Animal (OIE) y Panamericana de la Salud (OPS). Expusieron también su experiencia especialistas venidos de España, de la Agencia Europea de Medicamentos y de Francia. Asimismo, participaron en el acto representantes de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay, Perú y Uruguay.
Dillon aseguró que Argentina es pionera en Sudamérica en la prevención de los antimicrobianos, un tema que requiere una atención muy grande por el impacto que tiene en la salud pública: “Hemos comprado equipamiento para laboratorio, entrenamos al personal en técnicas diagnósticas y estamos haciendo un relevamiento a campo de lo que es prevalencia de resistencia en aves, cerdos y en bovinos que nos va a permitir conocer con mayor detalle la situación en el país”.
Por su parte, el representante de UE destacó que “la resistencia antimicrobiana tiene una gran importancia sobre la salud de todos los habitantes del mundo y que con la globalización y apertura de mercados resulta imposible evitar la diseminación de bacterias resistentes a los antimicrobianos. Por este motivo es sumamente importante para la UE que todos los países de la región, exportadores o potenciales exportadores de alimentos, se comprometan a trabajar para mitigar el riesgo”.