El 60% de los excedentes alimentarios se convierten en pérdidas para el fabricante
8 de marzo de 2010
Los factores que provocan el desfase entre la demanda del consumidor y las existencias disponibles para atenderla son diversos. Por un lado, los objetivos ambiciosos de crecimiento de ventas. Casi todas las empresas se proponen, de manera habitual, crecimientos en su cuota de mercado, pero el tamaño del mismo es relativamente constante. Por otro lado, los lanzamientos fallidos de nuevos productos así como la discontinuación de referencias, cambios de envasado o de aspecto. Otros factores que influyen son los cambios súbitos en la política de compras de la distribución comercial, las acciones exitosas de la competencia o la recesión generalizada que se produce.
Aunque las empresas intentan evitar la aparición de excedentes o productos con vida útil reducida, si éstos se generan están obligadas a recurrir a diferentes tácticas. Por ejemplo, a las ventas con descuentos especiales. A pesar de que es el medio más habitual destruye el valor de la marca en el mercado minorista, al introducir referencias de precio inferiores a las ordinarias entre la clientela habitual. O las donaciones a organizaciones benéficas, consideradas gasto deducible hasta un importe determinado, por lo que la empresa recupera el 35% de su valor correspondiente a la tasa del impuesto de sociedades. O la venta al coste o por debajo del mismo para usos marginales (piensos compuestos) o como materia prima para otros procesos (ingredientes para platos preparados). Por último, el reproceso es otra de las tácticas empleadas: algunos productos admiten un cierto porcentaje de producto “antiguo” en la elaboración del “nuevo”, como el aceite, los turrones, etc. Sin embargo, cada vez son más habituales las situaciones en las que, finalmente, las empresas deben destruir sus excedentes o liquidarlos con una pérdida importante por falta de canales y servicios especializados en su gestión.