Guía para afrontar los cambios legislativos en etiquetado alimentario
Todas las empresas alimentarias deberán facilitar información nutricional sobre los ingredientes empleados en la elaboración de los alimentos que venden o suministran. Así lo establece el Real Decreto 126/2015, que entró en vigor el pasado 13 de diciembre de 2016 y aplica el Reglamento de la UE 1169/2011 sobre la Información Alimentaria Facilitada al Consumidor. Están exentos de esta normativa los productos no envasados y aquellos que están sin transformar o curados e incluyen un solo ingrediente.
Junto a productores y fabricantes, los requisitos que incluye también afectan a aquellos que comercializan alimentos a granel, como supermercados, bares, restaurantes, comedores escolares y hospitales, establecimientos de comida para llevar, etc. Sin embargo, según Mireia Cunnil, responsable de Life Sciences en Stratesys, “todavía son muchas las empresas que no están preparadas para cumplir con esta obligación y deberán realizar un profundo cambio en sus sistemas de gestión para adaptarse antes del plazo que establece la normativa”.
El Real Decreto introduce la obligatoriedad de indicar en el mismo campo visual la información nutricional sobre el valor energético, grasas, grasas saturadas, hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal para la mayoría de los alimentos transformados, unos datos que antes era voluntario incluir.
A esto se añaden las novedades que en 2014 introdujo el Reglamento Europeo, en el que se indica que el etiquetado debe ser claro y legible, para lo que se establece un tamaño mínimo de fuente. Asimismo, desde esta fecha tiene que identificarse el país de origen, la presencia de alérgenos, origen de los aceites y grasas vegetales empleadas o la utilización de nanomateriales artificiales como aditivos.
Con el fin de facilitar la adopción de la normativa europea a los sistemas de gestión de las empresas alimentarias a través de soluciones tecnológicas específicas, como las basadas en tecnología SAP, la consultora Stratesys ha elaborado la ¡Guía del nuevo etiquetado alimentario¡en la que, entre otros aspectos, se señalan cuáles son los principales cambios estructurales que deben acometerse:
- Mayor coordinación entre los diferentes departamentos implicados en el proceso de etiquetado, fundamentalmente entre las áreas de compras, packaging y producción.
- Mejora de la comunicación de las empresas con sus proveedores en este ámbito, como es el caso de los proveedores de packaging.
- Total automatización de los cálculos de formulaciones, reduciendo la intervención humana y así garantizando una mayor seguridad en los procesos que evite los errores del etiquetado.
- Flexibilidad para aplicar posibles cambios regulatorios de forma ágil. La normativa está en plena adaptación y es previsible que surjan modificaciones y adaptaciones de las directrices vigentes.
- Actualización permante de la información disponible sobre etiquetado en la venta online. Este aspecto es de especial interés, pues los consumidores deben tener un total acceso a esta información y que esta, a su vez, no quede nunca obsoleta.