Ainia desarrolla un colon artificial para comprobar la resistencia de los probióticos
20 de diciembre de 2013
Ainia acaba de completar uno de sus proyectos más ambiciosos, el ‘Digestor artificial’, capaz de reproducir las condiciones naturales del intestino grueso, estómago e intestino delgado. El reto es estudiar la resistencia de probióticos, con función sobre la flora intestinal, a su paso por el proceso digestivo, de forma que se pueda validar su efecto beneficioso para la salud sobre el colón o el intestino delgado. Para que este tipo de compuestos funcionen es necesario que tengan una alta resistencia a su paso por el intestino, de forma que permanezcan vivos para poder colonizar la flora intestinal de cara a reforzar el sistema inmunológico, entre otras funciones. Con el apoyo financiero del Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, este colón artificial permite simular las condiciones naturales que se producen en el intestino grueso como el control de pH, la temperatura o la monitorización del crecimiento de la flora intestinal. De este modo se pretende cuantificar el número de compuestos bioactivos que siguen activos después de su paso por el tracto gastrointestinal.
El proyecto ‘Proregas’, iniciado en 2007, está permitiendo obtener también resultados sobre el efecto de las diversas formas de integrar probióticos en los alimentos –aplicación directa, microencapsulación, etc.– de cara a determinar cómo proteger los compuestos de interés durante el proceso digestivo. Los métodos in vitro son más rápidos y de menor coste que los in vivo, y cuentan con la ventaja de tomar muestras en diferentes puntos del tracto gastrointestinal. De esta manera, el modelo de digestión in vitro de Ainia reproduce las funciones naturales del estómago, intestino delgado e intestino grueso. Esto permite estudiar el comportamiento del sistema digestivo humano respecto a determinados alimentos, con especial interés en el desarrollo de productos alimentarios como probióticos, prebióticos, o polifenoles, entre otros. El proyecto permitirá aproximar la ciencia a la industria alimentaria, proporcionando así herramientas eficaces que contribuyan positivamente al fortalecimiento de los sistemas de control de calidad de los alimentos, así como a garantizar los potenciales efectos beneficiosos para la salud de los alimentos funcionales desarrollados.