Más allá de la memorización: seis estrategias educativas que están revolucionando las aulas españolas
La creciente apuesta por modelos pedagógicos que reducen el peso de la memorización está impulsando un debate en la comunidad educativa española. A raíz de la campaña bolichuletero.com, decenas de docentes han compartido en redes sociales sus experiencias y metodologías para fomentar un aprendizaje más crítico, participativo y conectado con la realidad del alumnado, en un contexto en el que España aún lucha por reducir su tasa de abandono educativo temprano.
“¿Por qué seguimos enseñando como si estuviéramos en 1980? ¡Estamos en 2025 y hay estrategias mucho mejores que la memorización para que los alumnos se formen!”
Gemma Gimeno es profesora desde hace 25 años. Da clases de Biología y Geología en un instituto de Barcelona y es una de los muchos docentes que se ha animado a participar en el debate abierto en redes sociales por la campaña bolichuletero.com.
Mediante el lanzamiento de un boli fake basado en inteligencia artificial que prometía ayudar a los estudiantes a aprobar sus exámenes sin esfuerzo, MP ha agitado un intenso debate entre docentes, padres y alumnos: ¿la memorización sigue siendo imprescindible en la educación del siglo XXI o hay otras estrategias que permiten formar a los alumnos de una forma más crítica y participativa sin que tengan que dejarse los codos empollando?
El comentario de @gemmagimeno, publicado en uno de los muchos hilos de la campaña, encendió una conversación incómoda pero necesaria, con casi 17.000 interacciones, que ha terminado por demostrar que el verdadero problema no está en los estudiantes, sino en cómo seguimos enseñándolos.
La voz de los profesores que se han sumado a la conversación explicando sus estrategias en las aulas también ha demostrado que sí: que hay otras formas de enseñar. "Sus testimonios explicando cómo aplican nuevas metodologías para sustituir a la memorización —comenta Carlos Martín, portavoz de MP— son un retrato coral de lo que podría ser la educación si se adoptaran enfoques centrados en la comprensión, la creatividad y la participación".
Seis nuevas formas de aprender: los docentes cuentan sus estrategias
A raíz del debate generado por bolichuletero.com, docentes de toda España han compartido las metodologías que utilizan en clase y que, según ellos, funcionan. Estas son las seis más destacadas y transformadoras:
1. ‘Slow learning’: aprender menos deprisa, pero más profundo. ¿Y si la velocidad y el volumen de temas que se dan en el aula dejasen de ser un mérito? El slow learning aboga precisamente por eso: trabajar menos conceptos, pero entendiéndolos mejor, apostando por la pausa, la reflexión y la construcción de conocimientos duraderos. "La nota no lo es todo, siempre he dicho: si sacas un 10 pero porque has memorizado todo y no entiendes nada, no sirve; prefiero que saques un 5 pero que entiendas lo que escribes», señala @familia_de_3_mas_7. Y otra profesora, @bbelenrueda, explica que sería ideal cambiar la manera de evaluar: “Así daríamos importancia a las personas por su potencial y sus habilidades reales para resolver problemas, y apostaríamos por talentos y no por capacidad memorística”.
2. Pedagogía de la pregunta: enseñar a pensar, no a repetir. “Si los alumnos no hacen preguntas, no están aprendiendo”, asegura @aula_inquieta. En las clases de este profesor, cada unidad arranca con hipótesis, dudas o retos planteados por los chicos y las chicas. "Así los alumnos investigan y debaten en vez de copiar o contestar algo que han aprendido de memoria", explica.
3. Aprendizaje basado en proyectos (ABP): menos exámenes, más experiencias. “Cada trimestre resolvemos un problema del barrio —cuenta @proyecto_urbano—. Desde diseñar mejoras ambientales hasta crear prototipos o campañas. De esa manera, el aula se convierte en un espacio de acción”. De esa manera no se evalúan únicamente los contenidos que se memorizan, sino otros muchos aspectos. “Se trata de que los alumnos aprendan y recuerden cosas aprendidas en el centro, no cosas memorizadas de un libro o apuntes que posiblemente terminen por olvidar —señala @maestra_segoviana—. Y el aprendizaje basado en proyectos es una buena manera de conseguirlo”.
4. Neuroeducación emocional: aprender desde las emociones. Trabajar con dinámicas de reconocimiento emocional, narrativas vinculadas a la vida real y ejercicios que ayudan a entender cómo funciona el cerebro al aprender es una buena estrategia para que los alumnos conecten con lo que se les está enseñando. "Aprender nada tiene que ver con memorizar y memorizar —explica @lapeceradeladiversidad—. El alumno debe conectar con lo que se está aprendiendo para que ese aprendizaje sea real y le acompañe a lo largo de su vida". Porque como explica @neuro_class, “el aprendizaje significativo empieza cuando el alumno conecta emocionalmente con lo que estudia”.
5. Desobediencia creativa: romper reglas para innovar. “A mis alumnos les pido que cuestionen incluso mis instrucciones —confiesa @laprofeindomable—, porque una buena manera de aprender a ser creativos es entrenando el pensamiento divergente y teniendo la valentía de desafiar estructuras rígidas y los pensamientos preconcebidos”.
6. Aprendizaje en grupos reducidos: colaborar para adquirir nuevas competencias.? Esta metodología potencia la participación activa, el razonamiento compartido y la corresponsabilidad en el aprendizaje. Y aplicarla en grupos pequeños es aún más beneficiosa, porque todos aportan y nadie se esconde. “El entrenamiento competencial junto con otros compañeros es el futuro —sostiene @belen.teacher—. Pero desgraciadamente aún hay profesores que siguen poniendo el foco solo en el contenido”.
Una mirada al futuro de la educación
Más allá de la anécdota del bolígrafo imposible, la campaña bolichuletero.com ha puesto sobre la mesa una evidencia que docentes, familias y expertos llevan años señalando: la memorización es insuficiente para preparar a los estudiantes del siglo XXI, y existen alternativas reales, concretas y aplicables que permiten construir aulas más motivadoras, críticas y alineadas con lo que espera a los alumnos fuera del centro educativo.
Y no son propuestas idílicas ni naïf, porque responden a un desafío real al que se enfrenta España. A pesar de que la tasa de abandono educativo temprano ha alcanzado recientemente su mínimo histórico —un 13%, según la EPA—, este porcentaje sigue siendo elevado si se considera que el objetivo de la Unión Europea para 2030 es que la tasa no supere el 9%.
Pero el reto, a juicio de MP, es aún mayor: “No solo urge transformar la forma de enseñar para que los jóvenes permanezcan en la escuela; lo que debemos conseguir entre todos es que, sin cuestionar el valor del esfuerzo ni del estudio, se enganchen y sean capaces de pensar, crear y resolver problemas complejos”, sostiene el portavoz de MP.
Una educación más humana, más profunda y mejor preparada para afrontar los desafíos del presente y del futuro. Una educación donde las preguntas importen más que las respuestas, donde la creatividad cuente tanto como la memoria y donde cada alumno encuentre un espacio para desarrollar su talento. “Una educación que vaya mucho más allá de estudiar para aprobar —sostiene Carlos Martín— y que sirva, además, para vivir, pensar y transformar”.



