Clicar, scrollear y conectar... pero con equilibrio: el nuevo reto del bienestar digital infantil en Europa
Un estudio, desarrollado por Save the Children UK y Fundación Vodafone, analiza el estado del bienestar digital infantil y adolescente en Europa, con foco en los contextos educativos. Su objetivo es comprender cómo las experiencias digitales influyen en la salud mental, la autonomía y la seguridad de niñas, niños y adolescentes, e identificar oportunidades para fortalecer políticas y programas de protección.
En un momento en que la infancia crece entre pantallas, redes sociales y aprendizaje en línea, garantizar su bienestar digital se ha convertido en un desafío urgente. Así lo pone de relieve el informe ‘Clicar, scrollear, conectar — La importancia del balance’, elaborado por Save the Children UK y la Fundación Vodafone, que analiza cómo las experiencias digitales afectan a niñas, niños y adolescentes en contextos educativos de toda Europa.
Más allá de la alfabetización digital
El estudio, fruto de una alianza entre ambas organizaciones, parte de una idea clave: no basta con enseñar a usar la tecnología, sino que hay que aprender a convivir con ella. El programa europeo que acompaña el informe —integrado en la iniciativa Skills Upload Junior de Fundación Vodafone— busca formar a estudiantes de entre 9 y 16 años en competencias digitales, seguridad y resiliencia emocional. Su propósito es doble: proteger y empoderar.
Para lograrlo, el informe introduce el marco SMILE (por sus siglas en inglés: Seguridad, Gestión, Identidad, Alfabetización y Empatía), una guía para desarrollar una relación equilibrada con la tecnología. Este modelo promueve la protección de datos personales, la autorregulación en el uso de pantallas, la construcción de una identidad digital sana y la empatía en los entornos online.
El bienestar digital, una cuestión de derechos
Los autores del informe recuerdan que el acceso a internet ya no es un privilegio, sino una condición básica para el desarrollo, la educación y la participación social. Por ello, insisten en un enfoque basado en los derechos de la infancia, recogidos en la Convención de Naciones Unidas, que reconoce a los menores como ciudadanos digitales activos, no solo como usuarios vulnerables.
El estudio advierte que, aunque la Unión Europea ha construido el marco de protección digital más completo del mundo —con normativas como el RGPD y la Ley de Servicios Digitales—, persisten grandes desigualdades entre países. Las diferencias en la verificación de edad, la moderación de contenidos o la formación digital del profesorado generan una “lotería del código postal” en la seguridad y la experiencia online de los jóvenes europeos.
Factores de riesgo y nuevas amenazas
Entre los principales riesgos detectados destacan el ciberacoso, la desinformación, los diseños adictivos de las plataformas y la exposición a contenidos misóginos o violentos. También alertan sobre el auge de los deepfakes y del material de abuso sexual infantil generado con inteligencia artificial, fenómenos que avanzan más rápido que la regulación.
El impacto emocional es evidente: aumentan la ansiedad, los trastornos del sueño y la presión social derivada de la comparación constante. Las niñas, además, sufren con más frecuencia acoso, sexualización y estándares de belleza dañinos.
Escuelas y familias: aliados esenciales
El informe destaca que las escuelas europeas deben ir más allá de los objetivos académicos tradicionales para convertirse en espacios de bienestar digital. Esto implica integrar la seguridad online, la salud mental y la educación emocional en el currículo, así como formar al profesorado y trabajar en conjunto con las familias.
La evidencia demuestra que las iniciativas más efectivas son aquellas que unen la escuela y el hogar, fomentan el diálogo intergeneracional y capacitan a padres, madres y cuidadores como acompañantes digitales, no como censores.
Un enfoque inclusivo y basado en evidencia
El estudio también subraya la necesidad de abordar el bienestar digital desde la diversidad: las desigualdades socioeconómicas, de género, discapacidad o entorno rural agravan la brecha digital. Por ello, propone políticas interseccionales que garanticen el acceso equitativo y la representación de todas las infancias.
Finalmente, Save the Children y Fundación Vodafone hacen un llamamiento a los gobiernos y al sector tecnológico para que impulsen políticas basadas en la evidencia, midan el impacto real de sus programas y sitúen las voces de niñas, niños y adolescentes en el centro del diseño digital.
Hacia una cultura digital saludable
Clicar, scrollear y conectar no son solo acciones cotidianas, sino parte de una cultura digital que moldea la identidad y el bienestar de toda una generación. Promover el equilibrio —ese “balance” al que alude el título del informe— es la clave para que las pantallas sean una ventana al conocimiento, y no una fuente de ansiedad.
Porque educar en lo digital ya no es opcional: es educar para la vida.
Conclusiones
- El bienestar digital requiere un enfoque sistémico, integrado en familias, escuelas y políticas públicas.
- Debe basarse en los derechos de la infancia (Convención de la ONU y Observación General nº 25).
- Las niñas y niños deben ser vistos como titulares activos de derechos digitales, no solo como usuarios que necesitan protección.
- Se precisa una colaboración intersectorial entre gobiernos, escuelas, sector privado y sociedad civil.
Recomendaciones clave
- Priorizar los derechos digitales de la infancia en las políticas nacionales.
- Garantizar su participación significativa en la creación de normas, contenidos y herramientas digitales.
- Desarrollar estrategias nacionales integradas alineadas con los estándares europeos (BIK+, DSA, RGPD).
- Fortalecer la coordinación y aplicación de las normativas en toda la UE.
- Medir y evaluar el bienestar digital mediante indicadores holísticos que incluyan salud emocional, participación y resiliencia.
- Promover formación docente y programas escolares que integren seguridad, empatía y pensamiento crítico.



