La identidad digital encuentra en la nube gestionada el camino hacia la continuidad y la alta disponibilidad
Marc Meseguer, Team Lead, Cloud Engineering en Redtrust
15/12/2025
Durante años, muchas organizaciones han mantenido arquitecturas on-premise que, al crecer, acaban fragmentándose y consumiendo más recursos de los que aportan. La gestión de certificados —ese componente silencioso que habilita accesos, firmas, cumplimiento y trazabilidad— se ha convertido en uno de los mejores indicadores de la madurez digital de cualquier empresa. Y la realidad es clara: el 72% de las organizaciones ya ha adoptado soluciones cloud o cloud MSP, señal de un cambio profundo en la forma de proteger su identidad digital corporativa.
Este movimiento no nace de una moda tecnológica, sino de una realidad operativa. Los certificados se han multiplicado en el mismo ritmo en que los accesos se han diversificado y los equipos trabajan desde cualquier lugar. Esa dispersión ha hecho que su gestión sea cada vez más compleja y más arriesgada. Por eso, del 28% de compañías que aún mantienen sus certificados en entornos virtuales u onpremise, el 90% se plantea migrar hacia la nube gestionada. El mercado ya ha asumido que los modelos heredados no escalan, y mantenerlos supone renunciar a velocidad, eficiencia y seguridad.
La nube gestionada crece precisamente porque reduce esa tensión. Lo hace mediante entornos multi-tenant diseñados para garantizar aislamiento lógico, disponibilidad continua y supervisión experta, que aseguran que la custodia de los certificados cumple las máximas exigencias de seguridad. Con este enfoque, los equipos de TI dejan de dedicar horas a mantener servidores, aplicar parches o vigilar vulnerabilidades, y pueden centrarse en lo que realmente aporta valor a la organización.
Pero el cambio va más allá de la tecnología; también es humano. Cuando los certificados dejan de estar dispersos entre dispositivos personales y equipos corporativos, el área de TI recupera una visibilidad completa. Esto les permite responder a preguntas críticas: quién usa cada certificado, cuándo y para qué. También pueden revocar accesos en segundos, activar controles avanzados o recibir alertas de caducidad antes de que afecten a procesos esenciales. Es un nivel de gobierno que aporta seguridad, confianza y estabilidad en entornos híbridos donde la movilidad es constante.
Las organizaciones ya no buscan simplemente “mover” su infraestructura: buscan liberarse de ella. Las que migran a la nube gestionada lo hacen para reducir carga operativa, evitar inversiones continuas en hardware y contar con un entorno más escalable, robusto y alineado con las exigencias regulatorias actuales. Quienes gestionan la identidad digital corporativa saben que aquí no hay margen para la improvisación: los ataques se dirigen cada vez más a accesos, certificados y credenciales.
El futuro inmediato estará definido por arquitecturas híbridas más inteligentes, pensadas para que todo funcione siempre, sin interrupciones y con total trazabilidad. La alta disponibilidad y la seguridad ya no serán un “plus”, sino la base mínima para poder operar con normalidad. Las organizaciones que están dando este paso hoy no solo ganan eficiencia: se preparan para un entorno donde estas capacidades dejarán de ser una ventaja competitiva para convertirse en una necesidad diaria. Y solo aquellas que entiendan que el desafío es estratégico —y no solo tecnológico— estarán realmente preparadas.








