Editorial | Vuelta a la casilla de salida
En una línea temporal paralela a la nuestra, este ejemplar de la revista Potencia tendría unas páginas dedicadas a los presupuestos para el 2019 presentados por el Ministerio de Fomento para su debate, modificación y, quizá, posterior aprobación en el Congreso. En ellas analizaríamos cómo se distribuye el incremento en inversión previsto del 26,6%, los 5.000 millones destinados al ferrocarril o 1.000 millones destinados a conservación en carreteras, un 32% más que en 2019. Incorporaríamos opiniones, generalmente positivas, del impacto de esta inversión en el sector, con el deseo, eso sí, de que el incremento de licitaciones vaya acompañado de la ejecución de lo licitado.
Esas páginas realmente existen, redactadas, maquetadas y listas para imprimir. Pero su vigencia se acabó en el mismo momento que estos presupuestos fueron rechazados en el debate en el Congreso y precipitaron una nueva convocatoria de elecciones.
Tampoco ha sido algo que nos lleve a sorpresa; no ha habido necesidad de llegar al extremo de parar rotativas. El prematuro fin de la legislatura de Pedro Sánchez era algo previsible desde el mismo momento en el que prosperó la moción de censura que acabó con el Gobierno de Rajoy. Y por ello, las páginas que sí contiene este ejemplar de la revista Potencia estaban preparadas con tiempo suficiente.
Lo que sí es una incógnita es cómo de preparada está la economía española para hacer frente a nuevos meses de incertidumbre por saber quién nos gobernará y cómo lo hará. En lo que nos atañe, la política de infraestructuras, la incertidumbre es mayor si cabe ya que esta no existe en el debate; conocemos la posición de todos los partidos políticos en cuestiones sociales, económicas, culturales o de modelo de Estado. Lo que desconocemos -y en el mejor de los casos podemos llegar a intuir- es qué modelo de infraestructuras proponen para el país, cómo las mantendrán y cómo las financiarán.
Lamentar una convocatoria de elecciones sería atacar el acto básico de un sistema democrático. Conseguir apoyos para sacar adelante leyes y en caso de ser incapaz de dar cumplimiento a un programa de Gobierno convocar a los ciudadanos para volver a configurar el parlamento es el abecé del funcionamiento básico de cualquier democracia.
Pero tampoco podemos negar que la llamada a las urnas del próximo 28 de abril llega en plena recuperación del sector. Aunque todavía estamos lejos de las cifras alcanzadas en 2006 y 2007, las ventas de maquinaria encadenan cinco años consecutivos de crecimiento con los mejores registros en la última década. Esperemos que el impacto de la parálisis que va desde la disolución de las Cortes hasta la composición de un nuevo Gobierno sea mínimo tanto para el sector como para la economía española. Y, más importante, que quienes nos gobiernen a partir de mayo apliquen las mejores políticas para el país.
