Estudiantes del Grado Superior de soldadura del Centro San Valero replican diez piezas del escultor Pablo Gargallo

Una treintena de alumnos del Grado Superior de soldadura del Centro San Valero han replicado diez piezas del escultor Pablo Gargallo dentro de su programa formativo demostrando que es posible aprender un oficio a través del arte. Estas piezas forman parte de la sala ’Entre luces’ del Museo Pablo Gargallo de Zaragoza, un espacio pionero que nace como referencia nacional e internacional en accesibilidad cultural y que ha contado con la presencia en el acto de inauguración de Natalia Chueca, alcaldesa de Zaragoza, entre otras personalidades e instituciones.

Un 9% de la población tiene una discapacidad reconocida, lo que limita experiencias culturales como ir a un museo al no poder leer correctamente un cartel, comprender una información o escuchar un vídeo. Conscientes de esta realidad, el museo Pablo Gargallo de Zaragoza —el único en el mundo dedicado al vanguardista escultor— inauguró a finales de noviembre la sala ‘Entre Luces’, un proyecto pionero con diferentes recursos que garantizan la accesibilidad museística de personas con discapacidad visual, física, auditiva y cognitiva. Entre ellos, diez esculturas táctiles desarrolladas por el alumnado de soldadura del Centro San Valero, lo que se ha convertido también en un reto inspirador para estos futuros profesionales que han tenido la oportunidad de aprender un oficio a través del arte.

Esta iniciativa, fruto de la colaboración entre el Ayuntamiento de Zaragoza y el Centro San Valero, pretende poner en valor la accesibilidad cultural, educativa y social a través de la figura de Pablo Gargallo y sus obras. Además, para su desarrollo se ha contado con el apoyo de entidades sociales representativas de personas con diversidad funcional y cognitiva como la ONCE (discapacidad visual), ATADES (discapacidad cognitiva), Fundación DFA (discapacidad física) y el Colegio la Purísima para Niños Sordos (discapacidad auditiva).

El resultado de esta cooperación es una sala táctil totalmente accesible donde, además de divertirte y disfrutar del arte y de la cultura, se pretende fomentar la igualdad de oportunidades entre las personas con discapacidad y el resto de la ciudadanía. Y es que, aunque poco a poco se van aplicando acciones para mejorar la accesibilidad en los museos, la realidad es que muchas personas no pueden disfrutar plenamente del arte que exhiben.

Entre los múltiples recursos destacan diez réplicas de emblemáticas obras de Pablo Gargallo, como ‘Pequeña bailarina española’, ‘Buey’, ‘Máscara de Star’, ‘Gallo’, ‘Máscara de Picador’, o ‘Greta Garbo con sombrero’, cuya principal particularidad es que pueden tocarse para el disfrute del arte y la cultura. Además, también supone la oportunidad de conocer la obra del escultor al completo, puesto que estas obras son precisamente aquellas que no están expuestas al estar cedidas a otros museos como el Museo Nacional de Arte Reina Sofía o el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.

Todas ellas han sido realizadas por el alumnado del Grado Profesional de soldadura, calderería y construcciones metálicas del Centro San Valero, adaptando la materia de su programa educativo para este proyecto específico. Para su elaboración, han profundizado en el estudio y la práctica del recorte y la soldadura de la chapa metálica —material original de las piezas escultóricas—, recreando así el particular proceso del artista aragonés.

Pero esta labor no solo ha sido fundamental para que las personas con diversidad funcional y cognitiva tengan la oportunidad de disfrutar de los museos, sino que también ha sido una oportunidad vital para este equipo de más 30 jóvenes entre 16 y 18 años. Y es que, durante estos 24 meses de trabajo y a través del arte, han adquirido competencias artísticas y sociales para el desarrollo de su oficio, realizando un proyecto que contribuye a crear una ciudad más inclusiva y solidaria. Ejemplo de ello es también la diversidad del equipo, que ha contado con dos estudiantes dispuestas a romper el estigma de un sector muy masculinizado, y un alumnado de diferentes etnias y nacionalidades, eliminando cualquier nivel de injusticia social y discriminación.

‘Entre Luces’ forma parte del currículum educativo de estos futuros profesionales del sector metalúrgico del Centro de San Valero. Para Jesús García Gazol, docente de Centro San Valero, “lo más emocionante del proyecto Entre Luces es vivir cómo nuestro alumnado ha descubierto el mundo artístico a través del técnico. Sin tener conocimientos de escultura han ido disfrutando de la creación de una obra de arte. Ha sido una gran oportunidad experimentar el proceso creativo de una escultura. Ver sus caras al terminar las piezas es una sensación que hacía muchos años que no vivía en la enseñanza”.

En palabras del alumno Vasan Thuraisingham “participar en Entre Luces ha sido una experiencia inolvidable de la que me siento muy orgulloso. El proceso ha sido muy gratificante y me ha permitido, por una parte, adquirir conocimientos técnicos específicos de soldadura, corte y conformado del cobre y, por otra parte, a nivel personal, ha supuesto para mí una experiencia enriquecedora conocer y trabajar con estas organizaciones sociales”.

Sandra Plana, una de las estudiantes del Grado Superior de Construcciones Metálicas, destaca del proyecto su parte su vertiente social: “Ahora soy más reflexiva con este tema y me siento más cercana a la realidad. Entre Luces aporta inclusión al arte. Esta es la parte del proyecto que más me gusta. Siento que, el esfuerzo que he dedicado, lo bueno y lo malo, se recompensa con mucha gratificación. Me llena más que sacar un diez o incluso ganar dinero. Entre Luces me ha llenado de vida”.

Hoy en día la cultura sigue siendo inaccesible para muchas personas. La sala ‘Entre Luces’ es un ejemplo de que es posible cambiar esta realidad. Por un lado, se ha logrado el disfrute del contenido de la sala para todas las personas a través de los diferentes recursos de accesibilidad combinados bajo requisitos DALCO —que comprenden la deambulación, la aprehensión, la localización y la comunicación—. Pero, sobre todo, gracias a la colaboración con entidades sociales representativas de las diferentes discapacidades que realizaron tanto asesoría previa como testeos para ofrecer la mejor experiencia al visitante posible.

Así, además de poder tocar las esculturas, cuando te acerques a ellas, automáticamente se activará un audio que dará información de las mismas y de los alumnos que las realizaron, a través de un altavoz y mediante un bucle magnético para personas con problemas auditivos.

También, un código QR permite configurar los contenidos explicativos a través del móvil añadiendo subtítulos, lengua de signos o pictogramas ARASAAC para facilitar la comunicación a las personas que tienen dificultades en este ámbito por distintos factores (diversidad funcional, desconocimiento del idioma, traumatismos y degeneración cognitiva).

Asimismo, todas las esculturas están a una altura accesible y disponen de información en braille con tres botones para cambiar el idioma del audio en castellano, inglés y francés. Además, la sala cuenta con tres espacios táctiles para completar la visita con información adicional a través de un libro táctil, tres puzles de piezas o 20 discos materiales escultóricos que permiten un aprendizaje adaptado para personas con discapacidad cognitiva.

Todos los vídeos disponen de audiodescripción sobre elementos visuales clave y pictogramas que a través de imágenes y símbolos muestran la información permitiendo una rápida comprensión de la misma. Entre ellos, un documental muestra el proceso de trabajo y los testimonios tanto del alumnado como de las personas que han trabajado para realizar la sala.

Para facilitar el recorrido a usuarios con baja visión y al público en general, los visitantes cuentan además con un encaminamiento podo táctil mediante vinilo.

Un innovador proyecto a través de la figura de un pionero escultor

Nacido en 1881 en Maella, Zaragoza, Pablo Gargallo es considerado uno de los escultores más importantes e innovadores del siglo XX. Su técnica del vacío, junto con el uso de las plantillas de cartón, que utilizó como si fueran patrones de modista para construir sus esculturas más innovadoras de metal no fundido, fueron grandes logros para la escultura contemporánea.

En honor a su figura, su museo debía estar a la altura y gracias a la sala ‘Entre luces’ se convierte en una referencia museística. Y es que se trata de un proyecto único en el mundo que aúna la innovación social, cultural y educativa al integrar el trabajo de un museo con la formación de un oficio a través del arte y la labor social permitiendo una accesibilidad universal.

El germen surgió en 2015, cuando los profesores Jesús Gazol y Víctor Monforte detectaron la oportunidad de aprender un oficio como la soldadura a través del arte durante la visita cultural al museo Pablo Gargallo junto al primer grupo de alumnos de Formación Profesional Básica de Fabricación y Montaje del Centro San Valero.

Aunque no fue hasta 2020 cuando inició la ejecución del proyecto de una manera colaborativa y, tras un parón por la pandemia y dos años de trabajo, se ha inaugurado por fin esta sala. Y además lo hace con la intención desde el origen de que sea un proyecto replicable. Y es que toda la información documental y audiovisual se ha puesto a libre disposición en código abierto en la página web del proyecto www.salaentreluces.es.

Además, dentro del proyecto, el alumnado de cada nuevo curso del Grado Profesional del Centro San Valero llevará a cabo reproducciones de esculturas de pequeño formato que se pondrán a la venta en la tienda del Museo Pablo Gargallo y cuya recaudación será destinada a la entidad social y sin ánimo de lucro que ellos mismos decidan.