La evolución de la separación magnética a través de Calamit
4 de marzo de 2009

Las placas magnéticas y los tambores magnéticos son los primeros y esenciales equipos para depurar cualquier materia prima contaminada por el hierro. Otros equipos se han ido añadiendo a lo largo de los años, como el Overbelt magnético permanente y electromagnético, electroimanes, poleas, separadores para tuberías, para barbotina, para líquidos, para esmaltes, parrillas magnéticas en cascada, en cajones, con limpieza automática o manual y un largo etcétera. Con la llegada del superimán de neodimio en los años 80, han empezado a utilizarlo como alternativa y/o opción a los equipos que se fabrican habitualmente con imanes de ferrita. De esta forma han aumentado muchísimo las fuerzas magnéticas para atrapar los hierros logrando la separación también de aquellos metales de bajo porcentaje férrico, los ‘paramagnéticos’. En algunos casos, como el de la barras magnéticas de neodimio, han multiplicado por 6 los valores de fuerza magnética y desde los 1500/1800 gauss obtenidos con barras fabricadas con imanes de ferrita han alcanzado los 9000/9500 gauss con barras de imanes de neodimio. En algunas máquinas y en los casos que lo requieren llegaron a calibrar y mezclar diferentes tipos de imanes para alcanzar mejores prestaciones.

Todos sus equipos se instalan en diferentes procesos de producción como en las fábricas de azulejos, de conglomerados, de alimentación, en cualquier fabrica donde la materia prima no tiene que estar contaminada por metales, en canteras y, por supuesto, en todo el sector de reciclaje: plástico, vidrio, neumáticos, madera, envases, latas, bricks, etc.
En todos los ámbitos del sector de reciclaje separar y recuperar hierro u otros metales con un elevado grado de pureza significa un ingreso económico. En ese apartado hay que hacer una mención especial al Separador de Metales no Férricos (SMNF) que en los últimos 15 años ha revolucionado el mundo del reciclaje permitiendo recuperar metales no férricos como aluminio, latón, cobre, latas y bricks de aluminio, plomo y algunos tipos de inoxidable, con porcentajes de pureza de hasta el 95%.

Todos sus equipos no solo separan los hierros para eliminarlos de cualquier producto si no que protegen y preservan las maquinarias de posibles y cuantiosos daños producidos por la contaminación metálica. Se instalan antes de molinos, dosificadores, trituradores, inyectoras, etc. y en muchos casos representan una muy pequeña inversión económica con respecto al valor de la reparación de la maquinaria dañada.