Evaluación de la emisión de gases de efecto invernadero y contaminantes atmosféricos en el sector bovino

Las principales fuentes de emisiones y contaminantes en la granja son:

1. Los animales. Mediante la emisión de metano por fermentación entérica y el amoniaco y otros gases derivados del nitrógeno excretado Esto viene determinado no sólo por la gestión nutricional del animal sino también por la propia fisiología del animal y la naturaleza y utilización de las instalaciones.
2. La gestión de los estiércoles (sólidos o líquidos). Los estiércoles producen emisiones tanto en los alojamientos de los animales como en los sistemas de almacenamiento exterior como las balsas y depósitos de purines o los estercoleros, principalmente. Estos estiércoles emiten gases efecto invernadero (principalmente metano y óxido nitroso) y contaminantes atmosféricos (principalmente amoniaco). Además, si los sistemas donde se almacenan no están adecuadamente impermeabilizados, por lixiviación pueden contaminar con nitratos y fósforo los suelos y las aguas superficiales y profundas, con repercusiones en zonas alejadas a las granjas.
3. La aplicación a campo de los estiércoles procedentes de la granja también conlleva emisiones a la atmósfera, suelo y agua.

Para determinar la relevancia de la producción bovina en las emisiones de gases efecto invernadero (GEI) y contaminantes atmosféricos a nivel nacional se dispone de los datos publicados por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD).

Según el ‘Informe de Inventario Nacional de Gases Efecto Invernadero’¹ publicado en marzo de 2023 relativo a los datos de 2021, el sector agrario es responsable del 11,9% del total de emisiones de GEI a nivel nacional, siendo los principales el metano y el óxido nitroso. Las emisiones de metano en ganadería proceden de la fermentación entérica de los animales (41,5%) y de la gestión de los estiércoles en la granja (20,1%). Las emisiones de metano por fermentación entérica se deben principalmente a la fermentación ruminal (bovino lechero 16%, bovino no lechero 55% y ovino 19%). Sin embargo, las emisiones de metano por gestión de estiércoles proceden principalmente de los estiércoles de porcino (75% de las emisiones) en virtud del mayor tamaño de la cabaña, mientras que el sector bovino contribuye en menor medida (17% de las emisiones). Por tanto, el sector bovino juega un papel importante en las emisiones de metano producidas por fermentación entérica, mientras que contribuye en menor medida a las emisiones de metano producidas por gestión de estiércol.

Con respecto a la emisión de gases contaminantes en el sector agrario, el ‘Informative Inventory Report (IIR)’² establece que el sector agrario contribuye con el 96,8% de las emisiones totales de amoniaco a nivel del inventario nacional, si bien la ganadería aporta el 46,6% de las emisiones totales de amoníaco del inventario. Estas emisiones proceden principalmente del sector porcino (35,97%) y del sector bovino (16,03% el ganado bovino no lechero, 13,87% el bovino lechero). En el caso de las emisiones de amoniaco por gestión de estiércoles, el sector bovino es el segundo emisor por detrás ligeramente del sector porcino.

Como se ha analizado anteriormente, la producción bovina contribuye, como cualquier otra actividad antropogénica, a las emisiones de gases contaminantes y de efecto invernadero. A su vez, desde el punto de vista económico, estas emisiones suponen una pérdida de nutrientes en la granja, fundamentalmente de Nitrógeno y Fósforo que son elementos muy limitantes para el crecimiento y la producción. La aplicación de técnicas orientadas a la reducción de emisiones contribuye a la reducción de estas pérdidas y a la gestión eficiente de los recursos (como por ejemplo el aprovechamiento de subproductos como los estiércoles para la producción de energía (biogás) pudiendo mejorar la competitividad de las explotaciones bovinas. Por otro lado, la reducción de emisiones repercute en la mejora de la salud pública y específicamente en la salud de los animales y operarios de la granja.

En base a todas estas consideraciones, la normativa de ordenación del sector bovino ha incorporado requisitos medio ambientales tales como la adecuada gestión de los estiércoles o la aplicación de técnicas para reducir las emisiones en la granja. Los titulares de las granjas son los responsables de aplicar dichos requisitos, siendo la figura del veterinario fundamental para orientar al ganadero en su aplicación, tanto en lo referente a la gestión nutricional como a la gestión de las instalaciones y de los estiércoles ya que influyen en la salud y bienestar de los animales.

Las medidas para poder alcanzar una adecuada gestión medioambiental de la granja de ganado bovino se establecen en el Real Decreto 1053/2022, de 27 de diciembre, por el que se establecen normas básicas de ordenación de las granjas bovinas. En esta norma se establecen los requisitos mínimos en materia de estiércoles, ruidos y olores, residuos y emisiones, así como de consumo sostenible de agua y energía, según la dimensión y sistema productivo de las granjas. Todas estas medidas medioambientales se incluyen en el ‘Sistema Integral de Gestión de las Explotaciones de ganado bovino’ (SIGE) dentro del llamado ‘Plan de gestión ambiental’.

Sin embargo, no todas las granjas están obligadas a elaborar el SIGE, solo lo están aquellas explotaciones semiextensivas o no extensivas que, según su capacidad productiva, se clasifiquen como Grupo II, III y IV. Adicionalmente las granjas nuevas del Grupo III y las existentes del Grupo IV deberán adoptar técnicas de mitigación de emisiones y comunicarlas cada año.

Desde el 1 de enero de 2024 las granjas semiextensivas o no extensivas con capacidad superior a 20 UGM deben elaborar el SIGE y el plan de gestión medioambiental. Además:

- En caso de que se trate de granjas nuevas con una capacidad superior a 180 UGM, o 360 UGM si se trata de cebaderos, (Grupo III), además del plan de gestión ambiental, deben adoptar técnicas de reducción de emisiones desde su constitución. A partir del 31 de diciembre del 2025 también deberán comunicarlas anualmente.

- En caso de que se trate de granjas ya existentes con una capacidad superior a 850 UGM (Grupo IV), además del plan de gestión ambiental, deberán aplicar técnicas de reducción de emisiones a partir del 1 de junio de 2024, si no implican una modificación estructural de la explotación, o a partir del 1 de junio de 2025, en caso de que impliquen una modificación estructural. Igual que en el caso anterior, la comunicación anual de dichas técnicas deberá realizarse a partir del 31 de diciembre de 2025.

La elaboración de aquellos apartados del SIGE relacionados con sanidad, bienestar animal, higiene y bioseguridad están asignados por normativa a la figura del ‘veterinario de explotación’. No ocurre lo mismo con la elaboración del ‘Plan de gestión ambiental’, por lo que este ámbito brinda una oportunidad para la profesión veterinaria ampliando su papel dentro de la granja.

Para mejorar la gestión ambiental de su granja el ganadero, dispone de distintas técnicas de reducción de emisiones reconocidas a nivel nacional para el sector bovino y que se recogen en el ‘Listado de mejores técnicas disponibles para la reducción de emisiones en ganado bovino’³ elaborado por la Administración General del Estado (Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación - MAPA junto con el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico - MITERD), siguiendo lo establecido en la norma de ordenación. Estas técnicas se desarrollan para cada uno de los ámbitos en los que se generan las emisiones en la granja:

1. Gestión nutricional de los animales.
2. Manejo de los animales.
3. Alojamientos de los animales.
4. Almacenamiento de estiércoles (sólidos y líquidos).
5. Tratamiento in situ de los estiércoles.
6. Aplicación a campo de los estiércoles.
7. Otras técnicas relacionadas con la gestión medioambiental de la granja: uso eficiente del agua y la energía, emisiones de aguas residuales, emisiones de ruido, polvo y olores.

Realmente, la mayoría de las acciones para mejorar la producción y sanidad de los animales tienen un impacto positivo sobre el medio ambiente, por lo que muchas de estas técnicas ya las está llevando a cabo el ganadero de una forma totalmente intuitiva y desde hace muchos años.

Las emisiones aumentan la susceptibilidad de los animales a infecciones y enfermedades tales como lesiones en las células respiratorias epiteliales, quemaduras plantares, pododermatitis o infecciones de las ubres, entre otras. Por ejemplo, la emisión de amoniaco derivada de la acumulación del estiércol en los alojamientos puede producir problemas y enfermedades respiratorias en los animales si los estiércoles no son retirados con la frecuencia adecuada o si no se lleva a cabo una separación inmediata de heces y orina para impedir la formación del ion amonio. La mayor parte de las granjas cuentan con patios con suelo acanalado que permite la separación de la orina y de arrobadera para la retirada frecuente del purín del alojamiento.

La mayor parte de las granjas también llevan a cabo actualmente las técnicas relacionadas con la gestión nutricional de los animales, que requieren de una adecuada formulación de la ración que permita no solo cubrir las necesidades nutricionales de los animales sino también conseguir reducir las emisiones de metano por fermentación entérica, así como reducir la excreta de nitrógeno que redunda en la reducción de las emisiones de amoniaco y óxido nitroso.

Figura 6. Animales con salida a patio.

Como vemos, el veterinario es una figura clave para la aplicación correcta de las distintas técnicas reconocidas a nivel nacional para la reducción de emisiones en ganado bovino.

A su vez, en el caso de las granjas nuevas del Grupo III y las existentes del Grupo IV, a partir del 31 de diciembre de 2025 tendrán que comunicar anualmente las técnicas de reducción de emisiones aplicadas en la granja. Si se sigue el ejemplo de otros sectores, como el porcino o el avícola donde ya está vigente esta obligación de comunicar las técnicas de reducción, se podrán poner de manifiesto la aplicación de estas técnicas, reduciendo de forma significativa las emisiones atribuidas al sector. En este caso, el veterinario también podrá ayudar al ganadero como consultor para la elaboración de dicha declaración.

Como conclusión, la contribución de la producción bovina en la emisión de contaminantes a la atmósfera, los suelos y el agua, hace necesaria una adecuada gestión ambiental de la granja. El ganadero puede lograr una producción ganadera sostenible mediante la aplicación eficiente de técnicas reconocidas que consigan no sólo reducir el impacto ambiental de la producción bovina, sino aumentar el bienestar y salud animal o incluso lograr la diferenciación comercial en el mercado con una producción más eficiente desde el punto de vista medioambiental. Dentro de esta gestión ambiental de la granja, la profesión veterinaria encuentra nuevas oportunidades de actuación.

Referencias bibliográficas

¹ es_nir_edicion2023_tcm30-560374.pdf (miteco.gob.es)

² es_iir_edicion2023_tcm30-560375.pdf (miteco.gob.es)

³ LISTADO DE MEJORES TÉCNICAS DISPONIBLES PARA LA REDUCCIÓN DE EMISIONES EN GANADO BOVINO (mapa.gob.es)