Estrategias para la reducción de costes en la alimentación porcina

En los últimos años, concretamente desde el segundo trimestre de 2020 con la aparición del covid-19, venimos afrontando un escenario de enorme volatilidad en los mercados. El estallido de la pandemia, entre otras razones, contribuyó a una espiral de subida de precios en las materias primas que se dispararon definitivamente con la guerra de Ucrania en el 2022. Estos incrementos en las materias primas repercuten directamente sobre los costes de alimentación. Según datos oficiales publicados por el Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación (MAPA), el coste estimado medio de un pienso de cerdos en cebo (60-100kg) en septiembre de 2020 fue de 257,17 euros por tonelada mientras que en el mismo mes de 2022 alcanzó los 431,98 euros por tonelada. Es decir, el coste del pienso en estos dos años experimentó incrementos de hasta el 67%, algo realmente difícil de afrontar. (Fuente: MAPA-SILUM, 2023)

Por otro lado, los precios de la carne de cerdo también han tenido fluctuaciones importantes en los últimos dos años. Durante el último trimestre de 2021 descendieron hasta cotizar a 1,02 €/kg en la lonja de Mercolleida para luego ir aumentando y situarse por encima de 1,85 €/kg en este primer trimestre de 2023. Sin embargo, según datos del MAPA, estos repuntes en el precio de la carne no han llegado a compensar del todo los brutales incrementos en los costes de producción de modo que, en distintos períodos a lo largo de esta crisis, la rentabilidad de las explotaciones porcinas se ha visto seriamente comprometida (Fuente: MAPA- dashboard1ertrim2023_tcm30-650120.pdf (mapa.gob.es))

Figura 1. Evolucion del margen de producción (€/100 kg de canal) en el mercado español. MAPA, 2023

A pesar de que en este segundo trimestre de 2023 hemos visto cierta moderación en los mercados de materias primas, el escenario vigente sigue siendo realmente incierto. Está claro que existen muchos factores que influyen en los mercados de forma determinante, pero escapan a nuestro control: pandemias, una guerra a las puertas de Europa, la crisis energética y desafíos sanitarios a cuenta de la peste porcina afrícana (PPA) y la Rosalía, por citar algunos. Pero hay otras áreas en el negocio de la producción porcina donde sí podemos actuar para intentar rentabilizar al máximo la explotación. En este artículo nos queremos enfocar en algunas que afectan a la alimentación, ya que el impacto de esta partida en los costes globales de explotación es de los más importantes.

Los ingredientes que utilizamos para la formulación de piensos (cereales, harinas proteicas de soja o girasol, subproductos de cereal, etc.) tienen una composición química variable dependiente de distintos factores: tipo de suelo donde se cultivan, laboreo, abonado, climatología, condiciones de almacenamiento y características del procesado, entre otros. Esta composición química variable se traduce a su vez en diferencias del contenido nutricional, afectando a la composición final del pienso formulado y a los parámetros productivos en granja. Por ello debemos establecer medidas que nos ayuden a gestionar de la mejor manera posible estas variaciones, reduciendo al máximo las diferencias cualitativas entre la hoja de formulación y el pienso fabricado.

El primer paso para el control de la variabilidad es el análisis de estas materias primas. Hoy día la tecnología NIRS (Near-infrared-spectophotometry) nos permite tener resultados de forma casi inmediata mediante el escaneo in situ en la fábrica. El NIRS resulta un aliado indispensable en el control de calidad y la caracterización de los ingredientes para la formulación de piensos ya que permite aumentar considerablemente el muestreo a muy bajo coste en comparación con los métodos de química húmeda tradicionales.

Para ilustrar este apartado vamos a estudiar la variabilidad de dos ingredientes mayoritarios en dietas de porcino: el trigo y la cebada. En la tabla 1 se presentan datos de análisis NIRS (humedad, proteína bruta, almidón y fibra bruta) de estos ingredientes recibidos durante el período de febrero - abril 2023 en los laboratorios de Cargill situados en Colmenar Viejo (Madrid).

Tabla 1. Composición analítica de muestras de trigo y cebada analizadas por NIRS durante el período febrero – abril 2023.

Si utilizamos los promedios analíticos para calcular el perfil nutricional de estos ingredientes, obtendríamos los resultados de la tabla 2 para los valores de Energía Neta Porcino y Lisina digestible ileal estandarizada (ecuaciones de predicción internas Cargill).

Tabla 2. Cálculo de los valores de Energía Neta Porcino (kcal/kg) y contenido en lisina digestible ileal estandarizada (%) (Ecuaciones de predicción Cargill, rev.2021).

Pero como hemos observado, la variabilidad de ciertos parámetros es elevada. Veamos que sucede al dividir los datos en dos grupos según contenido en proteína bruta (alto trigo > 12%; bajo trigo < 12%; alto cebada >11%; bajo cebada < 11%). Con esta nueva clasificación reduciríamos el coeficiente de variación (CV) de la proteína bruta de un 9% a un 6%. En la tabla 3 se presentan los nuevos valores nutricionales de estos grupos de muestras, donde observamos diferencias de alrededor del 2% para la Energía neta y del 8% para la lisina digestible en comparación con los valores promedio de todo el conjunto de muestras.

Tabla 3. Cálculo de los valores de Energía Neta Porcino (kcal/kg) y contenido en lisina digestible ileal estandarizada (%) para dos grupos de muestras de trigo y cebada segregados según su contenido en proteína bruta. (Ecuaciones de predicción Cargill, rev.2021).

Consideremos ahora la hipótesis de que estas diferencias observadas en nutrientes se van a trasladar según el nivel de inclusión de los ingredientes al pienso fabricado y, además, tengamos en cuenta que existen otros factores de variabilidad en las distintas etapas del proceso de fabricación (dosificación, mezcla, etc.). Estas desviaciones no controladas acumulan errores cuando pretendemos ajustar el aporte diario de las necesidades de nuestros animales, impactando sobre los resultados productivos, costes de producción y a la consistencia de los resultados en granja.

Mediante el uso de la herramienta de modelización MAX TM System for Pork de Cargill podemos estimar este impacto sobre el crecimiento. Como ejemplo simplificado para esta modelización vamos a asumir un cruce con cerdo industrial (machos castrados y hembras) alimentados con un pienso optimizado de 2450 kcal/kg de energía neta y 0.82% de lisina digestible que cubre los requerimientos mínimos en el período de crecimiento-cebo (30-115 kg).

Si en este escenario tuviéramos fabricaciones con niveles por debajo del requerimiento desviadas en un -2.5% para la energía neta y -8.5% para la lisina digestible, resultarían en un empeoramiento de los IC de hasta un -3.7%, según las curvas de nuestro modelo (figura 2). Esto puede suponer hasta 7 kg mas de pienso por cerdo.

Figura 2. Impacto de un menor contenido en energía neta y lisina digestible del pienso sobre el índice de conversión (IC) y la ganancia media diaria (GMD) en comparación con una dieta óptima de 2450 kcal/kg y SID Lys/EN 3,35 (ratio SID Lys/En de la serie: 3,15;3,22;3,28;3,48;3,61)- Modelizacion MAX TM System Pork.

El caso contrario, con desviaciones nutricionales significativas por encima del requerimiento mínimo de formulación, tampoco resulta favorable. La consecuencia negativa es un coste extra por desperdicio de nutrientes además del gasto metabólico que le supone al animal su eliminación vía heces y orina.

Resulta imprescindible establecer un buen control y análisis de los ingredientes como punto de partida para obtener unas matrices nutricionales robustas y unos piensos óptimos. Este sistema de evaluación ha de ser dinámico y estar en revisión constante; lo más frecuente es hacer una revisión mensual de los datos analíticos pero la periodicidad no ha de ser fija, sino ajustable en función de la variabilidad de los ingredientes, la época del año (verano/invierno, nueva cosecha de cereales) o el nivel de inclusión en fórmula (a mayor inclusión, mayor impacto potencial de las desviaciones). Además, en escenarios de alta presión de costes suele haber una mayor utilización de subproductos, los cuales suelen presentar una variabilidad más alta entre partidas, por lo que puede interesar aumentar el muestreo puntual de estos ingredientes. Los últimos avances en NIRS, con sistemas “in-line”, permiten la segregación de ingredientes a tiempo real según el contenido en nutrientes críticos, lo que puede ayudarnos mediante la reformulación continuada a ajustar mejor los resultados del pienso y a reducir el impacto negativo de posibles desviaciones.

El uso de enzimas exógenas en el pienso es una de las estrategias nutricionales más utilizadas para desbloquear el máximo potencial nutritivo de las dietas en monogástricos, mejorar los rendimientos productivos y disminuir los costes de alimentación. Por otro lado, la creciente concienciación sobre sostenibilidad y protección del medio ambiente, con una regulación cada vez más exigente, pone el foco en minimizar el desperdicio de nutrientes y su excreción al medio, haciendo casi indispensable el uso de soluciones multi-enzimáticas en los piensos.

En la formulación práctica, para conseguir el máximo beneficio económico, se suele asignar un valor nutricional a estas enzimas. Sin embargo, hay una serie de cuestiones que debemos tener en cuenta para introducir con éxito esta herramienta y conseguir el máximo de sus beneficios sin correr riesgos. Las enzimas son moléculas catalizadoras de ciertas reacciones químicas. Actúan rompiendo los enlaces presentes en las macromoléculas del alimento para convertirlas en moléculas más pequeñas que sean más fácilmente absorbibles en el intestino delgado del animal. Una de las características principales de las enzimas es su especificidad, es decir, cada enzima actúa sólo sobre determinados sustratos.

Tabla 4. Tipo de enzima y sustrato alimenticio especifico

Por tanto, si queremos maximizar el beneficio de la introducción de complejos multi-enzimaticos conviene tener un sistema de valorización de los distintos sustratos, en especial, cuando se trabaja con inclusiones altas de estas enzimas. Por ejemplo, en los últimos años se ha observado un incremento en los niveles de utilización de las fitasas por encima de 500 FTU/kg pienso debido, por un lado, a la presión de la legislación ambiental para reducir la excreción de fósforo al medio y por otro, a los precios elevados de las fuentes de fósforo mineral. Una correcta valoración del fósforo fítico presente en la dieta nos permitirá aprovechar al máximo la utilización de niveles altos de fitasas abaratando el coste del pienso de forma segura. Hoy día existen calibraciones NIRS en el mercado que permiten la determinación del fósforo fítico en cereales y subproductos de cereales de forma que podamos tener una mejor caracterización de este parámetro en nuestras matrices de formulación.

Otro punto para tener en cuenta es considerar una contribución nutricional máxima conjunta en el pienso proveniente de estas combinaciones enzimáticas. De este modo evitaremos sobrestimar los aportes de energía, aminoácidos u otros nutrientes clave cuando incorporemos varias enzimas simultáneamente, ya que sus efectos combinados no son aditivos. Si evaluamos la introducción de distintas enzimas en el escenario de precios actual de un pienso tipo de crecimiento (35-70 kg) podemos conseguir una reducción potencial del coste del pienso de entre 10-12 euros por tonelada (tabla 5).

Tabla 5. Efecto del empleo de enzimas en la reducción de costes (€/tn) en una dieta tipo de cerdos en crecimiento (2.500 kcal EN, 1,05 SID Lys, 0,29 P dig, 0,23 P fítico) y precios de mercado orientativos actualizados abril 2023.

La preocupación por el bienestar animal viene promoviendo desde hace años distintas directivas comunitarias y medidas locales que han convertido al modelo de producción porcina europeo en el más exigente del mundo. Uno de los principales problemas de bienestar en la fase de cebo es el debido al estrés social causado por las peleas y competencia de los animales. La agresividad en los cerdos (así como en otras muchas especies) es un comportamiento natural que se produce cuando se mezclan animales desconocidos y tiene como fin restablecer la jerarquía social del grupo. Estas agresiones pueden ir desde simples gruñidos amenazantes a verdaderas peleas y agresiones repetitivas que producen un estado de estrés elevado o heridas que incluso pueden acabar en la muerte del individuo.

Una vez establecida la jerarquía social del grupo las agresiones disminuyen, pero existen otros factores como las condiciones de alojamiento, espacio de comederos, o el simple aburrimiento de los cerdos por un enriquecimiento ambiental insuficiente que facilitan la interacción entre individuos y aumenta el riesgo de agresión. Además del evidente perjuicio sobre el bienestar animal, estas tensiones suponen un gasto energético extra que no se destina al crecimiento.

En este contexto, el uso de productos naturales o extractos de plantas con efecto calmante capaces de modular la respuesta de agresividad en los animales pueden ser un apoyo a otras estrategias no nutricionales. Suplementos alimenticios como Convermax, una mezcla de distintos extractos de plantas y complejos minerales, han mostrado ser eficaces en la mejora de eficiencia alimenticia y reducción de síntomas de agresión. Los resultados del análisis de 21 pruebas realizadas en distintos países (datos internos Cargill) muestran una mejora significativa (P < 0.01) de IC de -0.12 puntos de media (figura 3). Esto supone aproximadamente dar unos 11 kg menos de pienso por cerdo. Además, en conjunto en las 21 pruebas se observó de media una mejora de velocidad de crecimiento de +18 g/día y un descenso de la mortalidad (-1.4%) durante todo el período de cebo (30-120 kg).

Figura 3. Mejora del índice de Conversión (IC) con Convermax® en 21 pruebas de campo en 4 países (UK, NL, SP, FR) durante 2019-2022. Período de prueba global de 30 a 120 kg, castrados&hembras, enteros&hembras.

Asimismo, se pudo observar que los animales del grupo suplementado con Convermax, que fueron sometidos a un período de ayuno de 48 horas, tuvieron una recuperación de los consumos significativamente más rápida (P < 0.01) que el grupo control y una reducción del número de lesiones severas observadas del 70%.

Figura 4. Reducción del número de lesiones severas observadas en animales suplementados con Convermax® tras dos días de ayuno (día 110-112 del cebo)- Escala adaptada del Welfare Quality® (2009)

La producción porcina se enfrenta a importantes desafíos con mercados de materias primas cada vez más volátiles, altos costes de producción y exigentes regulaciones ambientales, sobre bienestar animal y sanitarias. En este escenario, resulta fundamental abordar medidas prácticas que nos ayuden a mejorar la rentabilidad de la explotación. Las estrategias apoyadas en tecnología NIRS que nos ayuden a un mejor control de la variabilidad de ingredientes y precisión en la formulación de piensos, de manera que se ajusten a las necesidades de nuestros animales, son esenciales para cumplir este objetivo. Maximizar el empleo de enzimas exógenas en función del tipo de dieta y valorizando el sustrato nos permitirá un mayor ahorro en el coste del pienso sin comprometer los resultados productivos. Por otro lado, tener el foco en el bienestar animal proporcionará un sistema de producción más sostenible y eficiente; en este sentido el uso de aditivos que amortigüen el nivel de estrés en fase de cebo pueden resultar de gran interés. Si bien es imposible controlar factores externos que impactan en la rentabilidad de la explotación porcina, sí podemos actuar sobre parámetros de la alimentación y obtener mejoras significativas.