TECNOLOGÍA

Refrigeración industrial: de coste energético a motor de rentabilidad

Manuel J. García, director de Ingeniería y Transformación Digital de Intarcon

15/09/2025
La eficiencia energética se ha convertido en un pilar estratégico para la industria. El aumento sostenido de los costes eléctricos, la presión regulatoria derivada de los compromisos de descarbonización y la necesidad de mantener la competitividad obligan a replantear la forma en que diseñamos y operamos las instalaciones de refrigeración. Este artículo aborda estas tendencias con un enfoque práctico, mostrando cómo la combinación de tecnologías probadas y herramientas de gestión energética puede convertir a la refrigeración industrial en un verdadero motor de sostenibilidad y rentabilidad.
En este contexto, tecnologías como los sistemas indirectos con fluidos secundarios, el uso de refrigerantes naturales, la recuperación del calor de condensación o la digitalización mediante sistemas de control avanzados emergen como soluciones clave. No se trata únicamente de reducir el consumo energético, sino de transformar la instalación en una infraestructura flexible, segura y capaz de aportar valor añadido al proceso productivo.

Además, los nuevos mecanismos de incentivos, como los Certificados de Ahorro Energético (CAE), permiten monetizar las inversiones en eficiencia, acortando los plazos de retorno y alineando los intereses de industria, instaladores y administraciones públicas.

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Instalaciones con fluidos secundarios: seguridad y eficiencia

En la refrigeración industrial, los sistemas indirectos —aquellos en los que el fluido refrigerante primario enfría un fluido secundario (agua, glicol u otras soluciones), que es el encargado de distribuir el frío por la instalación— se están consolidando como una alternativa muy eficiente y segura frente a los sistemas directos tradicionales.

Ventajas principales

1. Seguridad y sostenibilidad

  • La carga de refrigerante primario (NH3 o hidrocarburos) se concentra en una sala de máquinas controlada, reduciendo drásticamente el riesgo de fugas en zonas de trabajo o almacenamiento.
  • Esto facilita el cumplimiento normativo y reduce los costes asociados a inspecciones y medidas de seguridad adicionales.

2. Escalabilidad y modularidad

  • Los sistemas indirectos permiten la implantación progresiva de la refrigeración: la industria puede arrancar con una parte de la instalación y ampliarla según crecen las necesidades de producción o almacenamiento.
  • Esto supone un ahorro de inversión inicial (CAPEX) y evita sobredimensionamientos que penalicen la eficiencia.

3. Reducción de fugas y mantenimiento simplificado

  • Al minimizar la extensión de tuberías con refrigerante primario, se reduce significativamente el riesgo de fugas.
  • El fluido secundario, al ser inocuo y fácil de manejar, simplifica las tareas de operación y mantenimiento.

En la refrigeración industrial, los sistemas indirectos se están consolidando como una alternativa muy eficiente y segura frente a los sistemas directos tradicionales

4. Flexibilidad de integración

  • Un mismo circuito secundario puede alimentar distintos equipos: cámaras frigoríficas, túneles de congelación, climatización o incluso procesos industriales.
  • Esto permite sinergias energéticas y una gestión optimizada del frío disponible.

5. Eficiencia energética

  • Aunque existe una ligera penalización de rendimiento por la transferencia adicional de calor, esta se compensa con un mayor control de la instalación, reducción de fugas (que evitan pérdidas ocultas de eficiencia) y la posibilidad de trabajar con recuperación de calor y almacenamiento térmico.

Ejemplos de aplicación

  • Industria agroalimentaria: plantas de procesado de frutas, cárnicas o lácteas, donde la seguridad y la flexibilidad de expansión son críticas.
  • Plataformas logísticas: permiten que un solo “hub” de producción de frío con NH3 o R290 abastezca a múltiples cámaras y servicios.
  • Centros de distribución en supermercados: mayor seguridad frente al público y fácil integración con sistemas de climatización.

Uso de refrigerantes naturales como eje de sostenibilidad

La transición hacia el uso de refrigerantes naturales se ha convertido en un pilar de la refrigeración industrial moderna. Amoniaco (NH₃), dióxido de carbono (CO₂) e hidrocarburos como el propano (R290) son alternativas cada vez más extendidas, que responden a la necesidad de reducir el impacto climático de los refrigerantes y cumplir con las regulaciones europeas (Reglamento F-Gas) y globales (Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal).

Ventajas de los refrigerantes naturales

1. Bajo o nulo Potencial de Calentamiento Global (GWP)

  • NH3: GWP ≈ 0.
  • CO2: GWP = 1 (valor de referencia).
  • Hidrocarburos (R290, R600a): GWP < 5.

2. Alta eficiencia termodinámica

  • El amoníaco sigue siendo el refrigerante con mejor rendimiento en aplicaciones industriales.
  • El CO2 destaca en aplicaciones de congelación y en climas fríos o moderados, especialmente con sistemas en cascada o booster.

3. Disponibilidad y coste estable

  • Al tratarse de sustancias naturales, no están sujetas a cuotas de comercialización ni al encarecimiento progresivo de los HFC/HFO bajo la normativa F-Gas.

4. Compatibilidad con sistemas indirectos

  • Al combinarse con fluidos secundarios, es posible aprovechar la eficiencia de los refrigerantes naturales en el circuito primario, minimizando su carga y riesgos en el resto de la instalación.

Retos asociados

  • Seguridad: el NH3 es tóxico y los hidrocarburos son inflamables, por lo que su uso requiere medidas específicas de diseño y operación.
  • Condiciones operativas exigentes: el CO2 trabaja a presiones muy altas, lo que implica equipos y componentes especializados.
  • Formación del personal: es clave garantizar que instaladores y operarios estén capacitados en el manejo de estas tecnologías.

Contexto regulatorio y de mercado

La Unión Europea ha fijado un calendario ambicioso de eliminación progresiva de los HFC con alto GWP. A partir de 2030, prácticamente todas las nuevas instalaciones deberán operar con refrigerantes naturales o HFOs de bajo GWP. Este marco regulatorio está acelerando la transición y fomentando la inversión en soluciones que ya son técnicamente maduras y económicamente competitivas.
Una plataforma logística refrigerada de 10...
Una plataforma logística refrigerada de 10.000 m² puede recuperar suficiente calor de condensación para cubrir el 100 % de sus necesidades de ACS, aportar calefacción a oficinas y vestuarios, realizar el desescarche de evaporadores sin consumo eléctrico adicional, e incluso mantener calefactados los suelos en pasos de puertas y muelles de carga, evitando formación de hielo.

 Recuperación del calor de condensación: convertir un residuo en recurso

En toda instalación de refrigeración, el calor extraído del producto o del ambiente debe ser liberado al exterior a través de la condensación. Tradicionalmente, este calor se ha considerado un residuo y se ha disipado mediante torres o aeroenfriadores. Sin embargo, con una visión de eficiencia energética y economía circular, este calor se convierte en un recurso valioso que puede ser aprovechado para cubrir otras demandas térmicas de la industria.

Potencial de aprovechamiento

  • La energía térmica disponible en el circuito de condensación suele representar entre un 125 % y un 135 % de la energía total absorbida por el sistema.
  • En la práctica, esto significa que una instalación de refrigeración industrial puede cubrir de forma gratuita la totalidad de las necesidades de agua caliente sanitaria (ACS), calefacción de espacios o procesos industriales de baja y media temperatura.

Aplicaciones típicas

  1.  Producción de ACS para limpieza, desinfección o procesos de elaboración.
  2.  Apoyo a bombas de calor para elevar la temperatura a niveles útiles en procesos más exigentes.
  3.  Climatización de oficinas o espacios anexos en la propia planta industrial.
  4.  Sustitución o apoyo de calderas de gas en procesos térmicos, reduciendo consumo de combustibles fósiles.
  5.  Desescarche de evaporadores, evitando el uso de resistencias eléctricas y reduciendo la demanda eléctrica en los picos.
  6.  Calefacción de suelos en pasos de puertas de cámaras y muelles de carga, evitando acumulación de hielo y mejorando la seguridad operativa.

Beneficios estratégicos

  • Reducción del consumo energético global de la planta al aprovechar energía que de otra forma se perdería.
  • Ahorro económico directo en combustibles o electricidad destinados a producción de calor.
  • Disminución de emisiones de CO2, mejorando la huella ambiental de la empresa.
  • Mejora del retorno de la inversión (ROI) cuando se combina con mecanismos como los Certificados de Ahorro Energético (CAE).

Ejemplo práctico

Una plataforma logística refrigerada de 10.000 m² puede recuperar suficiente calor de condensación para cubrir el 100 % de sus necesidades de ACS, aportar calefacción a oficinas y vestuarios, realizar el desescarche de evaporadores sin consumo eléctrico adicional, e incluso mantener calefactados los suelos en pasos de puertas y muelles de carga, evitando formación de hielo. Con ello se eliminan calderas de gas, se reducen riesgos de seguridad y se consiguen ahorros energéticos equivalentes a decenas de miles de euros anuales.

El papel del control y la monitorización

La eficiencia energética en refrigeración industrial no depende únicamente de la calidad de los equipos instalados, sino de la capacidad de orquestar el conjunto de la instalación. Aquí es donde los sistemas de control y monitorización adquieren un papel protagonista.

La eficiencia energética en refrigeración industrial no depende únicamente de la calidad de los equipos instalados, sino de la capacidad de orquestar el conjunto de la instalación. Aquí es donde los sistemas de control y monitorización adquieren un papel protagonista.

Funciones clave de los sistemas de control

1. Gestión inteligente de la demanda

  • Programaciones horarias adaptadas al uso real de la instalación.
  • Priorización de cargas en función de la criticidad de los procesos.

2. Optimización energética

  • Regulación de compresores, ventiladores y bombas en función de la carga real (control de velocidad variable).
  • Algoritmos de eficiencia estacional: condensación flotante, control de sobrecalentamiento mínimo, optimización de desescarches.

3. Integración con renovables y almacenamiento

  • Acoplamiento con la producción fotovoltaica, maximizando el autoconsumo.
  • Uso de almacenamiento térmico (tanques de agua/glicol) para desplazar la producción de frío a horas valle y cubrir picos de demanda.

4. Monitorización en tiempo real

  • Supervisión continua del rendimiento energético (kWh/tonelada de producto, COP global, etc.).
  • Alertas tempranas que anticipan fallos, evitando pérdidas de producto y tiempos de parada.
  • Trazabilidad de datos para justificar ahorros energéticos y acceder a incentivos como los Certificados de Ahorro Energético (CAE).

Beneficios estratégicos

  • Ahorro energético sostenido: se estima que una instalación equipada con control avanzado puede reducir entre un 15 % y un 25 % su consumo eléctrico anual.
  • Mayor fiabilidad y vida útil de los equipos gracias a la operación en condiciones óptimas.
  • Visibilidad y toma de decisiones basada en datos, alineando las estrategias de operación con los objetivos de sostenibilidad de la empresa.

Ejemplos de aplicación

  • Concentrar los desescarches en las horas con excedentes de producción fotovoltaica, evitando consumos eléctricos en momentos de baja generación renovable.
  • Modificar consignas de temperatura en cámaras y equipos durante las horas con menor coste energético según la tarifa contratada, reduciendo de forma directa la factura eléctrica.
  • Asignar y repercutir costes energéticos a los distintos lotes o productos fabricados, gracias a la monitorización detallada de consumos. Esto permite a la empresa conocer el coste energético unitario de producción, detectar procesos menos eficientes y mejorar su rentabilidad global.

6. Certificados de Ahorro Energético (CAE): monetizando la eficiencia

La eficiencia energética no solo supone un ahorro en la factura eléctrica o de combustibles. En España, desde 2023 está en marcha un mecanismo que permite monetizar los ahorros conseguidos: los Certificados de Ahorro Energético (CAE).

¿Qué son los CAE?

Los CAE son documentos que acreditan que una determinada actuación ha generado un ahorro energético verificable. Estos certificados pueden ser adquiridos por las comercializadoras de energía (sujetos obligados), que los necesitan para cumplir con los objetivos de eficiencia marcados por el Gobierno.

En la práctica, esto significa que una empresa que invierte en eficiencia energética puede obtener un ingreso adicional al certificar sus ahorros y transferir los CAE en el mercado.

Magnitud del mecanismo en España

  • En 2024 se generaron cerca de 2.000 GWh acumulados de ahorro energético certificado, con un valor de mercado superior a 220 millones de euros.
  • Se estima que hasta 2030 los CAE movilizarán miles de proyectos de eficiencia, incluyendo refrigeración industrial, iluminación, climatización y procesos productivos.
  • Una planta frigorífica que reduzca su consumo mediante sistemas indirectos, recuperación de calor o control avanzado podrá acreditar y comercializar esos ahorros.

Beneficios para la industria

  1. Retorno económico adicional: los ahorros energéticos generan un ingreso, más allá del ahorro en la factura.
  2. Mayor viabilidad de proyectos: mejora los plazos de amortización de inversiones en eficiencia energética.
  3. Visibilidad y prestigio: contar con ahorros certificados refuerza la imagen de sostenibilidad y compromiso ambiental de la empresa.
La eficiencia energética no solo supone un ahorro en la factura eléctrica o de combustibles...
La eficiencia energética no solo supone un ahorro en la factura eléctrica o de combustibles. En España, desde 2023 está en marcha un mecanismo que permite monetizar los ahorros conseguidos: los Certificados de Ahorro Energético (CAE).

7. Conclusiones

La refrigeración industrial se encuentra en el centro de la transición energética. La presión regulatoria, el coste creciente de la energía y la necesidad de reducir emisiones obligan a repensar los sistemas no solo como un consumo inevitable, sino como una palanca de eficiencia y competitividad.

A lo largo de este artículo hemos visto que existen soluciones maduras y probadas que permiten dar ese salto:

  • Instalaciones con fluidos secundarios, que ofrecen seguridad, escalabilidad y flexibilidad.
  • Refrigerantes naturales, que garantizan sostenibilidad y cumplimiento normativo a largo plazo.
  • Recuperación del calor de condensación, que transforma un residuo en un recurso para reducir drásticamente el consumo de combustibles.
  • Sistemas de control y monitorización, que orquestan el conjunto y permiten aprovechar al máximo renovables, tarifas eléctricas y asignación de costes energéticos.
  • Certificados de Ahorro Energético (CAE), que convierten los ahorros en un activo económico, mejorando los retornos de inversión.
No obstante, es importante remarcar que no existe un único camino. Cada solución tiene cabida en la industria y debe valorarse en función de las características del proyecto, el producto, el entorno regulatorio y los objetivos estratégicos de la empresa. Solo mediante un estudio pormenorizado de cada caso se pueden diseñar instalaciones que maximicen la eficiencia, la seguridad y la rentabilidad.

En definitiva, la refrigeración industrial eficiente no es solo una necesidad ambiental, sino una oportunidad estratégica. Las empresas que apuesten por estas tecnologías no solo reducirán costes y emisiones, sino que ganarán en flexibilidad, resiliencia y competitividad en un mercado cada vez más exigente.

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