Investigadores vascos avanzan en el diseño de inhibidores de la fiebre aftosa.
Investigadores del centro vasco CIC BioGUNE y de las universidades de Oxford y Harvard han desentrañado la arquitectura y las interacciones entre el virus de la fiebre aftosa y su receptor celular, lo que abre el camino para el diseño de inhibidores de la entrada del virus.
Esta investigación, iniciada en 2005 y realizada mediante la técnica de la crio-microscopia, ha sido publicada por la revista Nature Communications, según ha informado hoy en un comunicado el Centro de Investigación Cooperativa en Biociencias (CIC BioGUNE), con sede en el Parque Científico y Tecnológico de Bizkaia.
El virus de la fiebre aftosa es un patógeno muy peligroso, que ha causado enormes pérdidas de animales en el mundo, con consecuencias económicas muy graves.
"La comprensión del proceso de reconocimiento entre el virus de la fiebre aftosa y el receptor de integrina permitirá abrir el camino para el diseño de inhibidores de la entrada de virus, y así poder evitar o mitigar su propagación", ha explicado el investigador de CIC BioGUNE Nicola Abrescia.
Junto al centro vasco, han liderado esta investigación los laboratorios de los profesores David I Stuart y Juha Huiskonen, de la Universidad de Oxford (Reino Unido), y de Timothy Springer, de la Universidad de Harvard (Estados Unidos).
El centro de investigación vasco ha participado también en otra investigación, junto a la Universidad de Indiana (Estados Unidos), que ha revelado la arquitectura del ensamblaje de la maquinaria de replicación de ADN de las archaeas, un grupo de microorganismos unicelulares capaces de vivir en condiciones extremas, y que posiblemente constituyen las formas de vida más antiguas sobre la tierra.
La relevancia de este descubrimiento, también publicado en Nature Communications, radica en la comprensión del mecanismo de replicación del ADN celular.
Esta investigación, según CIC BioGUNE, puede tener aplicaciones biotecnológicas, ya que distintas empresas de este sector están interesadas en la utilización de enzimas altamente estables, como las ADN polimerasas, que puedan funcionar en una amplia gama de condiciones de trabajo, incluyendo la temperatura y el pH.
El proyecto se inició en 2013 y es el fruto de la colaboración entre los laboratorios de los profesores Nicola Abrescia, en CIC bioGUNE, y Stephen Bell, en la Universidad de Indiana, que en los últimos años ha dado lugar a importantes contribuciones en el campo de la transcripción celular y la replicación genómica.
Para llevar a cabo este estudio, además de técnicas bioquímicas y de cristalografía de rayos X, se han aplicado métodos de microscopía electrónica.