La Universidad de León estudia el uso de fermentadores para evitar animales fistulados en ovino
Redacción oviespana.com20/01/2011
Los fermentadores son dispositivos muy útiles en el ámbito de la investigación con animales ya que permiten reproducir la fermentación que se produce en el rumen de varios tipos de ganado, según publica la agencia de noticias Dicyt. En estas condiciones controladas, se evita que por los laboratorios pasen un número innecesario de animales fistulados, esto es, sin cánulas, tubos cortos que se emplean en diferentes operaciones de cirugía, con las implicaciones éticas y legales que suponen este tipo de intervenciones en la investigación científica. Un grupo de investigadoras de la Universidad de León ha analizado hasta qué punto estas herramientas reproducen los procesos que se producen en esa parte del estómago de los rumiantes.
Según recuerda la investigadora del Departamento de Producción Animal de la Universidad de León, María Dolores Carro, “desde los años 70 se utilizan fermentadores como alternativa, aunque en origen no había tanta preocupación por el bienestar animal, sino por un control más sistemático de los alimentos que se sometían al proceso de fermentación ruminal”.
Los fermentadores se emplean para los diferentes usos, como la valoración nutritiva de ciertos alimentos, o efectos de los aditivos que se emplean en los piensos para modificar la fermentación ruminal, como los empleados para reducir las emisiones de metano o para aumentar la digestibilidad de una dieta. A pesar de su uso extendido, apenas se sabía de su capacidad de reproducción del rumen real del ovino, ya que los estudios comparativos se habían desarrollado previamente en vacuno. Por este motivo, por la ausencia de información en este tipo de animales, el grupo de investigadores de la Facultad de Veterinaria de León comenzó la investigación.
Para el estudio, los científicos plantearon el uso de cuatro dietas en fermentadores y ovejas fistuladas, para establecer la comparación. Dos dietas contenían forraje de alta calidad (heno de alfalfa), mientras que las otras dos contenían forraje de calidad inferior (heno de gramíneas). De forma cruzada, se mezcló esta dieta con alimento complementario. Los investigadores analizaron los parámetros de pH (acidez), digestibilidad, crecimiento microbiano, actividad fibrolítica, producción de ácidos grasos volátiles, amoniaco, lactato y, en una segunda parte, la concentración de protozoos, bacterias y bacterias celulolíticas.
Los experimentos mostraron que los fermentadores reproducían mejores la fermentación ruminal en las dietas con gran proporción de forraje, indistintamente de su calidad, que las que tenían un porcentaje menor de este alimento. Además, el número de protozoos que contribuyen a la digestión era menor en los fermentadores que en la situación real. Finalmente, también observaron que la diversidad bacteriana era muy diferente en la situación simulada que en el rumen de las ovejas. En los fermentadores sobrevivían gran cantidad de bacterias, pero no eran las mismas que las que lo hacen en el interior del aparato digestivo ovino.
A partir de estos resultados, los investigadores de la Universidad de León quieren ahora estudiar las poblaciones ruminales más significativas para saber “qué especies se mantienen y cuáles desaparecen”, especialmente entre aquellas que juegan un papel metabólico más activo, esto es, están más relacionadas con la actividad digestiva en el estómago.
La investigación fue financiada por el antiguo Ministerio de Educación y Ciencia y en ella también contribuyó la Junta de Castilla y León. El trabajo forma parte de la tesis doctoral de María Eugenia Martínez.