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Entrevista a Lluís Creus (Lluís Creus, S.A.) e Ignasi Creus, hijo y futuro propietario de la firma

Marta Torres15/04/2003

"La mayoría de las máquinas no cumplen los estándares a los que obliga la ley comunitaria"

Colgado de la pared del despacho que Lluís Creus comparte con su hijo —y sucesor—, Ignasi Creus, hay un panel con los nombres de todos los miembros de la familia Creus que han sido propietarios de la empresa. Son cinco generaciones de una peculiar dinastía burguesa que empezó hace 127 años cuando el bisabuelo del actual propietario aterrizó en Pueblo Nuevo (por entonces el barrio industrial de Barcelona) para fundar una empresa de guarniciones para caballerías y correas de cuero para máquinas.
La firma Lluís Creus, fabricante de fuelles y correas desde hace generaciones, se prepara ahora para un nuevo relevo generacional, toda una sucesión, que dejará la empresa en manos de Ignasi Creus, hijo del actual propietario, Lluís Creus. Se da la circunstancia, además, de que el padre de éste murió el pasado mes de septiembre, lo que ha convertido los últimos meses en casi una expedición arqueológica en la que han aparecido facturas del año 36, el primer libro de contabilidad, del año 1876 y hasta una corona de madera que su abuelo escondió durante la República y luego se perdió.

¿Cómo empezó la empresa?

LLUÍS CREUS: Esto lo empezó mi bisabuelo, Jaume Creus, que vino de Mataró en 1876 y se casó con Eugenia Benguerel, de padre suizo, y se establecieron aquí en la calle Taulat, 28, justo delante del taller. El negocio pasó de Jaume Creus a León Creus, su hijo. Éste murió y el negocio pasó a manos de la viuda
Lluís e Ignasi Creus en la parte más antigua del taller de su empresa
Lluís e Ignasi Creus en la parte más antigua del taller de su empresa

¿Qué ocurrió entonces?

LLUÍS CREUS: Entonces mi abuelo, para que no hubiera malos entendidos, compró el negocio a la viuda. Antes, mi abuelo había trabajado haciendo cadenas para barcos. Sólo había cinco fabricantes en toda España, que se repartían el mercado. Además, si se cerraba la fábrica, había tres opciones: venderla a los competidores, destruirla o venderla al extranjero. Mi abuelo la destruyó y trajo aquí la mitad de la maquinaria.

Mi abuelo continuó con las guarniciones hasta que en el año 1943 empezó a fabricar correas para las fábricas de tejidos, sobre todo embarrados para las máquinas. Pero el desarrollo de los motores para máquinas las acabó retirando del mercado

La empresa prepara el relevo generacional
La empresa prepara el relevo generacional
Lluís Creus, en su despacho
Lluís Creus, en su despacho

¿Cuándo pasó a manos de su padre?

LLUÍS CREUS: Mi padre empezó a trabajar aquí después de la guerra, y hasta que murió mi abuelo lo llevaron los dos. Mi abuelo se lo dejó en usufructo a mi abuela, que murió en 1973, y entonces se puso a mi nombre, a causa de la edad de mi padre, que fue dejándolo poco a poco, como estoy haciéndolo yo ahora.

¿Fue en esa época cuando lo transformaron en Sociedad Anónima?

LLUÍS CREUS: Lo transformamos en Sociedad Anónima porque el negocio fue creciendo, gracias en buena parte a que la competencia iba cerrando. Era en 1987 y nosotros nos mantuvimos con el cuero. En 1991 se transformó en S.L., con su actual denominación, Lluís Creus S.L. Es curioso pero mi abuelo no dejaba entrar a ningún trabajador que no supiera coser a mano: hacer de guarnicionero. Ahora sólo hay uno que sepa coser, que soy yo.
Panel con los nombres de todos los miembros de la familia Creus que han sido propietarios de la empresa
Panel con los nombres de todos los miembros de la familia Creus que han sido propietarios de la empresa

EVOLUCIÓN DEL PRODUCTO

¿ Como eran los primeros fuelles?

LLUÍS CREUS: Los fuelles se hacían de cuero, necesitaban un molde muy complicado de madera que tuviera las formas del fuelle. Luego se cosía un tubo de cuero y se ataba al molde, con el cuero mojado, y se dejaba secar. Más tarde se cortaban las cuerdas y se sacaban los moldes. Era muy caro así que dejé de hacerlo. Hace 15 años empezamos a fabricarlos a base de telas de poliester, PVC, poliuretano, visitando fabricantes en Alemania y Francia, hasta dar con el producto actual, que tiene muy buena aceptación en el mercado.

¿Hacéis los fuelles a medida, no tenéis en almacén?

LLUÍS CREUS: Somos los sastres de las máquinas.

IGNASI CREUS: Los fuelles no son solo para proteger las máquinas, muchos son para proteger al operario. Ahora la ley de prevención de riesgos obliga a muchas cosas y la máquina no está homologada si no las cumple. Se trata de que nadie se haga daño con las partes móviles de las máquinas.

¿Se nota en la calidad del cuero?

LLUÍS CREUS: Naturalmente. La piel es mucho mejor, más gruesa, en animales que pastan y no comen pienso, es mejor si están al aire libre y aguantan tormentas. El mejor es el cuero francés de los Alpes. El de Sudáfrica también es bueno: es el que más se vende aquí. Por otra parte, tuvimos muchos problemas en tiempos de las vacas locas, porque las quemaban enteras y los curtidores llegaron a protestar para que les dejaran quitarle primero la piel. No les hicieron caso.

SUCESIÓN

¿Cuando se hará la sucesión oficial?

LLUÍS CREUS: Oficialmente, en dos años, cuando me jubile.

¿Qué planes tiene para la empresa en esta nueva etapa?

IGNASI CREUS: La empresa está ya bastante rodada y la inercia es muy importante. Antes de venir aquí he montado un negocio de consultora de medio ambiente, he trabajado en una multinacional grande, Elf, y en una pequeña empresa familiar, así que he visto todo el mundo empresarial. Esta muy claro que lo cuesta más es arrancar y luego la inercia hace que la empresa "vaya sola" si se cuida mínimamente, claro está.

Mis planes son seguir como hasta ahora pero ampliando el negocio: empezar a salir fuera para abrir mercados.

¿Ha pensado en alguna línea que complemente a las actuales?

IGNASI CREUS: Mi idea es redondear el producto actual. Por otra parte, me he dado cuenta de que la mayoría de las máquinas no cumplen los estándares a los que obliga la ley comunitaria de prevención de riesgos laborales y en este caso no se puede poner la marca CE. Quizá hay gente que lo desconozca pero por un coste que realmente es mínimo, se pueden cumplir estas normas directamente. Si no, no se pueden vender, en teoría.

¿y se venden?

IGNASI CREUS: No se puede vender, ni comprar.

¿No se hacen inspecciones?

IGNASI CREUS: La marca CE es un autoetiquetaje, se la puede poner el mismo fabricante, pero ha de cumplir varias normas. Si luego viene un inspector y ve que una máquina de la marca tal no cumple las normas y lleva la etiqueta, entonces pagan los dos. Otro problema está en el mismo concepto de las máquinas: los diseñadores no piensan en los requisitos de seguridad cuando las diseñan. Un ejemplo son los ejes donde no se deja espacio material para un fuelle de protección.

EMPRESA CENTENARIA

Vuestras oficinas están llenas de premios y menciones honorífocas

LLUÍS CREUS: Cuando la Fira de Barcelona celebró su centenario, en 1988, invitó y regaló un stand a todas las empresas centenarias: la empresa más joven tenía cien años como mínimo. Nosotros teníamos 112.

Por otra parte, la Cámara de Comercio también otorgó un premio a todas las empresas centenarias, y hace dos años la misma Cámara nos dio otro premio al cumplir los 125. Somos una de las empresas más antiguas de Barcelona.

¿A una empresa tan especializada como ésta, le cuesta mucho subcontratar?

LLUÍS CREUS: Subcontratar es imposible y nos cuesta encontrar trabajadores. Como aprendiz no cogemos a nadie, los cogemos como peones.

Antes había muchos fabricantes de cuero, pero hoy en día no hay escuelas de formación ni en cuero ni en fuelles. Además, necesitamos artesanos, que tengan "gusto" en las manos

Aviones y trenes

Lluís Creus ha mantenido, desde sus inicios, estrechas relaciones con sectores clave de la industria. Fabricó guarniciones para caballos, correas para motores y embarrados para máquinas tejedoras de la por entonces muy próspera industria textil catalana. Actualmente, la firma ha trabajado para los talleres que tiene la compañía estatal de ferrocarriles Renfe en Bilbao y los talleres de la compañía de aviación Iberia. Pero el encargo más curioso lo recibieron de las plantas de ensamblaje del avión comercial Airbus 380. "La planta nos pidió unos fuelles para proteger a los trabajadores en las torres-grúa que se emplean en el ensamblaje", explica Lluís Creus. Son fuelles tipo cortina para plataformas elevadoras que alcanzaban los seis metros de altura.

Empresas o entidades relacionadas

Equiplast, Expoquimia, Eurosurfas. Fira de Barcelona

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