Sociedad y economía condicionan la dieta

"Dos tercios de los alemanes se suicidan comiendo", dice el gerente de la Sociedad de Dietética y Medicina Alimentaria de Aix (Aachen), Sven-David Müller.

"Dos tercios de los alemanes se suicidan comiendo", dice el gerente de la Sociedad de Dietética y Medicina Alimentaria de Aix (Aachen) , Sven-David Müller. El científico basa su lapidario juicio en estudios e informaciones sobre las costumbres alimentarias de su país, que en buena parte están condicionadas por la superabundancia de oferta alimentaria y por la escasez de tiempo de los ciudadanos.

Los alemanes han perdido su cultura alimentaria. Más de la mitad de la población padece de exceso de peso, el 20% es obeso, entre el 20 y el 30% está sometido a dieta permanente.

Enfermedades cardiocirculatorias, cánceres, diabetes, sobrepeso, bulimia se deben a trastornos alimentarios; la consecuencia de comer mal, que cuesta años de vida a las personas y unos €57.000 millones a la sociedad alemana, tanto en tratamientos directos como en horas de trabajo perdidas. Un 65% de las muertes en ese país puede vincularse a este tipo de trastornos.

Las costumbres alimentarias se han transformado en los últimos años como consecuencia de condicionantes socioeconómicas, en particular la falta de tiempo a causa de una vida profesional cada vez más agitada y una mayor y opulenta oferta de productos alimentarios. La necesidad de comer contra reloj determina la agenda diaria familiar. Según la ZMP (organismo oficial de investigación de mercados agroalimentarios en Alemania), el consumidor promedio gasta €539 anuales en comida rápida o de conveniencia; el 40% de los gastos en alimentación actualmente, con tendencia creciente.

No hay tiempo para cocinar; la mesa familiar diaria pertenece al pasado, la cena ha sustituído al almuerzo como comida principal. Aunque numerosos consumidores declaran preocuparse por la dieta sana, sobre el plato las cosas son distintas, debido a factores externos que ellos no están en condiciones de controlar.