Representantes de varias asociaciones muestran su descontento

El aumento del consumo de productos lácteos en los últimos años motivó a la Unión Europa a eliminar las cuotas lácteas, alegando que este sistema impide a los productores responder a tal creciente demanda. La anulación de cuotas ha supuesto una oportunidad pero también una preocupación para muchos profesionales del sector. Desde Interempresas hablamos con representantes de Cooperativas Agro-Alimentarias y COAG para que nos expongan su visión de lo que está sucediendo en el sector meses después de las polémicas modificaciones legales.

Es tarea complicada definir la situación del sector vacuno tras la eliminación de las cuotas lácteas, sobre todo por la volatilidad del mercado. Fernando de Antonio, director del área Ganadería de Cooperativas Agro-Alimentarias, cree que está pasando lo que ya era “previsible”. Aunque la bajada de importaciones de productos a países como China han sido “inesperadas”, la desaparición de “los mecanismos de regulación de los mercado tradicionales (compras en intervención a precio elevado y ayudas al almacenamiento privado) en la Pac y su sustitución por otros (ayudas directas al productor) que sólo son aplicables como red de seguridad, cada aproximadamente tres años hay un problema de precios en la UE, que afecta de forma muy diferente a las rentabilidades de las explotaciones”.

Andoni García, responsable de organización de COAG, es mucho más contundente: “La situación es crítica. Desplome de los precios muy por debajo de los costes de producción, inseguridad de los ganaderos respecto a la misma recogida de su leche y en las relaciones con la industria, deslocalización y grave reconversión. El resultado de todo ello son explotaciones abocadas al cierre y la destrucción del tejido productivo de muchas zonas rurales donde no hay apenas alternativas para el desarrollo económico y social”.

Para de Antonio, los problemas cíclicos de precios “no están condicionados por temas como la desaparición de cuotas o el veto ruso, sino por la falta de mecanismos de gestión de la volatilidad”. En este sentido, opina que con el paquete lácteo “se quiso establecer un nuevo sistema de gestión de mercados bien pensado pero que en manos de los operadores de ‘gestión privada’ no ha sido eficaz por su complejidad y por la falta de apoyo de su aplicación por la Comisión”. En este sentido, explica que “estamos de nuevo en una situación de crisis de precios, con una disminución de rentas no tan grave como la de 2009, en la que los precios de las materias primas estaban casi un 50% por encima de los que hay en estos momentos, que se solucionará con un descenso de la producción y un aumento de las exportaciones a terceros países y que se volverá a repetir en otros tres años si no se ponen medidas eficaces, que desgraciadamente no están el paquete de medidas aprobado recientemente por Bruselas”.

Evolución de los precios en la UE. Fuente: Observatorio de la Leche de la UE.

En referencia al riesgo de sobreproducción, el responsable de COAG indica que “las expectativas de crecimiento generadas por el supuesto aumento de la demanda de leche en países como China se han topado con la realidad. Todo el mundo se ha puesto a producir en mayor cantidad y ese aumento de la oferta ha provocado una crítica situación para nuestros ganaderos. La creación de excedentes redunda siempre en beneficio de la industria porque no hay mercado capaz de absorber este crecimiento".

Según Fernando de Antonio, “la bajada de precios y de rentabilidad y la estacionalidad ha hecho que se baje la producción en el conjunto de la UE, aunque no de la misma forma en todos los países. La bajada se ha concentrado en aquellas explotaciones que eran menos eficaces en comparación de las que tenían en su entorno más cercano”. Como se puede ver en los óltimos datos publicados por el FEGA, la tendencia sostenida de crecimiento de las entregas en relación al mismo mes del año anterior se ha parado.

Andoni García tiene muy claro que la eliminación de cuotas trae consigo un aumento de la volatilidad en los precios: "Esta eliminación se suma al desmantelamiento de otros instrumentos de regulación de mercado tales como la intervención pública de mantequilla y leche en polvo. Todo ello, junto con acuerdos de la UE en el marco de la OMC y los tratados de libre comercio con terceros países, hace que el mercado sea más volátil y esté mucho más sometido a la especulación. Para el ganadero, la volatilidad siempre acaba en una reducción de precios con los que producir es ordeñar pérdidas. Además, esta reducción de precios al ganadero no suele suponer bajadas de precios al consumidor. La eliminación de los mecanismos de regulación del mercado la pagan los eslabones más débiles de la cadena: ganaderos y consumidores. Industria y distribución ganan más poder, lo que les permite determinar el precio final”.

Fernando de Antonio, por el contrario, no lo tiene tan claro y señala que la desaparición del sistema de cuotas “puede facilitar que la producción de leche se concrete aún más en aquellos zonas y países donde el sector en su conjunto es más eficaz y versátil. Que se produzca una deslocalización de la producción”. En cuanto a los precios, “no existe ninguna relación causa-efecto para que ni la bajada ni la subida de los precios de la leche, en una horquilla razonable, conlleve una disminución o un aumento de los precios al consumidor. La formación de la cadena de valor en España está más condicionada por otros aspectos relacionados con la competitividad de las grandes cadenas de distribución que con los precios en origen de la leche”.

“Las ayudas no responden al objetivo de mantener el máximo número de ganaderos. Las ayudas aprobadas en el marco de la crisis son injustas, discriminatorias y no van a llegar a todos los ganaderos que en estos momentos están percibiendo precios por debajo de costes”, apunta Andoni García. “Además, se corre el riesgo de que la ayuda pueda acabar amortizada por parte de la industria. Existe el peligro real de que sirva para justificar los bajos precios porque la ponen en su haber. Y eso es muy preocupante porque podría ir en contra de la recuperación de los precios en origen”.

En esta línea, Fernando de Antonio también se muestra descontento con el reparto de ayudas, aunque cree que todavía existen oportunidades de negocio: “Las ayudas de mínimos me parecen una solución a la crisis que tendrá poca eficacia en la mejora de las circunstancias que generaron el porqué se han dado. En cuanto a las aprobadas de forma extraordinaria por el Consejo Ministros de la UE creo que es una oportunidad, que espero que no se desaproveche como se hizo en el 2009”.

El sector del vacuno de leche ha ido perdiendo explotaciones en los últimos años “por falta de viabilidad económica o relevo generacional”, según de Antonio. “La desaparición sólo ha puesto en evidencia, por falta de previsión del sector en su conjunto y de las administraciones, el problema de falta de estructuración y de eficacia del sector lácteo español, pero no olvidemos que el fondo de la crisis está en la ineficiencia de las medidas de gestión de mercado de la UE”.

El responsable de organización de COAG describe la evolución como una "reconversión brutal”. A principios de los 90 había unas 140.000 explotaciones lácteas. Actualmentes quedan 17.000. “Resulta preocupante que el conjunto de las administraciones, industrias y cadenas de distribución no den importancia a la pérdida de activos pensando que con menos ganaderos se va a seguir produciendo la misma cantidad de leche. Y que ese déficit de ganaderos se podría sustituir con grandes industrias de producción de leche. La realidad es bien distinta. Hay ejemplos claros como el caso de Euskadi, en los que la pérdida de ganaderos ha supuesto también significativas pérdidas de producción. En la última década, desaparecieron el 55% de los ganaderos vascos. En ese mismo periodo, la producción ha pasado de las 223.000 toneladas a las 160.000 actuales. Globalmente, quien mantiene la producción agraria orientada a la alimentación es el agricultor/a y no un modelo orientado al agronegocio”.