Características morfológicas, productivas y evolución de la raza Roya Bilbilitana
Enrique Fantova, técnico de Oviaragón-Grupo Pastores, junto con los veterinarios Víctor Miguel y Berta Martínez, se ocupan de la gestión y asesoramiento de este tipo de ganaderías. Fantova detalla que en estos momentos en los programas de selección se contabilizan 55 ganaderías que aglutinan alrededor de 30.000 ovejas. Y aunque deben su nombre a Calatayud y la mayoría de las explotaciones se encuentran principalmente en Aragón, también se pueden encontrar, aunque en menor medida, en Teruel, Zaragoza, en la comarca de Molina de Aragón en Guadalajara, Cuenca, Soria (sobre todo en la comarca de Arcos de Jalón), en Toledo y por la comarca de Cervera del Río Alhama en La Rioja.
“Hay algunos ejemplares menos que los que había en los últimos años, pero la evolución de esta raza no es diferente que la que tiene todo el censo de ovino en Aragón, que mantiene una continua tendencia a la baja. Es un desastre”, matiza el técnico. En uno y otro caso, los motivos son los mismos: la disminución del número de ganaderos, gente mayor y con escaso relevo generacional.
Si algo caracteriza a la Roya Bilbilitana es su rusticidad, es decir, su capacidad de adaptación al medio que le rodea, pero además es una de las razas más distintivas de España. Al nacer, los corderos tienen la piel negra con distintas partes blancas, pero a medida que van creciendo su lana adquiere un tono pardo-rojizo o ‘royo’, de donde proviene parte de su nombre.
Algunas ovejas tienen cuernos, una peculiaridad que se da en menor medida en las hembras (en torno a un 41%) pero es habitual entre los machos (más o menos un 89%), en los que incluso llegan a adquirir formas muy llamativas en espiral. Y en esta raza se valora además que los ejemplares sean ‘calzados’, es decir, que a partir del corvejón (parte final de las patas) sean blancas, al igual que la punta de la cola.



