Alternativas a la descarbonización del sector pesquero: nuevos sistemas de propulsión
La mayoría de los proyectos basados en diseñar nuevos sistemas de propulsión para el sector pesquero son proyectos piloto que buscan validar los retos que hay que asumir para su instalación y su utilización en el sector.
Precisamente, los desafíos en este sector son grandes. No podemos olvidar dónde operan los pesqueros, en muchas ocasiones en puertos pequeños de terceros países donde la recarga de los buques es inviable, donde las infraestructuras no están disponibles, ni lo estarán a corto plazo. Por tanto, este es otro reto que hay que superar y, para conseguirlo, hay proyectos piloto en marcha para realizar la recarga en alta mar con el uso de boyas o parques eólicos marinos.
Si reflexionamos sobre algunas de las soluciones que se están proponiendo, podemos asegurar que el gas natural licuado (GNL) como carburante marino es una realidad, se produce y hay infraestructura de suministro. Los motores de GNL emiten un 25% menos de CO2 que los de gasóleo por unidad de potencia motriz. No obstante, recientes estudios prevén que a lo largo de un periodo de 100 años los beneficios del GNL solo supondrían una reducción del 15% de las emisiones de los gases de efecto invernadero.
En definitiva, el GNL es un gran paso, pero no es la solución definitiva a largo plazo. Y para el sector pesquero supone retos difíciles de asumir, como el hecho de que los tanques de almacenamiento del combustible son tres veces más grandes y se instalan en cubierta, generando problemas de capacidad y seguridad.
El amoniaco es otra alternativa, pero, a pesar de que a bordo se utiliza en la refrigeración de la carga de manera generalizada en grandes buques de pesca, parece poco viable su utilización, ya que requiere reforzar especialmente la seguridad de los buques y la prevención de fugas.
Otra opción es el hidrógeno (H2). Sin embargo, con los avances desarrollados actualmente requiere de tanques de almacenamiento cuatro veces más amplios que los actuales, perjudicando la capacidad de carga del buque.
En el caso de motores de pila de combustible de hidrógeno, en los que se produce un proceso electroquímico de alta eficiencia energética y mínimo impacto ambiental, podría ser interesante desarrollar esta tecnología aplicada a los buques de pesca, incluso como sistema de producción de energía auxiliar a bordo.
De lo que no hay duda es de que es necesario seguir avanzando en el desarrollo de las tecnologías propulsoras, pero tenemos que hacerlo teniendo en consideración las necesidades del sector pesquero, porque no todas las soluciones son aplicables a él. Para ello, debemos trabajar en dos líneas técnicas claras:
1. La propuesta de soluciones técnicas a medio-corto plazo que sigan apoyando al sector y la carrera que lleva iniciada desde 1990 para alcanzar la descarbonización total.
2. Desarrollar barcos de nueva construcción que apliquen las nuevas tecnologías desarrolladas en el ámbito mercante y adaptadas al sector pesquero a través de la innovación.
