OPINIÓN

IA en las aulas: cómo poner a los estudiantes en el centro del cambio

Alan Fusté, CEO de Mathew

08/05/2025

La inteligencia artificial (IA) ya no es una promesa lejana: está transformando nuestras aulas en tiempo real. En España, el 82 % de los alumnos ha utilizado alguna herramienta de IA, al igual que un 73 % de los docentes y un 69 % de las familias, según el informe El impacto de la IA en la educación en España elaborado por Empantallados.com y GAD3. Pero esta rápida adopción trae consigo una necesidad urgente: diferenciar entre distintos tipos de IA y, sobre todo, definir cómo integrarlas de forma pedagógica, segura y centrada en el bienestar del alumnado.

Fundadores de Mathew

Fundadores de Mathew.

IA generativa vs. IA educativa: una diferencia crucial

En este nuevo escenario, es importante distinguir entre la IA generativa generalista, como ChatGPT, y soluciones específicamente diseñadas para el ámbito educativo. Herramientas como ChatGPT pueden ser útiles para obtener información rápida o redactar textos, pero fueron creadas con propósitos amplios y no están adaptadas a los marcos pedagógicos ni controladas por instituciones educativas.

En cambio, Mathew es una IA desarrollada desde y para la educación. Alimentada con contenidos pedagógicos que el propio centro puede cargar, Mathew opera dentro de un entorno controlado, ofreciendo seguridad, trazabilidad y coherencia con los objetivos educativos. Su diseño responde a necesidades concretas del aula: personalización de contenidos, evaluación formativa, acompañamiento pedagógico y seguimiento del progreso del estudiante.

El estudiante en el centro del aprendizaje

Uno de los mayores valores que aporta la IA educativa es su capacidad de personalizar el aprendizaje. Mathew permite adaptar los contenidos al nivel y ritmo de cada estudiante, brindando retroalimentación inmediata y generando itinerarios formativos a medida. Esto no solo mejora la motivación y el rendimiento, sino que también fortalece la inclusión, ya que cada alumno puede avanzar según sus propias necesidades y capacidades.

Esta atención individualizada transforma la dinámica del aula. Lejos de estandarizar, la IA bien aplicada abre la puerta a una educación más humana, donde el alumno es protagonista de su proceso formativo y el docente actúa como guía y facilitador.

Mathew es una IA desarrollada desde y para la educación

Mathew es una IA desarrollada desde y para la educación.

Un valor para todo el centro educativo

Mathew no está pensada solo como apoyo para el profesorado, sino como una herramienta estratégica para el centro educativo en su conjunto. Permite estructurar contenidos curriculares, implementar evaluaciones coherentes entre niveles y garantizar una trazabilidad pedagógica transversal. Su flexibilidad la hace viable tanto en entornos digitales como híbridos, ayudando a construir un modelo de enseñanza adaptado a los desafíos actuales.

Para los centros, esto significa una oportunidad real de fortalecer su proyecto educativo, integrando la tecnología desde una visión pedagógica, con autonomía, seguridad y sostenibilidad.

Más que tecnología: un uso con sentido pedagógico

El entusiasmo por las posibilidades de la IA debe ir acompañado de una mirada crítica y ética. Las preocupaciones sobre la privacidad, el uso de datos o la fiabilidad de las fuentes son legítimas y deben abordarse con marcos normativos claros, transparencia y formación.

Pero también es importante que la conversación no se limite a los riesgos. La verdadera pregunta no es si debemos usar IA en educación, sino cómo hacerlo de forma responsable, pedagógica y centrada en el estudiante.

Los docentes tienen un papel clave en este proceso: no se trata de ser sustituidos, sino de ser empoderados. Formarse en el uso de estas herramientas y acompañar a los alumnos en su integración crítica y ética es un paso fundamental hacia una educación del siglo XXI.

El diseño de Mathew responde a necesidades concretas del aula

El diseño de Mathew responde a necesidades concretas del aula.

Conclusión: la IA ya está aquí, pongámosla al servicio del aprendizaje

El futuro de la educación no será sin tecnología, pero tampoco puede construirse sin pedagogía. La IA tiene el potencial de enriquecer profundamente el aprendizaje si se pone al servicio de quienes deben estar en el centro: los estudiantes.

La clave está en adoptar tecnologías que respeten los ritmos del aula, potencien el rol docente y se integren de forma coherente en los proyectos educativos. Solo así podremos avanzar hacia una educación más inclusiva, personalizada y efectiva. Porque la IA ya está aquí. La verdadera decisión es cómo usarla con sentido pedagógico, para que cada estudiante pueda desplegar su máximo potencial.

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