TECNOLOGÍA
El modelo híbrido se consolida

La nube en España: entre la promesa digital y los desafíos del presente

Redacción Interempresas08/10/2025
La migración al cloud computing en España ha dejado de ser una aspiración para convertirse en una necesidad estratégica. Sin embargo, el ritmo y la profundidad de esta transformación varían según el tipo de organización. Mientras las grandes empresas consolidan arquitecturas híbridas y multicloud, las pymes y la Administración Pública avanzan con cautela, enfrentando barreras técnicas, económicas y culturales. En este contexto, la nube se presenta como una herramienta clave para la competitividad, pero también como un reto que exige planificación, visión y adaptación constante.

Las grandes corporaciones han liderado la adopción del cloud en España, impulsadas por la necesidad de escalar operaciones, mejorar la resiliencia y acelerar la innovación. En cambio, muchas pymes aún se muestran reticentes, frenadas por la complejidad técnica, la falta de talento especializado y una percepción de costes elevados. La Administración Pública, por su parte, ha iniciado una transformación digital más estructurada, condicionada por exigencias normativas como el Esquema Nacional de Seguridad (ENS) y el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), que limitan la velocidad de adopción, pero refuerzan la confianza en los servicios públicos digitales.

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Obstáculos más allá de la seguridad

Aunque la seguridad sigue siendo una preocupación prioritaria en cualquier proyecto de migración al cloud, no es el único escollo que enfrentan las organizaciones. De hecho, muchos de los desafíos más críticos se encuentran en áreas menos visibles, pero igual de determinantes para el éxito del proceso.

Uno de los principales obstáculos es la compatibilidad con sistemas heredados. Muchas empresas, especialmente en sectores tradicionales como la banca, la industria o la sanidad, operan con aplicaciones monolíticas desarrolladas hace décadas. Estas soluciones no fueron concebidas para entornos distribuidos ni para arquitecturas en la nube, lo que complica su migración sin una refactorización profunda. En algunos casos, el coste y el riesgo de modificar estos sistemas supera los beneficios inmediatos del cloud, obligando a mantener infraestructuras híbridas durante años.

Otro factor crítico es la complejidad operativa. Migrar a la nube no implica simplemente mover datos o aplicaciones: requiere rediseñar procesos, adaptar flujos de trabajo, y en muchos casos, cambiar la cultura organizacional. La falta de una estrategia clara, de métricas de éxito y de una hoja de ruta bien definida puede generar confusión, duplicidades y una adopción fragmentada que compromete la eficiencia.

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El coste económico, aunque aparentemente más predecible en modelos cloud, también presenta desafíos. Las tarifas por uso, las transferencias de datos entre regiones, el almacenamiento adicional y los servicios no contemplados inicialmente pueden disparar el presupuesto. Además, muchas organizaciones carecen de herramientas FinOps que les permitan controlar y optimizar el gasto en tiempo real, lo que deriva en facturas difíciles de interpretar y decisiones poco informadas.

La regulación es otro obstáculo relevante, especialmente en Europa. Normativas como el RGPD, la NIS2 o el Esquema Nacional de Seguridad imponen requisitos estrictos sobre la localización de los datos, la trazabilidad, el cifrado y la soberanía digital. Esto obliga a las empresas a elegir cuidadosamente sus proveedores, a implementar controles adicionales y, en algunos casos, a limitar el uso de nubes públicas en favor de soluciones privadas o soberanas.

No menos importante es la falta de talento especializado. La migración al cloud requiere perfiles técnicos con experiencia en arquitectura, seguridad, automatización y gestión financiera. Sin embargo, el mercado laboral español aún presenta una brecha significativa en este ámbito, lo que obliga a muchas empresas a depender de consultoras externas o a formar internamente a sus equipos, ralentizando el proceso.

Igualmente, existe todavía una resistencia cultural que no siempre se aborda con la suficiente atención. En muchas organizaciones, especialmente en pymes, persiste una visión conservadora de la tecnología, donde el control físico de los servidores se asocia con seguridad y fiabilidad. Cambiar esta mentalidad requiere liderazgo, comunicación y una demostración clara de los beneficios del cloud en términos de agilidad, innovación y competitividad.

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Costes ocultos y retorno de inversión

Uno de los riesgos más frecuentes en los proyectos cloud son los costes ocultos. Transferencias de datos entre regiones, licencias infrautilizadas, almacenamiento no optimizado y servicios contratados sin uso real pueden disparar el presupuesto. Para garantizar un retorno de inversión positivo, cada vez más empresas adoptan prácticas FinOps, que combinan control financiero con gestión operativa. La visibilidad del consumo, la automatización de alertas y la optimización de recursos son claves para mantener la eficiencia económica del entorno cloud.

Errores comunes en la migración

Migrar sin una estrategia definida, sin evaluar correctamente las necesidades del negocio o sin formar al equipo técnico puede derivar en infrautilización de servicios o en arquitecturas sobredimensionadas que encarecen el proyecto sin aportar valor. La migración a la nube no es solo una cuestión de infraestructura: implica rediseñar procesos, adaptar aplicaciones y asumir una nueva forma de operar. La planificación por fases, el uso de herramientas de monitorización y el acompañamiento de partners especializados son esenciales para evitar estos errores.

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Sectores y aplicaciones con mayor complejidad: entre la regulación y la dependencia tecnológica

La migración al cloud no es un proceso uniforme. Algunos sectores enfrentan barreras estructurales que hacen que el salto a la nube requiera una planificación más rigurosa, una arquitectura más flexible y una gestión del cambio más profunda. Sanidad, banca e industria son tres ejemplos paradigmáticos donde la complejidad no solo es técnica, sino también normativa y operativa.

En el caso de la sanidad, la sensibilidad de los datos clínicos, la necesidad de disponibilidad continua y el cumplimiento de normativas como el RGPD o el Esquema Nacional de Seguridad convierten la migración en un ejercicio de precisión. Los sistemas de historia clínica electrónica, los repositorios de imágenes médicas o las plataformas de telemedicina deben garantizar integridad, trazabilidad y confidencialidad. Además, el uso de tecnologías como Big Data, IoT y recientemente la inteligencia artificial para diagnóstico y seguimiento de pacientes exige arquitecturas híbridas que combinen cloud centralizado con edge computing para procesamiento local en tiempo real. La inversión pública en salud digital, impulsada por los fondos Next Generation, ha acelerado esta transformación, pero aún persisten retos en interoperabilidad y gobernanza de datos.

En el sector financiero, la migración a la nube está condicionada por la regulación tecnológica y la resiliencia operativa. Normativas como DORA (Digital Operational Resilience Act) exigen que las entidades bancarias puedan resistir, responder y recuperarse de incidentes tecnológicos, lo que implica una arquitectura cloud robusta, redundante y auditada. Las aplicaciones críticas —como los sistemas de pagos, la banca online o los motores de riesgo— suelen estar construidas sobre plataformas legacy con alta dependencia de mainframes y bases de datos propietarias. Migrarlas requiere un enfoque gradual que combine replatforming, contenedorización y adopción de soluciones SaaS para funciones no core. Además, la presión por innovar con IA generativa, RegTech y SupTech añade una capa de complejidad que obliga a integrar nuevos servicios sin comprometer la estabilidad.

La industria, por su parte, se enfrenta a una doble exigencia: mantener la continuidad operativa y adaptarse a entornos de producción cada vez más digitalizados. Las fábricas inteligentes, los sistemas SCADA, los sensores IoT y las plataformas MES (Manufacturing Execution Systems) generan grandes volúmenes de datos que deben procesarse en tiempo real. Aquí, el edge computing se convierte en un aliado indispensable, permitiendo análisis local sin depender de la latencia del cloud. Sin embargo, muchas plantas aún operan con software propietario, sin conectividad nativa con la nube, lo que obliga a rediseñar arquitecturas desde cero. La migración debe contemplar no solo la infraestructura, sino también la ciberseguridad industrial, la formación del personal y la integración con sistemas ERP y CRM.

En todos estos sectores, la clave está en identificar qué aplicaciones pueden migrarse de forma inmediata, aprovechando modelos SaaS o PaaS, y cuáles requieren rediseño profundo, ya sea por su criticidad, su dependencia tecnológica o sus implicaciones legales. La migración no debe ser vista como un fin en sí mismo, sino como una oportunidad para modernizar procesos, mejorar la eficiencia y abrir nuevas vías de innovación.

Multicloud e híbrido: flexibilidad con complejidad

El modelo multicloud e híbrido se consolida como la opción preferida por muchas organizaciones españolas. La combinación de nubes públicas, privadas y edge computing permite optimizar costes, mejorar la resiliencia y garantizar la soberanía del dato. Sin embargo, esta diversidad también complica la gestión. La interoperabilidad entre plataformas, la gobernanza de datos y la seguridad se convierten en desafíos que requieren herramientas de administración unificada y políticas comunes.

Tendencias que definirán el futuro del cloud

La evolución del cloud computing estará marcada por la convergencia de tecnologías emergentes. La inteligencia artificial generativa se integra en servicios cloud para automatizar procesos, mejorar la toma de decisiones y personalizar la experiencia del usuario. El edge computing se posiciona como complemento esencial en sectores que demandan baja latencia y procesamiento cercano al dato. Además, la sostenibilidad se convierte en un eje estratégico, con centros de datos verdes, eficiencia energética y uso de energías renovables. El concepto de cloud soberano también gana fuerza, especialmente en Europa, donde se busca garantizar la autonomía tecnológica y la protección de los datos frente a intereses externos.

Edge computing: la nube más cercana al dato

El edge computing permite procesar datos en tiempo real, cerca del lugar donde se generan. En sectores como la industria 4.0, las telecomunicaciones o la atención médica, esta capacidad es esencial para garantizar baja latencia, alta disponibilidad y seguridad reforzada. Los proveedores responden con despliegues locales, nodos distribuidos y soluciones específicas que permiten combinar la potencia del cloud con la inmediatez del edge. Esta sinergia redefine el concepto de infraestructura digital y abre nuevas posibilidades para la innovación.

La migración al cloud no es un proceso uniforme. Algunos sectores enfrentan barreras estructurales que hacen que el salto a la nube requiera una planificación más rigurosa, una arquitectura más flexible y una gestión del cambio más profunda
Uno de los riesgos más frecuentes en los proyectos cloud son los costes ocultos. Transferencias de datos entre regiones, licencias infrautilizadas, almacenamiento no optimizado y servicios contratados sin uso real pueden disparar el presupuesto
No menos importante es la falta de talento especializado. La migración al cloud requiere perfiles técnicos con experiencia en arquitectura, seguridad, automatización y gestión financiera. Sin embargo, el mercado laboral español aún presenta una brecha significativa en este ámbito, lo que obliga a muchas empresas a depender de consultoras externas o a formar internamente a sus equipos, ralentizando el proceso
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