Buzz Aldrin en pañales
Paula Llull03/09/2014
Viajar al espacio no puede considerarse un viaje de placer. El traje espacial, que es un medio de soporte vital en un entorno que constituye una amenaza constante para la vida, no se distingue por su comodidad.
Este año se cumplió el 45 aniversario de un evento que marcó un antes y un después en la historia de la Humanidad y sobre el que aún se presentan incontables teorías conspiranoicas: La primera vez que el hombre pisó la luna.
El hombre pisando la luna. Imagen de Mexico CNN
Pero aparte del mundo de la conspiración, hay aspectos que son demostrables e indiscutibles, como la fabricación de los trajes espaciales y sus características. O si no que se lo pregunten a las costureras de Federica, una población de Delaware (EEUU) que, en el 69, se pasaron incontables horas dando puntadas y reforzando por todos los rincones y dobladillos los trajes que vestirían los tripulantes del Apolo XI.
Al surgir la necesidad de los EVA (actividades extravehiculares) en la luna, la empresa sacó la fabricación de los trajes para estas misiones a concurso. Aunque tenían todas las de perder, los de Playtex decidieron presentarse al concurso. Competían contra todos los proveedores de la industria militar y previsiblemente no había posibilidad, pero aún así lo intentaron, y contra todo pronóstico lo consiguieron. La marca que fabrica fajas y sujetadores estaba mucho más preparada para el desarrollo de este traje en concreto. De hecho parece lógico, pues llevan incontables años buscando el confort en la ropa interior. El libro de Nicholas de Monchaux, Spacesuit: Fashioning Apollo explica en 21 capítulos, los mismos que capas tenía el traje, todo el proceso.
Elaboración del traje interior espacial de Playtex.
Imagen de Elespaciodemartha
A partir de ahí y a la par que las nuevas tecnologías, los trajes han ido evolucionando y cada vez más aciertan con el confort y el bienestar del astronauta. Habiendo superado los contratiempos que se presentan con el cambio de presión y la gravedad cero, se busca ahora, mediante la innovación tecnológica, la comodidad del viajero para maximizar su productividad durante su estancia.
El máximo exponente que puede demostrarnos esta sinergia de los trajes espaciales con la tecnología es un señor llamado Félix. Sí, el que decidió saltar desde la estratosfera, porque los saltos a 4000 metros le sabían a poco.
La proeza tiene mucho que agradecer a la ingeniería textil y, más concretamente, a la empresa W. L. Gore (Gore-Tex), cuyos ingenieros diseñaron no sólo una equipación compleja, sino también interactiva para afrontar condiciones cambiantes e imprevisibles durante un descenso meteórico saturado de peligros.
De lo que imagino que no se libran ni Félix ni los demás misioneros espaciales es de las necesidades básicas de las personas. Porque por mucho que no lo parezca, también son humanos. Aunque no sufran de incontinencia, los viajeros del espacio exterior se mojan la entrepierna, y mucho, durante las EVA. Pese al sistema interno de refrigeración de la mochila, se hace imprescindible un pañal de talla extra en los paseos espaciales, que pueden durar más de seis horas sin interrupción, con un estrés térmico importante. Los sufridos astronautas usan grandes pañales con tejido de alta capacidad de absorción bajo su indumentaria cósmica. El reto para la industria textil es desarrollar tejidos que absorban gran cantidad de humedad y la retiren del cuerpo del astronauta en las especiales condiciones físicas que entraña la ingravidez.
Por otra parte, los tubos de evacuación permiten al astronauta orinar, o defecar –si es necesario-, sin peligro o molestia para el mismo (la reparación del telescopio espacial Hubble hizo necesaria una EVA de 26 horas). Es fácil ahora comprender que tanto adminículo en una indumentaria multi-capa lleve a estos singulares trajes a pesos que pueden superar los 130 kilos. Por suerte, el traje de vuelo (utilizado en aterrizaje, despegue y que, en el caso de la NASA, tiene un característico color naranja) es más ligero, aunque equipa radiobaliza, bengalas, agua, raciones de comida, paracaídas, flotadores y demás equipo de supervivencia para misiones abortadas o fallidas.
Estas son solo algunas de las muchas curiosidades y datos técnicos que alberga el espacio exterior.
¿Quieres saber todo sobre el traje de Baumgartner? ¿Y sobre los que llevaban los primeros tripulantes del Apolo?Lee el artículo completo en nuestra revista.
Este año se cumplió el 45 aniversario de un evento que marcó un antes y un después en la historia de la Humanidad y sobre el que aún se presentan incontables teorías conspiranoicas: La primera vez que el hombre pisó la luna.
El hombre pisando la luna. Imagen de Mexico CNN
Pero aparte del mundo de la conspiración, hay aspectos que son demostrables e indiscutibles, como la fabricación de los trajes espaciales y sus características. O si no que se lo pregunten a las costureras de Federica, una población de Delaware (EEUU) que, en el 69, se pasaron incontables horas dando puntadas y reforzando por todos los rincones y dobladillos los trajes que vestirían los tripulantes del Apolo XI.
Sujetadores y trajes espaciales
Al surgir la necesidad de los EVA (actividades extravehiculares) en la luna, la empresa sacó la fabricación de los trajes para estas misiones a concurso. Aunque tenían todas las de perder, los de Playtex decidieron presentarse al concurso. Competían contra todos los proveedores de la industria militar y previsiblemente no había posibilidad, pero aún así lo intentaron, y contra todo pronóstico lo consiguieron. La marca que fabrica fajas y sujetadores estaba mucho más preparada para el desarrollo de este traje en concreto. De hecho parece lógico, pues llevan incontables años buscando el confort en la ropa interior. El libro de Nicholas de Monchaux, Spacesuit: Fashioning Apollo explica en 21 capítulos, los mismos que capas tenía el traje, todo el proceso.
Elaboración del traje interior espacial de Playtex.
Imagen de Elespaciodemartha
A partir de ahí y a la par que las nuevas tecnologías, los trajes han ido evolucionando y cada vez más aciertan con el confort y el bienestar del astronauta. Habiendo superado los contratiempos que se presentan con el cambio de presión y la gravedad cero, se busca ahora, mediante la innovación tecnológica, la comodidad del viajero para maximizar su productividad durante su estancia.
El máximo exponente que puede demostrarnos esta sinergia de los trajes espaciales con la tecnología es un señor llamado Félix. Sí, el que decidió saltar desde la estratosfera, porque los saltos a 4000 metros le sabían a poco.
Ingeniería cósmica
La proeza tiene mucho que agradecer a la ingeniería textil y, más concretamente, a la empresa W. L. Gore (Gore-Tex), cuyos ingenieros diseñaron no sólo una equipación compleja, sino también interactiva para afrontar condiciones cambiantes e imprevisibles durante un descenso meteórico saturado de peligros.
De lo que imagino que no se libran ni Félix ni los demás misioneros espaciales es de las necesidades básicas de las personas. Porque por mucho que no lo parezca, también son humanos. Aunque no sufran de incontinencia, los viajeros del espacio exterior se mojan la entrepierna, y mucho, durante las EVA. Pese al sistema interno de refrigeración de la mochila, se hace imprescindible un pañal de talla extra en los paseos espaciales, que pueden durar más de seis horas sin interrupción, con un estrés térmico importante. Los sufridos astronautas usan grandes pañales con tejido de alta capacidad de absorción bajo su indumentaria cósmica. El reto para la industria textil es desarrollar tejidos que absorban gran cantidad de humedad y la retiren del cuerpo del astronauta en las especiales condiciones físicas que entraña la ingravidez.
Por otra parte, los tubos de evacuación permiten al astronauta orinar, o defecar –si es necesario-, sin peligro o molestia para el mismo (la reparación del telescopio espacial Hubble hizo necesaria una EVA de 26 horas). Es fácil ahora comprender que tanto adminículo en una indumentaria multi-capa lleve a estos singulares trajes a pesos que pueden superar los 130 kilos. Por suerte, el traje de vuelo (utilizado en aterrizaje, despegue y que, en el caso de la NASA, tiene un característico color naranja) es más ligero, aunque equipa radiobaliza, bengalas, agua, raciones de comida, paracaídas, flotadores y demás equipo de supervivencia para misiones abortadas o fallidas.
Estas son solo algunas de las muchas curiosidades y datos técnicos que alberga el espacio exterior.
¿Quieres saber todo sobre el traje de Baumgartner? ¿Y sobre los que llevaban los primeros tripulantes del Apolo?Lee el artículo completo en nuestra revista.
