¿Qué pasa con los estudios?
Redacción Protección Laboral25/01/2017
Esta publicación difunde a menudo los resultados de estudios sobre temas laborales. Aunque éstos normalmente proporcionen evidencia sobre un hecho en concreto, somos conscientes (y avisamos, ya de pasada) que no deben tomarse como una verdad absoluta.
Precisamente, el año pasado (y casi al mismo tiempo) se publicaron dos encuestas realizadas por distintas compañías en las que los titulares destacados se contradecían literalmente.
“Ocho de cada diez trabajadores españoles están satisfechos con su empleo actual” decía una elaborada por la consultora Ranstad.
“El 78% de los trabajadores españoles, descontentos con su trabajo” concluía otra encuesta coproducida la comunidad laboral Trabajando.com - Universia y People First.
Esto no significa que uno de los dos mienta. Para empezar la sensación de felicidad o satisfacción no es un valor constante sino que es un sentimiento efímero. Con lo que sí, hoy puedo estar súper satisfecha con mi empleo y mañana todo lo contrario porque he hecho una valoración distinta o bien he tenido en cuenta una variable que antes no había contemplado.
Cada estadística tiene en cuenta las variables que a quien la realiza les parezcan (con más o menos base científica) importantes. Pero resulta que si dos no usan exactamente las mismas, muy difícil será que salga el mismo resultado. Por no hablar de que según se exprese una pregunta ya condiciona el resultado.
En ninguna de las anteriores noticias hablan sobre cómo se ha tomado la muestra encuestada. Y, para que sea estadísticamente concluyente, ésta no se puede tomar al azar sino que implica un proceso un poco más complejo.
Otro factor en el que deberíamos fijarnos cuando miremos estudios es en quién los financia y cuáles son sus intereses, véase según qué encuestas políticas. Un moderado y sano escepticismo no nos vendrá mal en estos casos. Es decir, si hay tantas publicaciones que sugieren que X alimentos previenen el cáncer como las que afirman que los mismos alimentos lo provocan, nos conviene no creer un hecho a la primera de cambio, basándonos en un titular.
Volviendo a la felicidad laboral, sí nos parece necesario que se sigan haciendo este tipo de estudios. De hecho, quizás más a menudo, para contrastar. Pues de la misma manera que también se deben seguir investigando enfermedades, tener datos de satisfacción fiables a partir de una numerosa y cuidadosa muestra sería una perfecta radiografía de la situación laboral de un país.
Y sobre todo apostamos por las encuestas de clima laboral en las empresas. Preguntando a TODOS los empleados, por supuesto. Puede que no podamos saber si vivimos en un país con (in)felicidad en el trabajo. Pero sí podemos mirar cómo están las cosas en nuestra casa.
Precisamente, el año pasado (y casi al mismo tiempo) se publicaron dos encuestas realizadas por distintas compañías en las que los titulares destacados se contradecían literalmente.
“Ocho de cada diez trabajadores españoles están satisfechos con su empleo actual” decía una elaborada por la consultora Ranstad.
“El 78% de los trabajadores españoles, descontentos con su trabajo” concluía otra encuesta coproducida la comunidad laboral Trabajando.com - Universia y People First.
Esto no significa que uno de los dos mienta. Para empezar la sensación de felicidad o satisfacción no es un valor constante sino que es un sentimiento efímero. Con lo que sí, hoy puedo estar súper satisfecha con mi empleo y mañana todo lo contrario porque he hecho una valoración distinta o bien he tenido en cuenta una variable que antes no había contemplado.
Cada estadística tiene en cuenta las variables que a quien la realiza les parezcan (con más o menos base científica) importantes. Pero resulta que si dos no usan exactamente las mismas, muy difícil será que salga el mismo resultado. Por no hablar de que según se exprese una pregunta ya condiciona el resultado.
En ninguna de las anteriores noticias hablan sobre cómo se ha tomado la muestra encuestada. Y, para que sea estadísticamente concluyente, ésta no se puede tomar al azar sino que implica un proceso un poco más complejo.
Otro factor en el que deberíamos fijarnos cuando miremos estudios es en quién los financia y cuáles son sus intereses, véase según qué encuestas políticas. Un moderado y sano escepticismo no nos vendrá mal en estos casos. Es decir, si hay tantas publicaciones que sugieren que X alimentos previenen el cáncer como las que afirman que los mismos alimentos lo provocan, nos conviene no creer un hecho a la primera de cambio, basándonos en un titular.
Encuestas propias
Volviendo a la felicidad laboral, sí nos parece necesario que se sigan haciendo este tipo de estudios. De hecho, quizás más a menudo, para contrastar. Pues de la misma manera que también se deben seguir investigando enfermedades, tener datos de satisfacción fiables a partir de una numerosa y cuidadosa muestra sería una perfecta radiografía de la situación laboral de un país.
Y sobre todo apostamos por las encuestas de clima laboral en las empresas. Preguntando a TODOS los empleados, por supuesto. Puede que no podamos saber si vivimos en un país con (in)felicidad en el trabajo. Pero sí podemos mirar cómo están las cosas en nuestra casa.