Explotación textil en Primark
Paula Llull27/06/2014
A Rebecca Gallagher no le dio tiempo ni de llegar a la policía para poner la denuncia. Todas las televisiones, medios digitales y redes hablaban de ello. Los móviles echaban humo con la desoladora imagen: la chica, que buscaba la etiqueta de las instrucciones de lavado en una prenda de Primark, encontró un mensaje de socorro cosido en la etiqueta.

Imagen: Noticias Cuatro
De hecho, horas más tarde de que la noticia de Rebecca se filtrara, otra chica subió a twitter una etiqueta similar, también de una prenda comprada en Gales. Hoy, sin ir más lejos, sale a la tercera llamada de socorro: Los empleados denuncian que trabajan más de 15 horas y dicen estar en "en peores condiciones que los perros o los cerdos".
Estas nuevas denuncias han llamado mucho la atención, debido a que Primark ya había estado envuelto en casos de trabajadores explotados en países tercermundistas, donde eran obligados a trabajar extensas jornadas y en precarias condiciones.
Aún así, la marca irlandesa sale a defenderse y asegura que va a presentar un informe para demostrar que sus fábricas no violan las normas laborales ni los derechos humanos. De hecho, un portavoz de Primark aclaró que este ha sido un hecho aislado y enfatizó en la necesidad de inicar una investigación.
Solo cabe pronunciar dos palabras: Rana Plaza. Año 2013. Más de 900 personas muertas en un incendio en Bangladesh, donde se fabricaba ropa para las grandes marcas y donde los trabajadores ejercían su labor en condiciones inhumanas. Inditex, Primark o El Corte Inglés son algunas de las marcas que se vieron implicadas, aunque la mayoría de ellas quiso limpiar su nombre, y prometieron indemnizaciones. Según algunas fuentes, no se han hecho públicas cuales son las empresas que finalmente han acabado pagando y cuáles no lo han hecho.
Todo lo anterior no es más que un nuevo episodio de una historia ya demasiado larga. Multinacionales del primer mundo explotando a trabajadores del tercero para vender sus productos baratos y podamos tener cajones llenos de zapatos sin importarnos nada más. Ojos que no ven, corazón que no siente, ¿no?. Pues eso.
Y no solo en lugares lejanos ocurren estas desgracias. Quizás, mucho más cerca de lo que creemos se encuentran personas trabajando incontables horas por míseros sueldos, siendo víctimas de la explotación y el abuso empresarial, como el caso del taller de confección textil de Murcia.

Imagen: Noticias Cuatro
De hecho, horas más tarde de que la noticia de Rebecca se filtrara, otra chica subió a twitter una etiqueta similar, también de una prenda comprada en Gales. Hoy, sin ir más lejos, sale a la tercera llamada de socorro: Los empleados denuncian que trabajan más de 15 horas y dicen estar en "en peores condiciones que los perros o los cerdos".
Estas nuevas denuncias han llamado mucho la atención, debido a que Primark ya había estado envuelto en casos de trabajadores explotados en países tercermundistas, donde eran obligados a trabajar extensas jornadas y en precarias condiciones.
Mensajes de Socorro
"Obligados a trabajar durante horas agotadoras (Forced to work exhausting hours)" o "Degradantes condiciones de explotación (Degrading sweatshop conditions)" son los mensajes que se encuentran cosidos en las etiquetas de la ropa de Primark
Aún así, la marca irlandesa sale a defenderse y asegura que va a presentar un informe para demostrar que sus fábricas no violan las normas laborales ni los derechos humanos. De hecho, un portavoz de Primark aclaró que este ha sido un hecho aislado y enfatizó en la necesidad de inicar una investigación.
Malvivir para trabajar
Solo cabe pronunciar dos palabras: Rana Plaza. Año 2013. Más de 900 personas muertas en un incendio en Bangladesh, donde se fabricaba ropa para las grandes marcas y donde los trabajadores ejercían su labor en condiciones inhumanas. Inditex, Primark o El Corte Inglés son algunas de las marcas que se vieron implicadas, aunque la mayoría de ellas quiso limpiar su nombre, y prometieron indemnizaciones. Según algunas fuentes, no se han hecho públicas cuales son las empresas que finalmente han acabado pagando y cuáles no lo han hecho.
Todo lo anterior no es más que un nuevo episodio de una historia ya demasiado larga. Multinacionales del primer mundo explotando a trabajadores del tercero para vender sus productos baratos y podamos tener cajones llenos de zapatos sin importarnos nada más. Ojos que no ven, corazón que no siente, ¿no?. Pues eso.
Y no solo en lugares lejanos ocurren estas desgracias. Quizás, mucho más cerca de lo que creemos se encuentran personas trabajando incontables horas por míseros sueldos, siendo víctimas de la explotación y el abuso empresarial, como el caso del taller de confección textil de Murcia.























