Editorial | Bauma vuelve a asombrar al mundo
El pasado mes de abril la industria de la maquinaria y el equipamiento para construcción, obra pública y minería tenía su gran cita en Múnich con la celebración de una edición de Bauma. Una feria que sigue sorprendiendo por sus dimensiones y su capacidad de convocatoria y que ha elevado su techo de visitantes por encima de las 600.000 personas.
Por hacernos a la idea del volumen de esta cifra, en España solo Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Zaragoza tienen más población que Bauma visitantes este 2019. Pero más allá de las mareantes cifras de expositores, metros cuadrados de exposición o países representados, Bauma ha vuelto a ser el gran termómetro que señala hacia dónde va esta industria. Un futuro inmediato que pasa por la conectividad, la digitalización y la reducción de emisiones.
Si algo ha quedado patente en esta edición de la feria, es que la fuerza bruta de las máquinas ha dado paso a máquinas más inteligentes gracias a tecnologías que permiten en todo momento optimizar su rendimiento. Reducir las paradas al mínimo, anticiparse a las necesidades de mantenimiento o seleccionar en todo momento el modo de trabajo óptimo son algunos ejemplos de cómo la tecnología puede mejorar la productividad de las máquinas.
El otro gran campo de batalla del sector se está librando en la reducción emisiones. A la recién estrenada normativa Stage V se suman leyes cada vez más restrictivas sobre los combustibles diésel, especialmente en el ámbito urbano. Por ello los lanzamientos de equipos menos contaminantes, con motores híbridos o eléctricos e incluso el uso de combustibles alternativos como gas o metano han tenido un lugar destacado en el tradicional carrusel de presentaciones que tiene lugar en cada edición del certamen.
La feria ha crecido con el paso de las ediciones hasta convertirse por sí misma en un espectáculo que va más allá de lo meramente profesional. La variedad de público, con una llamativa afluencia de visitantes jóvenes y de familias al completo, atestigua que nos encontramos ante una feria que ofrece numerosos atractivos para ser visitada.
Pero Bauma, como cualquier feria profesional, necesita que aquellos que hacen que sea posible, los expositores, vean rentabilizadas sus inversiones (millonarias, en algunos casos) por mostrar sus productos en la feria. Es decir, la feria como lugar para hacer negocio. Objetivo que, teniendo en cuenta que la demanda para exponer en Bauma crece cada año, se consigue con creces.