De gris a verde eléctrico: tecnología limpia y estrategia inteligente

Cuando las personas de a pie piensan en obras es sinónimo de ruido constante, polvo en al aire, operarios gritándose entre el estruendo de los motores. Pero hoy gracias a muchas de las empresas constructoras y de demolición, las cosas están cambiando.

La maquinaria eléctrica, como la que distribuye el proveedor español de maquinaria industrial Anzeve, no ha llegado para “competir” con la tradicional. Ha llegado para resolver lo que la otra no puede: trabajar en lugares donde el ruido, las emisiones o la falta de espacio se convierten en un problema.

Un dumper eléctrico de HG puede moverse por un colegio en horario lectivo. Un robot Brokk puede demoler dentro de un hospital sin afectar el entorno. Una minicargadora Sherpa o FirstGreen puede operar en una planta baja sin necesidad de ventilación. Los cañones nebulizadores SprayStream, hacen desaparecer el polvo para que no llegue a los espacios colindantes.

A menudo se asocia 'eléctrico' con 'ecológico', pero en obra la motivación va más allá del medioambiente. Se trata de seguir trabajando donde antes no se podía:

• Porque no te dan la licencia si haces demasiado ruido.
• Porque no puedes meter una máquina diésel en un edificio con ventilación cerrada.
• Porque no puedes paralizar un centro comercial por mover escombros.

Cada vez más, el éxito de una obra no se mide solo por terminar a tiempo, sino por cómo convive con el entorno. Las constructoras lo saben y por eso optan por soluciones que permitan mantener el ritmo sin alterar la vida a su alrededor.

• Menos quejas de vecinos.
• Menos denuncias por ruido o polvo.
• Menos conflictos con otras empresas que trabajan en paralelo.

Todo eso no se factura directamente, pero define el éxito de un proyecto.

Los equipos eléctricos no hacen gala de fuerza bruta, pero ofrecen precisión, autonomía y potencia sin el coste humano ni ambiental de los métodos tradicionales.