La sostenibilidad gana protagonismo en el sector de pinturas para embarcaciones

Uno de los avances más destacados se encuentra en la mejora de los procesos de aplicación, con tecnologías como la pulverización electrostática, que permite reducir el desperdicio de producto y mejorar la adherencia, optimizando el uso de materiales sin comprometer el resultado final. Paralelamente, se están desarrollando formulaciones sin biocidas tradicionales, sustituidos por componentes menos tóxicos o naturales, como siliconas o polímeros inertes, que reducen el impacto sobre los ecosistemas marinos. También cobran fuerza los recubrimientos base agua, con bajo contenido en compuestos orgánicos volátiles (COVs), en detrimento de los productos base disolvente, más agresivos con el medio ambiente.

Para Jason Salom, deputy general manager de Nautipaints, “la industria está respondiendo de forma activa a la creciente demanda de soluciones ecológicas. Un avance destacado es el uso de pistolas electrostáticas, que mejora la eficiencia del proceso de aplicación al aprovechar la carga eléctrica para una mejor adherencia. Esto reduce significativamente el desperdicio de pintura y puede aumentar el rendimiento entre un 60% y un 95%, manteniendo la calidad final. Asimismo, se están desarrollando formulaciones libres de biocidas, sustituidos por materiales naturales o menos contaminantes, con el objetivo de minimizar el impacto en el medio marino”. E Iñigo Palomo, ingeniero en Titanium Technology, explica que “la industria ha comenzado a desarrollar pinturas ‘libres de biocidas’, pero siguen incluyendo sustancias que pueden ser perjudiciales para organismos no objetivo y que se acumulan en el ecosistema marino. No podemos olvidar que las pinturas antifouling representan la tercera fuente de micro plásticos en el océano, lo que las convierte en un foco crítico de contaminación”.

De esta manera, tal y como detalla Patricia Fraile, responsable de marketing de Pinturas Proa, “la industria de las pinturas y antifoulings debe dar respuesta a las tendencias del mercado y a las normativas legales y regulatorias de mayor sostenibilidad. Este impulso viene acelerado por normativas ambientales más estrictas (como la prohibición de biocidas tóxicos) y por una mayor conciencia ambiental por parte de consumidores e industrias. La sustitución de biocidas tóxicos como el cobre o estaño se han sustituido por biocidas de espectro reducido como siliconas o polímeros fluorados. De igual manera que el avance en la fabricación de pinturas base agua con bajo contenido en COVs en detrimento de productos base disolvente. El avance en la línea de producción con la utilización de envases reciclados y reutilizables, así como las certificaciones ambientales adquiridas pro empresa del sector, hacen que la sostenibilidad esté más cerca en el sector”. Y Víctor Fernández, director comercial de Marine Point, resalta que “en el tema de antifoulings, siliconas y tratamientos hemos visto un crecimiento exponencial en las ventas. Si destacamos las ventajas de la silicona, por ejemplo, encontramos que mejora en rendimiento (reduce la fricción del agua con las superficies recubiertas y aumenta la eficiencia del combustible), previene la bioincrustación (crea una superficie resbaladiza que impide que organismos marinos se adhieran fácilmente), no contiene metales tóxicos, durabilidad, aplicación relativamente sencilla, compatible con diversos materiales (funciona sobre bronce, acero inoxidable y aluminio) y facilita el mantenimiento (las superficies tratadas suelen requerir solo una limpieza ligera con esponja para mantenerse en buen estado”.

El endurecimiento de las normativas medioambientales, tanto europeas como internacionales, está acelerando la eliminación de sustancias contaminantes como metales pesados, biocidas agresivos o disolventes con altos niveles de COVs. Esta transformación normativa impone retos técnicos significativos: mantener la durabilidad, la protección y la eficiencia hidrodinámica sin recurrir a los compuestos tradicionales exige una fuerte inversión en innovación y desarrollo.

Además, los usuarios, cada vez más concienciados con el impacto ambiental de sus embarcaciones, demandan productos que combinen rendimiento con respeto al entorno marino. Frente a este escenario, las empresas del sector están desarrollando nuevas generaciones de recubrimientos: fórmulas basadas en siliconas, antifoulings autopulimentables más controlados, sistemas sin biocidas y tecnologías aplicativas más limpias como la electrostática o el waterjetting.

Así, Jason Salom, deputy general manager de Nautipaints, destaca que “desde el punto de vista del aplicado, el principal desafío es mantener los niveles de calidad, durabilidad y protección exigidos por los clientes, en un contexto de normativas cada vez más estrictas en cuanto a generación de residuos, emisión de compuestos orgánicos volátiles (COVs) y uso de biocidas. Ante esta situación, las empresas están adoptando tecnologías más sostenibles, como el ‘waterjetting’ o la aplicación mediante equipos electrostáticos, que permiten reducir el impacto ambiental sin comprometer la calidad del trabajo”. E Iñigo Palomo, ingeniero en Titanium Technology, valora que “las normativas ambientales son cada vez más restrictivas, especialmente en la Unión Europea. Esto genera un reto técnico y económico para los fabricantes de pinturas, que deben reformular productos sin perder eficacia. A medida que las regulaciones avancen, se hará necesaria la adopción de tecnologías libre de emisiones que evita el biofouling sin liberar micro plásticos, biocidas o compuestos metálicos, y mantiene la eficacia energética y funcional de los componentes protegidos durante su vida útil”.

No obstante, el camino hacia un antifouling verdaderamente sostenible no está exento de obstáculos. La eficacia a largo plazo de algunas fórmulas libres de biocidas, el coste de implementación de nuevas tecnologías o la necesidad de certificaciones medioambientales siguen siendo retos abiertos.

En definitiva, las marcas que logren combinar eficacia técnica con respeto medioambiental no solo cumplirán con la normativa, sino que ganarán ventaja competitiva en un mercado cada vez más exigente.