Sostenibilidad y normativa, grandes retos de las pinturas y antifoulings
La categoría de pinturas y antifoulings se encuentra en una evolución constante, impulsada por una combinación de factores regulatorios, tecnológicos y medioambientales que están redefiniendo tanto la oferta de productos como su aplicación en el sector náutico. El endurecimiento de la normativa europea sobre biocidas, la creciente preocupación por el impacto ambiental de los recubrimientos tradicionales y la evolución de las necesidades de rendimiento por parte de parte de profesionales han convertido esta categoría en un segmento clave de innovación y adaptación.
A ello se suma el avance de nuevas tecnologías que prometen soluciones más eficientes y sostenibles, aunque todavía enfrentan desafíos en cuanto a costes, durabilidad y aplicabilidad. En este contexto, la figura del profesional y el conocimiento técnico cobran más relevancia que nunca, así como la capacidad de la industria para equilibrar sostenibilidad, eficacia y rentabilidad.
Este reportaje analiza las principales tendencias, retos y oportunidades que marcan la evolución de esta categoría, que cada vez gana más protagonismo dentro del sector de la náutica recreativa.
Evolución de la categoría de las pinturas y antifoulings
Tradicionalmente concebidos como un elemento de protección básica contra organismos marinos, los antifoulings han evolucionado en la última década hacia productos de alto rendimiento, capaces de mejorar la eficiencia hidrodinámica, reducir el consumo de combustible y prolongar la vida útil de los cascos. De esta manera, los propietarios no buscan solo evitar la incrustación, sino también optimizar el rendimiento de sus embarcaciones y minimizar costes operativos.
La eficiencia operativa, la sostenibilidad ambiental y el cumplimiento normativo se han convertido en aspectos clave a la hora de elegir un recubrimiento, redefiniendo así las prioridades tanto de los usuarios particulares como de los profesionales del mantenimiento y la reparación. De esta manera, el mercado se orienta cada vez más hacia productos tecnológicamente avanzados, que no solo protegen el casco frente a la incrustación biológica, sino que además optimizan el rendimiento de la embarcación y reducen el impacto ecológico. La presión regulatoria ha acelerado la búsqueda de soluciones alternativas que actúan sin liberar sustancias tóxicas al agua.
Para Jason Salom, deputy general manager de Nautipaints, “la demanda ha evolucionado de forma positiva gracias al desarrollo de productos más sostenibles e innovadores, impulsados en gran parte por los cambios regulatorios. Estas normativas han promovido el uso de componentes menos tóxicos, con el objetivo de preservar los ecosistemas marinos. A nivel técnico, también se han logrado avances importantes en durabilidad y rendimiento, lo que se traduce en soluciones más eficaces y con ciclos de mantenimiento más largos”. Mientras que Iñigo Palomo, ingeniero en Titanium Technology, valora que “en los últimos años, hemos observado un cambio en la demanda del sector náutico, movido por una mayor conciencia ambiental de los usuarios y la presión regulatoria de organismos nacionales e internacionales. Esto ha llevado a un aumento en la búsqueda de soluciones antifouling que reduzcan el impacto ambiental. Las restricciones sobre el uso de biocidas han obligado a los fabricantes de pinturas a desarrollar formulaciones más respetuosas, aunque siguen existiendo retos importantes”. Y Juan José Arnilla, responsable técnico de Estupenda Náutica, añade que “la demanda se está orientada hacia soluciones más duraderas y respetuosas con el entorno marino. Los usuarios buscan productos que reduzcan el mantenimiento, mejoren la eficiencia del casco y cumplan con normativas ambientales más exigentes. También crece el interés por artículos que ofrezcan un buen rendimiento sin uso excesivo de biocidas”.
En un contexto donde el parque náutico español mantiene cifras estables, el mantenimiento de los cascos se consolida como una necesidad clave, alimentada por una base amplia y diversa de embarcaciones activas en aguas nacionales. Tal y como detalla Miguel Cortizas, responsable del departamento Técnico de Pinturas Proa, “es cierto que en 2024 las matriculaciones de embarcaciones de recreo en España han decrecido con respecto a 2023, fundamentalmente en las embarcaciones de menos de 6 metros de eslora, pero no olvidemos que España tiene un parque registrado de aproximadamente 200.000 embarcaciones de recreo que necesitan mantenimiento. No llegamos a los niveles de países como Francia, Alemania, Italia o Reino Unido, pero seguimos siendo un país costero con sol y afición a una gran diversidad de actividades acuáticas de todo tipo. Posiblemente nuestras excelentes y variadas condiciones climatológicas son parte de la causa de la diversificación de actividades acuáticas y, por consiguiente, de la no concentración en tan solo en embarcaciones de recreo como pasa en otros países. En cualquier caso, es evidente que el incremento de los precios es sin duda la barrera fundamental en la decisión de compra de este tipo de productos”.
Factores clave en la evolución de las pinturas y antifoulings
La evolución de la categoría de pinturas y antifoulings en la náutica recreativa está impulsada por varios factores clave que están redefiniendo tanto la oferta como la demanda en el mercado. La creciente presión regulatoria ha obligado a la industria a innovar para reducir el impacto ambiental de sus productos, limitando el uso de biocidas tradicionales y promoviendo formulaciones más sostenibles y respetuosas con los ecosistemas marinos.
Paralelamente, la mayor concienciación ambiental de los navegantes está impulsando una demanda creciente de soluciones que combinan eficacia con sostenibilidad, poniendo el foco en recubrimientos de última generación que prolongan los ciclos de mantenimiento y mejoran la eficiencia operativa de las embarcaciones.
Por otra parte, la incorporación de nanotecnología, recubrimientos con propiedades autolimpiantes y formulaciones híbridas está mejorando la durabilidad y el rendimiento de las pinturas. Estas innovaciones contribuyen a extender los intervalos entre aplicaciones y optimizar la eficiencia hidrodinámica, lo que repercute directamente en ahorro de combustible y reducción de emisiones.
Además, la correcta selección y aplicación del antifouling es fundamental para garantizar su eficacia. La profesionalización de los talleres y la formación especializada son claves para evitar errores que pueden reducir la vida útil del recubrimiento y aumentar costes para el usuario. De esta manera, Guillermo Alonso, gerente de Proborda, considera que “en pinturas y sobre todo antifoulings, notamos que cada vez hay más clientes que buscan asesoramiento porque se animan a aplicar el producto ellos mismos. Al final, quieren asegurarse de que eligen el antifouling adecuado según el uso que le dan al barco y las zonas donde navegan. Además, hemos visto un aumento de la demanda de antifoulings de silicona, que ofrecen un mejor deslizamiento y requieren menos mantenimiento. Como hay bastante variedad de marcas y tipos, es importante poder orientarles bien para que el resultado sea el esperado y el trabajo les dure el mayor tiempo posible”.
Por último, destacar que el abanico de embarcaciones recreativas en España incluye desde pequeñas lanchas hasta grandes yates, con distintos perfiles de uso y necesidades. Esta heterogeneidad exige una oferta variada de productos adaptados a condiciones específicas, ciclos de navegación y niveles de exposición a incrustaciones marinas.
Innovación: mayor protección y eficiencia con menor impacto ambiental
Las pinturas y antifoulings están evolucionando en el mantenimiento de las embarcaciones recreativas, ofreciendo beneficios que van mucho más allá de la protección contra la incrustación biológica. Gracias a los avances tecnológicos y a una creciente conciencia ambiental, estos productos no solo mejoran la durabilidad de los cascos, sino que también optimizan la eficiencia operativa y reducen la frecuencia y coste de los mantenimientos.
Así, las formulaciones actuales incorporan materiales avanzados y tecnologías innovadoras que prolongan la vida útil del antifouling, manteniendo su eficacia durante ciclos más largos y en condiciones más exigentes. Esto se traduce en menos aplicaciones al año y un ahorro significativo para los propietarios.
En términos de protección, las pinturas combinan propiedades antifouling con capacidades hidrodinámicas mejoradas, reduciendo la fricción del caso y, por tanto, el consumo de combustible. Además, muchas de estas soluciones apuestan por la reducción o eliminación de biocidas tóxicos, alineándose con las normativas medioambientales más estrictas y respondiendo a la demanda creciente de sostenibilidad en el sector.
Tal y como detalla Jason Salom, deputy general manager de Nautipaints, “las nuevas generaciones de antifoulings ofrecen una mayor durabilidad con menores espesores de aplicación, lo que se traduce en un ahorro económico y un menor impacto ambiental. Además, formulaciones avanzadas -como las siliconas o los antifoulings autopulimentables de velocidad controlada- permiten extender los periodos entre varadas y mejorar la eficiencia operativa, al reducir la resistencia al avance y, por tanto, el consumo de combustible”. Mientras que Miguel Cortizas, responsable del departamento Técnico, considera que “los consumidores y propietarios cada vez más buscan productos con resultados con mejor eficiencia energética, menor mantenimiento y más respetuosos con el medio marino. Por ello, la industria busca soluciones que incorporan antifouling y pinturas más respetuosas con el medio, de bajas emisiones en COVs, autopulimentables y productos con mayor durabilidad y de alto rendimiento que reducen los ciclos de mantenimiento. En este campo la normativa Marina Internacional también tiene cosas que decir y juega un papel importante, muchos de los cambios legislativos van encaminados a una regulación más ‘limpia’, lo que a su vez hace que los fabricantes lleven a que este tipo de cambios en los productos se produzcan más rápidamente”. A lo que Iñigo Palomo, ingeniero en Titanium Technology, añade que “las pinturas antifouling de nueva generación intentan ofrecer soluciones más duraderas y menos tóxicas, pero en la práctica requieren aún mantenimientos periódicos y presentan una vida útil limitada”. Y Juan José Arnilla, responsable técnico de Estupenda Náutica, determina que “estos productos logran reducir el crecimiento de organismos marinos durante más tiempo, lo que se traduce en menor resistencia al avance, menor consumo de combustible y menos rendimiento. Además, algunas fórmulas incluyen tecnologías de autorregeneración o superficies ultra lisas que mejoran el rendimiento hidrodinámico del caso. Nosotros apostamos por antifoulings de última generación que no solo protegen la embarcación, sino que también reducen el impacto ambiental y los costes operativos a largo plazo”.
Finalmente, la eficiencia en el mantenimiento se ve reforzada no solo por la mayor durabilidad, sino también por la facilidad de aplicación y la mayor resistencia a factores ambientales como la abrasión o la corrosión. Estos avances permiten a los profesionales y usuarios finales optimizar tiempos y recursos, garantizando un estado óptimo de la embarcación con menor esfuerzo.








