Ecodiseño y reciclabilidad de los productos de aluminio
Así, el ecodiseño se definiría como la incorporación de criterios ambientales en la fase de concepción, diseño, desarrollo, transporte y reciclaje de cada producto (bien o servicio), tratando de adoptar las medidas y decisiones necesarias con el fin de disminuir el impacto ambiental que pueda ocasionar cada una de las diferentes fases de su ciclo de vida, desde la producción hasta la eliminación del mismo.
“En definitiva -señala Jon de Olabarria, secretario general de la Asociación Española del Aluminio (AEA), que representa a más de 600 empresas del sector- son productos donde el factor ambiental pasa a ser un requisito más de primer orden en la toma de decisiones de todo el proceso del producto, otorgándosele la misma importancia que a otros factores, tales como el coste, la seguridad o la calidad”.
La AEA lleva años trabajando mano a mano con sus asociados en la implementación de estos criterios de sostenibilidad en su producción. La acción, desde la asociación en particular, así como desde el sector en general, es más que notable si tenemos en cuenta que el aluminio es un material sumamente presente en todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana, y en industrias tan fundamentales como la alimentación, el transporte y la automoción, la construcción o la electrónica, entre otros. Es precisamente en estas industrias, donde desde gobiernos y sociedad se está poniendo el foco y se concentra la demanda por crear y desarrollar una producción desde la óptica del ecodiseño.
El ecodiseño como nueva realidad y necesidad
Si el término “ecodiseño” todavía no nos es del todo familiar, no tardará en resultárnoslo, ya que es el objetivo y horizonte hacia el que se dirigen las economías desarrolladas y los criterios que imponen todas las normativas que se están implementando.
El motivo es evidente: las materias primas y los recursos naturales no son infinitos, por lo que debemos cuidarlos para evitar agotarlos. Además, sigue imperando la necesidad de reducir las emisiones de CO2 y el gasto energético de los centros de producción, para detener el continuo desgaste medioambiental al que estamos sometiendo a nuestro planeta. Todo ello es una respuesta más que necesaria al obsoleto e insostenible sistema de consumo de usar y tirar. Se busca que el ciclo de vida de un producto no se consuma con un solo uso, sino que una vez que cumpla ese fin que tenía, el producto inicie su reconversión en el mismo o en otro con una finalidad totalmente diferente.
Armando Mateos, presidente de la AEA, indica que “en este nuevo horizonte de reciclabilidad, materias primas como el aluminio destacan gracias a unas cualidades que lo convierten uno de los materiales más indicados para los objetivos del ecodiseño”.
Productos de aluminio; diseño eco infinitamente reciclable
El aluminio es 100% reciclable sin que ello suponga una merma de sus cualidades. Pero no solo eso; además, la energía que precisa para su proceso de reciclado apenas alcanza el 5% de la energía que fue necesaria para producir aluminio primario. Es decir, producir aluminio reciclado sale mucho más a cuenta al medio ambiente, que producir nuevo aluminio. Otro rasgo más a destacar del aluminio es que es un material que puede reciclarse cuantas veces se quiera.
En definitiva, se trata de un producto “infinitamente reciclable” con un consumo de energía muy bajo para ello. Un dato importante en este sentido: el 75% del aluminio producido a lo largo de la historia sigue en fase de uso. “Esta cifra nos da una pista acerca de cómo el aluminio es un material que dura a través del tiempo, que no deja de reinventarse y de cumplir con sus fines de una manera eficaz y eficiente”, ha señalado Mateos.
El ecodiseño de los productos de aluminio más allá de su reciclabilidad
El diseño eco de un producto no se basa -o no únicamente- en factores como la reciclabilidad. Hay otros indicadores igualmente importantes a la hora de tomar en cuenta la sostenibilidad de un producto. Por ejemplo, el consumo de energía que precisan en su producción, algo que en el aluminio hemos visto que se cumple, ya que la energía que requiere para su proceso de reciclaje es mucho menor que para una producción primaria.
Otros factores serían la cantidad de material, el peso de estos, o la durabilidad de los productos. Y en todos ellos, el aluminio sigue destacando por encima de otros materiales: a pesar de su ligereza y fácil manejo, es altamente resistente, duro y duradero. Ello aun teniendo un espesor fino, lo que además ayudará a conseguir un menor volumen de residuos, unas características que resultan vitales en sectores como el de la construcción. En las construcciones, además, el aluminio puede ayudar a lograr una mayor eficiencia energética gracias a su capacidad aislante y de aprovechamiento de la energía solar.
La ligereza de este material hace, además, que en el transporte de estos productos se consuma una menor cantidad de energía, o que aquellos medios de transporte que lleven este material incorporados pesen menos y, por tanto, también necesiten menos energía para su desplazamiento.
“Todos estos datos factores hacen que, desde el sector del aluminio, estemos convencidos de que nos encontramos frente al material del futuro. Un material que será embajador en muchos sectores en el camino hacia el modelo de la Economía Circular”, concluye Jon de Olabarria.