El Pirineo esquiva la crisis

El Pirineo respira estos días una alegría contenida. La abundancia de nieve, las aglomeraciones de gente en las calles, la alta afluencia de aficionados en las estaciones de esquí y las largas colas de los supermercados han contagiado a los habitantes de la montaña con el virus del optimismo. Eso sí, un optimismo siempre comedido en estas comarcas, escarmentadas después de dos años de nieve escasa. "Puede ser que al final tengamos una temporada muy correcta", se aventuraba a vaticinar el pasado viernes, aún cauteloso, el presidente de la Federació d'Hostaleria de Lleida, Juan Antonio Serrano.
Cuando todavía faltan unos días para dar por cerrada la campaña navideña, el sector del esquí empieza a arrojar cifras más que satisfactorias. La previsión es que, de seguir a este ritmo, el próximo domingo 11 de enero el Pirineo catalán haya recibido a más de 350.000 esquiadores. De momento, los hoteles de la zona ya han visto cumplidos los pronósticos. Esta última semana --la de Nochevieja-- han tenido una ocupación de entre el 90 y el 95% e incluso, en algunos establecimientos situados a pie de pistas, se alcanzó el 100%. La semana que viene el promedio baja en torno al 85%.
La estación de Vaquèira Beret (Vall d'Aran), que prevé haber despachado al final de estas fiestas más de 120.000 forfaits, recibió ayer a más de 16.000 esquiadores, una cifra casi de récord, confirmó el director comercial de la estación, Roberto Buil. "Ha habido una afluencia masiva, en algunos momentos hasta excesiva, porque no podíamos atender a los clientes como hubiéramos querido", se lamentaba Antoni Viló, propietario del establecimiento InterSport de Vaquèira, dedicado a la venta y alquiler de material de esquí.
Mientras, en Masella (Cerdanya), que fue la primera estación catalana en abrir sus puertas al público esta temporada, el flujo de usuarios durante la Navidad se mantiene en torno a las 5.000 personas diarias, lo que permite pronosticar unas ventas superiores a los 100.000 forfaits.
PROHIBIDO QUEJARSE
Ya se dijo hace meses: si hay nieve, el Pirineo no notará la crisis. El vaticinio, de momento, se está cumpliendo y, visto lo visto este viernes en el Vall d'Aran, la gente parece haber dejado en la ciudad sus preocupaciones por la hipoteca y alza del coste de la vida. "El empresario del Pirineo que se queje, es que tiene castigo", afirmó el almeriense afincado en Bilbao, Paco de Pitona, que lleva más de 20 años pasando la Navidad en Vielha.
"Nosotros, la crisis ya la vivimos el año pasado, por culpa de la falta de nieve", señaló Cristòfol Pérez, director comercial de Gran Pallars. El único problema de estas fiestas ha sido, según Pérez, la incertidumbre que ha planteado la climatología. "Como ha sido una Navidad sin anticiclón, nos hemos encontrado con que la gente no se ha animado a venir hasta el último momento", explicó el directivo de PortAiné y Espot Esquí (Pallars Sobirà).
Con su restaurante, el Esquiró de Vaquèira, lleno hasta la bandera, Manel Gil, presidente del Gremio de Hostelería del Vall d'Aran, añade otra objeción: los clientes, a pesar de haber acudido masivamente al Pirineo, han ajustado sus presupuestos. "Seguimos recibiendo a gente con mucho dinero, que gasta igual que antes, pero cada vez hay más clientes que renuncian a la botella de vino o que optan por comer un menú, en lugar de pedir a la carta", indicó Gil.
Sea como fuere, "si sigue habiendo nieve, como la que hay ahora, podríamos tener unos carnavales bastante alegres", pronosticó Antoni Viló desde Vaquèira. Lo peor, comentó el empresario aranés, será después del puente de San José, a mediados del mes de marzo, que es cuando la gente empieza a marcharse a la playa.