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Internacionalización y profesionalización, claves para el futuro

Ante el reto de consolidar el pádel global

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El pádel encara una nueva etapa tras el boom de los últimos años: las palas buscan recuperar valor y confianza mientras las pistas siguen impulsando el crecimiento global del deporte. Con retos claros y oportunidades aún mayores, el sector se profesionaliza y se prepara para conquistar nuevos mercados sin perder de vista las lecciones del pasado.

El pádel sigue demostrando que no es una moda pasajera. Tras años de crecimiento vertiginoso, este deporte se ha asentado como un fenómeno internacional con proyección para décadas. Pero esa madurez no está exenta de retos: las palas han atravesado una necesaria etapa de ajuste tras el exceso post-pandemia, mientras que las pistas, verdaderos motores del crecimiento, continúan expandiéndose a un ritmo formidable en todo el mundo. La clave ahora es profesionalizar, planificar y capitalizar la oportunidad global sin repetir errores recientes.

Uno de los aspectos más paradójicos del mercado de las palas es que la práctica del pádel no ha dejado de crecer… pero las ventas no siempre han acompañado esa tendencia. En España, epicentro histórico del deporte, el número de jugadores se ha mantenido elevado incluso cuando parecía que ya había tocado techo. La práctica se ha estabilizado en cifras altas, con más clubes, más pistas y más torneos que nunca. Sin embargo, esa intensidad no se ha reflejado de forma lineal en la facturación de las marcas.

Después del boom desatado antes y después de la pandemia, cuando las palas se vendían a un ritmo frenético y el mercado se llenó de nuevos actores, llegó el inevitable ajuste. Los consumidores bajaron el ritmo y tiendas y marcas se quedaron con exceso de inventario. Ese sobrestock generó una espiral de descuentos y promociones que devaluó el producto y tensionó los márgenes de los fabricantes. Hoy, afortunadamente, el exceso de inventario está más controlado, aunque todavía queda trabajo por hacer, sobre todo en el canal retail. En muchas tiendas aún se acumulan productos de temporadas anteriores, obligando a mantener las promociones y afectando los márgenes.

El futuro es internacional

El mercado español sigue siendo crucial, pero ha llegado a un punto de madurez. Eso no es necesariamente malo: la base de jugadores y clubes es sólida, la práctica está bien asentada y sigue habiendo espacio para crecer a un ritmo moderado. Pero el auténtico motor de los próximos años está fuera de nuestras fronteras. La internacionalización ya no es una opción para las marcas, sino una necesidad para sostener el crecimiento.

Lo que hace apenas cinco años era una a asignatura pendiente se ha convertido en la gran oportunidad. Europa del Norte y del Sur, Oriente Medio, Asia y América Latina muestran crecimientos que en algunos casos superan el que tuvo España en sus primeras etapas. Y en esa expansión global, dos gigantes esperan: Estados Unidos y China. EE.UU. tiene un enorme potencial, aunque el pickeball, con su actual fiebre dorada, supone un competidor directo. En China, la enorme población compensa el alto coste de las instalaciones y el previsible proteccionismo que beneficiará a marcas locales. Ambos mercados son complejos, pero estratégicos.

Salir al exterior, eso sí, exige recursos y conocimiento. Las marcas que lo han hecho bien han invertido años en patrocinios, promoción y presencia local. Y es precisamente esa visión a largo plazo la que ahora empieza a dar frutos. En los próximos tres años, el éxito dependerá de quién se mueva más rápido para posicionarse antes de que las marcas locales ganen terreno.

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Profesionalizar y recuperar valor

El sector debe profesionalizarse para recuperar la confianza del consumidor y defender el valor del producto. En los últimos años los precios se desplomaron para dar salida al stock, acostumbrando al comprador a niveles que no reflejan la calidad real de las palas. A medida que el mercado se normaliza, las marcas tienen que volver a transmitir valor, apostar por canales más profesionales y evitar que el precio siga siendo el único argumento comercial. Eso pasa también por construir relaciones más sólidas con los clientes, mejorar la atención y ofrecer productos que justifiquen su precio. Y por ordenar la distribución: seleccionar mejor los canales, ajustar producción y evitar que se repita el caos de stock de los últimos años.

Un reto añadido es combatir las prácticas “poco elegantes” de algunos actores menores: productos de baja calidad, ventas paralelas sin control o retrasos injustificados en las nuevas colecciones. Todo esto socava la imagen del sector y dificulta la recuperación del valor percibido.

Cifras alentadoras

A pesar del bache, las cifras recientes son alentadoras. Según DATA PÁDEL, en 2024 las ventas mundiales de palas crecieron un 14,6%, con más de 4,5 millones de unidades vendidas en todo el mundo, un tercio en España. En términos de valor, el crecimiento fue del 16%. Y aunque el exceso de stock aún pesa en el retail, las marcas han ajustado su producción y la “mortalidad” de marcas menores está dejando espacio para los grandes. En este sentido, la concentración es cada vez mayor: en 2024, las 10 principales marcas ya acaparaban casi el 87% de las ventas mundiales de palas. Este fenómeno recuerda al mercado del tenis, dominado por apenas 5 o 6 marcas. Y como en el tenis, la selección natural parece inevitable: los fuertes se hacen más fuertes, y los pequeños tienen cada vez más difícil sobrevivir.

El impacto en las tiendas físicas y online

Este ajuste del mercado también ha transformado el comercio. Las tiendas físicas especializadas han sufrido especialmente la guerra de precios y el exceso de producto. Muchas han tenido que reinventarse, apostando por experiencias, servicios personalizados y talleres de test para atraer clientes que, en tiempos de descuento perpetuo, se habían volcado en el online.

Por su parte, las plataformas digitales, aunque han ganado cuota, también se han visto obligadas a mejorar su propuesta de valor. El consumidor ya no solo busca el mejor precio, sino confianza, disponibilidad y rapidez. La omnicanalidad es ahora un estándar: las tiendas que integran bien sus canales físicos y online son las que marcan la diferencia.

En mercados emergentes, las tiendas físicas son todavía claves para dar a conocer el producto. Allí, las marcas que han invertido en puntos de venta propios o en alianzas con distribuidores locales tienen una ventaja competitiva clara.

«Las palas han atravesado una necesaria etapa de ajuste tras el exceso post-pandemia, mientras que las pistas, verdaderos motores del crecimiento, continúan expandiéndose a un ritmo formidable en todo el mundo. uien sepa combinar profesionalidad, innovación y sensibilidad hacia las particularidades de cada mercado será quien lidere la nueva era de este deporte sin fronteras.»

Los nuevos hábitos del consumidor

El consumidor de pádel también ha cambiado. Juega tanto o más que antes, pero gasta con más cabeza. Tras los excesos de la pandemia, ha aprendido a comparar, a esperar ofertas y a buscar productos con una relación calidad-precio más equilibrada. Además, cada vez más jugadores valoran aspectos como la sostenibilidad, la innovación en materiales y el diseño personalizado. Las nuevas generaciones no se conforman con una pala funcional: quieren un producto que les represente. Por eso, las marcas que han invertido en storytelling y en propuestas diferenciales son las que están captando la atención.

Otro cambio importante: el gasto se reparte más. Muchos jugadores prefieren invertir en más horas de juego, viajes a torneos o en mejorar su experiencia en clubes premium antes que en acumular palas. Este nuevo patrón obliga a las marcas a adaptarse y diversificar su oferta.

Las pistas, verdadero motor del pádel

Si las palas miden la temperatura del mercado, las pistas son el verdadero motor de su crecimiento. En todo el mundo se siguen instalando pistas a un ritmo impresionante. En 2024, el mercado de las instalaciones se estabilizó respecto al crecimiento explosivo de 2021–2022, pero continúa expandiéndose, sobre todo en mercados internacionales. La demanda sigue superando la oferta, y no parece que esta dinámica vaya a invertirse a corto ni medio plazo.

Cada semana se instalan cientos de pistas en el mundo, lo que no solo genera negocio para los fabricantes e instaladores, sino que garantiza el futuro del deporte. A diferencia de la etapa inicial, cuando las pistas se instalaban casi como reclamo para dar a conocer el pádel, ahora son respuesta a una demanda real y consolidada.

La cooperación entre fabricantes e instaladores ha sido clave para mantener un mercado sano. Gracias a asociaciones como el Clúster Internacional del Pádel, se han establecido estándares de calidad y estrategias comunes que han evitado los errores cometidos en otros segmentos. Mientras la demanda se mantenga alta, este espíritu colaborativo parece garantizado.

Un desafío clave para las instalaciones es la calidad. La adopción de normas como la UNE 147.201:2024 (y su futura versión ISO) garantizará seguridad y fiabilidad, frenará la competencia desleal y dará confianza a inversores y jugadores. La durabilidad, la incorporación de materiales reciclados y energías renovables, y la mejora de los procesos de fabricación se han convertido en requisitos fundamentales.

Las empresas que innoven en diseño, sostenibilidad y adaptabilidad a las normativas locales serán las que lideren. El sector está entendiendo que no basta con instalar más pistas, sino que deben ser mejores y más sostenibles.

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Un futuro prometedor

Aunque el ritmo de crecimiento se ha moderado en algunos lugares, las perspectivas son muy positivas. Según el Global Padel Report de Playtomic y Deloitte, para 2027 podría haber 85.000 pistas en todo el mundo, más del doble que en 2023. Esa cifra habla de negocio para todos los eslabones de la cadena.

El interés de grandes fondos de inversión confirma que el pádel no es una burbuja, sino una industria global con recorrido. A medida que el deporte se afiance en mercados clave, podrían aparecer nuevas empresas de perfil multinacional, fruto de fusiones y alianzas, gestionadas por grandes grupos y listas para operar en todo el planeta.

El pádel ya no es solo un fenómeno español; es una industria global que evoluciona, madura y aprende de sus errores. Para los fabricantes de palas y de pistas, la clave está en diferenciarse, adaptarse y anticiparse a los cambios. Calidad, estrategia y visión a largo plazo serán determinantes para mantenerse competitivos en un mercado que no deja de crecer.

En definitiva, el pádel afronta su próxima década con retos claros y oportunidades aún mayores. Quien sepa combinar profesionalidad, innovación y sensibilidad hacia las particularidades de cada mercado será quien lidere la nueva era de este deporte sin fronteras. Porque el pádel ya no es simplemente un juego: es una industria global en movimiento.

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