Lengua electrónica que imita el gusto

Se está desarrollando en Texas, con la participación de Jeroni Morey, catedrático de la Universidad de las Islas Baleares, una lengua electrónica. Se pretende crear un artefacto biónico con la capacidad de identificar sabores, a imagen y semejanza del órgano gustativo de los mamíferos. Sus utilidades son infinitas, pero ahora se apunta a analizar las muestras de vino y agua.

Se está desarrollando en Texas, con la participación de Jeroni Morey, catedrático de la Universidad de las Islas Baleares, una lengua electrónica. Se pretende crear un artefacto biónico con la capacidad de identificar sabores, a imagen y semejanza del órgano gustativo de los mamíferos. Sus utilidades son infinitas, pero ahora se apunta a analizar las muestras de vino y agua.

J. M. Sarriegui autor de la información publicada en El País del 24 de julio transcribe palabras de Morel: "el dispositivo consiste en un microchip de silicio sobre el que se perforan unos minúsculos pozos del tamaño de fracciones de milímetro, que son luego recubiertos con una resina de polietileno; dentro de cada microcavidad se introduce una determinada molécula (receptor) capaz de interactuar con otras procedentes del exterior (substratos); asi como un ácido base asociado (indicador) destinado a producir unas coloraciones que servirán para identificar los componentes de la substancia que ha entrado en contacto con la lengua electrónica".

El objetivo primario es analizar muestras de vino, agua y licores, evitando de esta manera fraudes en la denominación de origen de los vinos y analizando la calidad del agua. La cantidad de muestras que pueda analizar la lengua electrónica depende del número de receptores que se hayan colocado en el interior de los pozos. Un vinicultor podrá, de esta forma tener un control total sobre su denominación de origen.

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