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Promueven el uso del control biológico ligado al auge de la biodiversidad

Más del 70% de los agricultores dispone de plantas auxiliares en el interior de sus invernaderos

Redacción Interempresas27/08/2025

Concluye el proyecto GO BIOFUN, tras casi dos años de duración, liderado por Coexphal, en colaboración con la Fundación Grupo Cajamar, Vicasol y Coprohníjar, que ha servido para caracterizar la biodiversidad presente en el interior de los invernaderos. En el marco de esta iniciativa, se realizaron encuestas que han revelado que el 73% de los agricultores dispone de biodiversidad en el interior de sus invernaderos.

Imagen de la plantación de setos vegetales perimetrales para acoger fauna auxiliar beneficiosa

Imagen de la plantación de setos vegetales perimetrales para acoger fauna auxiliar beneficiosa.

El proyecto ‘Diversidad Funcional sin Virus en Cultivos Protegidos’ (GO BIOFUN), liderado por Coexphal, en colaboración con la Fundación Grupo Cajamar y las cooperativas Coprohníjar y Vicasol, acaba de culminar su desarrollo, previsto entre diciembre de 2023 y junio de 2025.

El objetivo principal del mismo ha sido conjugar el fomento del control biológico por conservación en el interior de los invernaderos con el incremento de una biodiversidad de flora y fauna funcional, que no suponga un riesgo para el desarrollo de enfermedades principalmente víricas en los cultivos hortofrutícolas.

La intensificación de la agricultura de las últimas décadas ha dado lugar a una importante reducción de la biodiversidad y a la simplificación del paisaje en zonas agrícolas. El monocultivo, el incremento de tamaño de las parcelas de cultivo, la reducción de las zonas con vegetación natural y el aumento en el uso de productos fitosanitarios han sido algunas de las principales causas responsables de la pérdida de biodiversidad y de la reducción de la complejidad del paisaje agrícola en Europa y en el resto del mundo.

Así lo explica la Red de la Política Agrícola Común (PAC) de la UE, así como los coordinadores técnicos del proyecto, la Fundación Grupo Cajamar, a través de sus respectivas webs.

En el caso de la agricultura intensiva, el monocultivo, la concentración y proximidad entre invernaderos, entre otros factores, configura un ecosistema muy vulnerable al ataque de plagas y enfermedades, con consecuencias negativas para el medioambiente y la biodiversidad, aparte de la pérdida de rentabilidad de los cultivos. Tal y como ha sido concebida espacialmente, no deja mucho espacio a la instalación de infraestructuras ecológicas, pero muchos estudios han destacado las ventajas que tiene la vegetación cercana a los cultivos en zonas agrícolas, como es el incremento y diversidad de insectos beneficiosos que ayudan en la regulación de las poblaciones de insectos fitófagos que causan daños en los cultivos o la conservación de enemigos naturales a partir de los que se produce la colonización de los cultivos, pero es necesario mirar hacia el interior de los invernaderos para aumentar la superficie dedicada a la biodiversidad.

La introducción de plantas reservorios en el interior de los invernaderos es una práctica que lleva ya varios años desarrollándose de forma paralela a la implantación de las prácticas de control biológico, restringida a unas pocas especies vegetales que suponen un soporte para el desarrollo de enemigos naturales de las plagas en un sistema de cultivo con control biológicos de las plagas o como una fuente de alimento para la fauna auxiliar.

El uso de estas plantas reservorio está cada vez más extendido pero a su vez más distorsionado ya que, aunque sólo se tiene un conocimiento profundo de unas pocas especies vegetales y sólo en cuanto a su capacidad de actuar como fuente de alimento y reservorio de enemigos naturales, se está interpretando como aceptable la introducción de numerosas especies vegetales no controladas, incluso el no control de cualquier tipo de planta que pueda crecer en el invernadero, sin conocer ni sus beneficios ni sus riesgos en cuanto a la entrada de otras enfermedades víricas de otra naturaleza. Por ello, es necesario determinar un conjunto de especies vegetales funcionales que sean fuente de alimento, con floración escalonada y reservorio a la fauna auxiliar, que a su vez no sean un reservorio de virus, u otras enfermedades contribuyendo a lograr un control biológico más eficaz, obteniendo una producción más sostenible y libre de residuos.

El objetivo del grupo operativo Biofun ha sido promover el control biológico por conservación en el interior de los invernaderos mediante el fomento...
El objetivo del grupo operativo Biofun ha sido promover el control biológico por conservación en el interior de los invernaderos mediante el fomento de biodiversidad funcional.

Comercio global y cambio climático

En un contexto marcado por el comercio global y el cambio climático, el sector agroalimentario se enfrenta a la llegada de nuevas plagas, así como a la persistencia de las ya habituales durante todo el ciclo de cultivo. Con una disponibilidad cada vez más limitada de materias activas, el control biológico es la herramienta de control natural más sostenible a largo plazo.

Por todo ello, incrementar la biodiversidad en los agroecosistemas, tanto en el exterior como en el interior de los invernaderos, es una estrategia imprescindible para reducir la necesidad de utilizar productos fitosanitarios para el control de las plagas.

En este sentido, las plantas auxiliares favorecen la presencia de insectos beneficiosos, proporcionándoles refugio y alimento en forma de néctar floral o extrafloral, polen, presas y huéspedes alternativos cuando hay escasez en el cultivo principal. De este modo, facilitan la colonización del cultivo principal y el control natural de las plagas. Es importante que las plantas auxiliares no sean hospedantes y fuente de inóculo de enfermedades víricas, destaca el equipo de la Fundación Grupo Cajamar que coordina GO BIOFUN, liderado por Corpus Pérez, junto a David Erik Meca y Dolores Buendía.

Los investigadores recuerdan que la introducción de biodiversidad en el interior de los invernaderos es una práctica que lleva varios años desarrollándose de forma paralela a la implantación de las prácticas de control biológico, pero restringida a unas pocas especies vegetales o incluso aquellas plantas que puedan crecer en el invernadero, sin conocer ni sus beneficios ni sus riesgos en cuanto a su capacidad de actuar como fuente de alimento y reservorio de enemigos o como entrada de otras enfermedades víricas.

Entre las tareas desarrolladas por GO BIOFUN destaca la caracterización de la biodiversidad presente en el interior de los invernaderos. Para ello, durante un periodo de tres meses, al inicio del proyecto, se realizaron 82 encuestas a agricultores de diferentes perfiles, edades y cultivos (pimiento, tomate, pepino, calabacín y sandía, entre otros). Gracias a este ‘feedback’, se recopilaron datos sobre:

  • Experiencia en control biológico y control biológico por conservación.
  • Diversidad vegetal: tipos de plantas auxiliares y arvenses presentes en el interior de las explotaciones.
  • Gestión y mantenimiento de las plantas auxiliares tras finalizar el ciclo de cultivo.
  • Comercialización y características de las explotaciones.

Los resultados ofrecen una base representativa y cualitativamente significativa para identificar la biodiversidad que se encuentra en el interior de los invernaderos. Entre las conclusiones de las encuestas destaca que la biodiversidad en el interior de los invernaderos es amplia, aunque está compuesta principalmente por cinco especies vegetales comerciales: Lobularia marítima, Hordeum vulgare, Foeniculum vulgare, Helianthus annuus y Achillea millefolium; por otro lado, más de la mitad de los agricultores mantiene los enemigos naturales al finalizar el cultivo, con el objetivo de mantener los enemigos naturales para el próximo cultivo, pero sin saber si son o no reservorio de enfermedades víricas.

Datos de las encuestas

Todos los encuestados realizan control biológico como estrategia más natural para el control de plagas y el 73% dispone de biodiversidad en el interior de sus invernaderos desde hace tiempo (entre 3 y 16 años o más). No obstante, hay un pequeño grupo (13%) que ha comenzado recientemente.

En cuanto a las diferentes especies vegetales que introducen en el invernadero como biodiversidad funcional, se observa una amplia gama, 22 en total. Lobularia marítima (Aliso de mar) es la especie más representativa, con un 34% de los casos, seguido de Hordeum vulgare (cebada) con un 13,6%, Foeniculum vulgare (Hinojo) con un 7,7%, y girasol (Helianthus annuus) con el 6,8%. Otras especies como Milenrama (Achillea millefolium) y maíz (Zea mays) alcanzan porcentajes del 5,1%. El resto de especies representan valores inferiores a 3,5%, como Astericus maritimus (Margarita playera), Coriandrum sativum (Cilantro), Limonium sinuatum (Siempre viva azul), entre otras.

En el interior de los invernaderos, ya sea junto al cultivo principal, entre plantas auxiliares o en zonas de pasillos y bandas, es común encontrar especies que nacen de forma espontánea. Entre ellas, destacan Sonchus oleraceus (Cerraja) y Chenopodium album (Cenizo), presentes en el 23,2% y 22% de los casos, y Dittrichia viscosa con el 27,4% del total. En conjunto, estas tres especies concentran más del 70% de las plantas arvenses.

Tras finalizar el cultivo principal, el 55% de los encuestados indicó que mantenía las plantas auxiliares en el invernadero. Entre ellos, la especie más destacada es Lobularia maritima con el 35% de los casos. En menor proporción, se mantienen Foeniculum vulgare (Hinojo), Achillea millefolium (Milenrama), Helianthus annuus (Girasol), Coriandrum sativum (Cilantro) y Hordeum vulgare (Cebada), entre otras.

El proyecto GO BIOFUN ha realizado otras tareas como la identificación de numerosas especies candidatas a formar parte de la biodiversidad funcional en el interior de los invernaderos con efecto beneficioso para el control biológico y sin representar un riesgo como reservorio de virus. Una vez analizada la información, está prevista la difusión de estos resultados en beneficio de los productores.

Imagen de la primera reunión del proyecto Horticultura Viva
Imagen de la primera reunión del proyecto Horticultura Viva.

Continuidad con Horticultura Viva

La preocupación por el posible auge de las plagas es un asunto fundamental para el sector hortofrutícola, más aún, tras una campaña, la 2024/2025 en la que se ha incrementado la incidencia de trips, de ahí que todos los agentes relacionados con la producción y la comercialización de frutas y hortalizas coinciden en la necesidad de no bajar la guardia de cara al futuro.

En ese sentido, el proyecto Horticultura Viva, de la Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas, APROA, que está coordinado por el Centro de Innovación Tecnológica (CIT) de Coexphal, se desarrollará entre septiembre de 2024 y diciembre de 2028. Entre los objetivos prioritarios de la iniciativa, destaca el demostrar y promover -de forma participativa, con agricultores y técnicos- los beneficios conjuntos del control biológico y el empleo de la biodiversidad, como los setos perimetrales y plantas auxiliares en el interior de los invernaderos, que ofrecen la mejor garantía y rentabilidad frente a plagas de difícil control, donde las opciones con plaguicidas químicos son reducidas o prácticamente inexistentes.

El proyecto se financia a través del Programa Operativo de las 14 OPFH de APROA que participan en él: Biosabor, Biosol Portocarrero, CASI, Costa de Níjar, Costa Ejido, Dunamar, Duniagro, Ejidomar, Indasol, Inver, Las Hortichuelas, Murgiverde, Nature Choice y Vicasol. También forman parte del proyecto el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria (IFAPA)Bioline Iberia.

Horticultura Viva, coordinado por el director de I+D del CIT COEX, Eduardo Crisol, es un proyecto participativo y aplicado que busca ayudar a desarrollar y mejorar las estrategias de control biológico de plagas de cultivos de invernadero que están resultando difíciles de combatir como el Thrips parvispinus o el pulgón. Además, permitirá mejorar la sostenibilidad de los sistemas de producción hortícola en invernadero mediante el control biológico y la biodiversidad.

EMPRESAS O ENTIDADES RELACIONADAS
Cajamar Caja Rural
Coprohníjar, S.C.A.
Vicasol, S.C.A.
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